Hay mucha tela para cortar parte 2


Hay mucha tela para cortar parte 2

Autor: Paulo Arieu

Continúo con la reflexión del artículo anterior «hay mucha tela para cortar.»

I. Introducción:

Durante el período del Nuevo Reino, el poder del Faraón era soberano y no sobrepasado por ninguna nación contemporánea. Su dominio, a veces, se extendía tan lejos como el Eúfrates. La aparición de Moisés en, la corte real, demandando la puesta en libertad de su pueblo de Israel, significaba un desafío al poder del Faraón. Veremos en este artículo algunas enseñanzas posibles respecto de la vara de Moisés y sus objeciones para servir a Dios.

II. Moisés y el Pentateuco

    Moisés, considerado tradicionalmente el autor del Pentateuco (mármol deMiguel Ángel Buonarotti).

Pentateuco: (Gr. «pentateujos», «que consiste de cinco rollos»). Tradicionalmente se ha atribuido a Moisés la composición de los Cinco Libros. Así lo admitieron desde tiempos remotos los judíos, y de la misma forma lo admitieron los primeros cristianos. De ser cierto esto situaría su escritura hacia el siglo XV a. C. aproximadamente. Este hecho comenzó, sin embargo, a ser puesta en duda a partir del siglo XVII d.C., con la Ilustración, y ya para el XVIII había un muy fuerte movimiento “antimosaico” que cuestionaba la autoría de Moisés.

El contenido del primer libro del Pentateuco fue plasmado por Moisés en base a la tradición oral y escrita anterior, todo ello conducido por la inspiración del Espíritu Santo. Moisés fue testigo ocular de los hechos consignados en los cuatro libros siguientes. La escritura era conocida ya mucho tiempo antes de Moisés. En base a la cronología convencional, en el cuarto milenio a.C. los sumerios y Babilonia se servían de caracteres cuneiformes, y los egipcios empleaban jeroglíficos.

Las ruinas de Ebla han dado miles de tablillas cuneiformes anteriores a la época de Abraham.

Alta critica

Alta crítica es el nombre dado a los estudios críticos de la Biblia que buscan investigar su origen literario. Es habitual denominarla también como Método histórico-crítico (o crítico-histórico), Crítica mayor, Crítica histórica o Crítica radical. En contraste a la Alta crítica existe la Baja crítica que se enfoca en el estudio de los autores de los textos bíblicos, su proceso de formación editorial, su transmisión histórica y el contexto de formación (el denominado Sitz im Leben). Las metodologías de ambas, se aplica también a otros ámbitos de estudio de fuentes documentales; porque la alta crítica utiliza los mismos métodos científicos que se utilizan para estudiar el origen de los textos literarios antiguos. No se limita por tanto necesariamente la escriturística, sino que se emplea sobre cualquier manuscrito antiguo, medieval o incluso moderno, y también sobre los textos impresos, especialmente los incunables, y de hecho, en teoría, sobre cualquier tipo de soporte de un documento. En general, se aplica especialmente a todos aquellos cuya versión original difiere de las posteriores o, como ocurre en la mayor parte de las fuentes primarias de la Antigüedad, se ha perdido y se pretende reconstruir mediante diferentes procedimientos de análisis de las diferencias y su explicación genealógica. Incluso puede aplicarse a autores que no escribieron textos, sino que hicieron un magisterio oral (Sócrates#El problema de las fuentes). La Alta crítica, sea bíblica, clásica, bizantina o medieval, se enfoca en la fuente de un documento para determinar quién lo escribió, cuándo y dónde fue escrito.

La denominada «Alta Crítica» niega que Moisés sea el autor del Pentateuco. Para apoyar esta hipótesis, se citan algunos versículos, mediante los cuales se pretende justificar que se hace alusión a una época posterior a Moisés:  (a) Gn. 12:6 ; (b)  Gn. 14:14 ; (c) En Gn. 36:31  ; (d) Dt. 1:1 ; (e) Dt. 35:5-12  ;

Hipótesis  de Wellhausen, erudito alemán de la segunda mitad del siglo XIX.  

(a) Alternancia de los nombres Elohim y Yahweh para designar a Dios en   sucesivas secciones.
(b) Continuidad de cada pretendido documento examinado aisladamente.
(c) Diversidad de estilo, de vocabulario y de ideas en los diferentes documentos.
(d) Dobletes, o pretendidos relatos contradictorios, indicadores de documentos distintos. La hipótesis en cuestión, nacida de una simple suposición, ha sufrido, de parte de los críticos mismos, numerosas modificaciones que tratan  de resolver los problemas que ella misma ha suscitado.

En la actualidad se pretende poder discernir los principales documentos que se mencionarán, y que hubieran sido utilizados para redactar el Pentateuco (aunque los críticos están bien lejos de concordar entre sí sobre una gran cantidad de puntos).

(a) El autor que recibe el nombre de J (Jehovista o Yahwista, por dar a Dios el nombre de Yahweh) habría vivido en Judá alrededor del año 950-850 a.C. Hay críticos que dividen aún más esta «fuente», dando J’ y J,.
(b) El autor E (Elohísta, por dar a Dios el nombre de Elohim), se situaría hacia el año 750 a.C.
(c) Después de la caída de Samaria, un «redactor» JE habría combinado J y E  añadiendo de su cosecha.
(d) El documento D comprendería la mayor parte de Deuteronomio. Éste sería el libro de la Ley «redescubierto» en el Templo, bajo Josías, el año 621 a.C. (2  R. 22:23).
(e) H (de Holiness, inglés para santidad), es el nombre del «Código de  Santidad» (Lv. 17-26), que trata de la pureza ceremonial; los críticos debaten  si debe ser situado antes o después de Ezequiel.
(f) P (de Priestly, inglés para sacerdotal), el llamado código sacerdotal, que habría sido redactado por los sacerdotes después del exilio, y que habría sido leído a la muchedumbre por Esdras (atribuyéndolo a Moisés) hacia el año 398 a.C.
(g) Finalmente, uno o varios recopiladores habrían amalgamado todos estos heterogéneos componentes para producir el actual Pentateuco. Así, en palabras de los exponentes de esta postura: «al inicio del siglo II a.C., la ley formaba un todo completo, no suponiendo nadie, de una manera verosímil, su carácter compuesto. No nos arriesgamos si fijamos la fecha de su finalización en alrededor del s. 300 a.C.»

Refutación:

No faltan argumentos para mostrar la carencia de base e inverosimilitud de esta torre de hipótesis montada sobre hipótesis y lo alejado que está este esquema de los hechos.

(a) Esta hipótesis implica la negación de la veracidad del AT en su práctica totalidad. No afecta solamente a detalles ocasionales o a ínfimas inexactitudes. El mismo Wellhausen lo reconoció así.
(b) Se pretende que la Ley no llegó a constituir un todo completo hasta el inicio del siglo II a.C.; sin embargo, la versión LXX es la traducción griega del AT desde mediados del siglo III a.C., comenzando, desde luego, por el Pentateuco. Es insostenible la pretensión de que la redacción del Pentateuco hubiera estado apenas acabada sin que sus ilustres traductores conocieran este hecho.
(c) El descubrimiento por parte de los «críticos» de tal multitud de «fuentes» para nuestro texto actual se remonta a 100 o 200 años como máximo (y vale la pena hacer constar que estos «descubrimientos» se han basado en un escepticismo previo de los «investigadores», y no al revés). Estos «críticos» deberían dar respuesta satisfactoria al hecho de que los judíos, tan estrictamente conservadores y tan leales a la persona y obra de Moisés, no se hubieran dado cuenta de que se le atribuía la paternidad de tantos documentos falsos, y de cómo llegaron a aceptar, sin protestar vehementemente, la imposición de todos estos diferentes cuerpos legislativos, con todas sus múltiples exigencias, y ello apelando falsamente al nombre de Moisés.

En este contexto se pueden citar unos extractos del ya citado Eichhorn, que fue un célebre erudito racionalista alemán, no creyente en absoluto en la inspiración, pero que escribió lo siguiente acerca del tema de la pretendida falsificación de la historia bíblica:

c.1) «No surgen de la inventiva de un falsificador individual. Todo aquel que esté dotado de un conocimiento adecuado y que investigue con imparcialidad la cuestión de si los escritos del AT son genuinos tendrá que dar  forzosamente una respuesta afirmativa. Ningún engañador hubiera podido  falsificarlos todos. Esto es lo que proclama cada página del AT.

°Qué variedad de lenguaje y de expresión! Isaías no escribe como Moisés, ni Jeremías como Ezequiel; y entre éstos y cada uno de los profetas menores hay puesta una gran sima que no se puede pasar. El edificio gramatical del lenguaje de Moisés presenta mucho que es singular; en el libro de los Jueces aparecen provincialismos y barbarismos. Isaías se expresa en palabras ya formadas en una nueva forma; Jeremías y Ezequiel están repletos de   arameismos.

Recapitulando, cuando se pasa de escritores asignados a una época temprana a escritores de una época posterior, se halla en el lenguaje un declinar gradual, hasta que finalmente degenera en una mera forma de expresión aramea.

Vienen a continuación las discrepancias en el círculo de las ideas y de las imágenes. Los instrumentos de cuerda suenan fuerte cuando son tañidos por Moisés e Isaías; el tono es suave cuando es David quien los toca. La musa de Salomón brilla con todo el esplendor de una corte de gran lujo; pero su hermana, en hábitos sencillos, va vagando, como David, entre los arroyos y las riberas, en los campos y entre los rebaños. Hay poetas originales, como Isaías, Joel, Habacuc; otro copia, como Ezequiel. Uno se lanza al camino solitario del genio; otro se desliza por el camino que sus predecesores han dejado marcado. De uno destellan rayos de erudición, en tanto que su compañero no da evidencias de haber sido influenciado por una sola chispa de literatura. En los escritores más antiguos se transparenta claramente el colorido egipcio; en sus sucesores se van haciendo más y más pálidos, hasta que desaparecen.

«Finalmente, se da, en maneras y costumbres, la más fina de las gradaciones. Al principio, todo es sencillo y natural, como lo que se puede apreciar en Homero, y entre los árabes beduinos hasta el día de hoy; pero esta noble simplicidad va perdiéndose gradualmente hacia el lujo y afeminamiento,    desapareciendo al final en la espléndida corte de Salomón.»

No se da en lugar alguno un salto repentino; en todo lugar el progreso es gradual. Nadie sino los ignorantes y los escépticos inconscientes pueden    imaginar que el AT haya sido falsificado por un engañador.

c.2) «No son (los escritos del AT) el invento de muchos engañadores.»Pero alguien podría replicar: ‘Quizá muchos falsificadores hicieron causa común y, en una misma época, en algún período posterior, prepararon los libros en cuestión.’ Pero ¿cómo hubieran podido de una manera tan totalmente acorde con el progreso del entendimiento humano?

Y, ¿cómo hubiera sido posible, en tiempos posteriores, recrear el lenguaje de Moisés? Esto va más allá de la capacidad humana.

Finalmente, un escritor presupone la existencia de otro. No hubieran podido haber surgido al mismo tiempo; tienen que haber existido en sucesión.Entonces se podrá aún objetar:

‘Es posible que tales falsarios surgieran en tiempos distintos, y que fueran prosiguiendo hacia adelante en la introducción de libros supuestamente antiguos, desde allí donde se habían detenido sus engañosos predecesores. Es de esta manera que se podrían explicar todas las referencias a anteriores escritores; de esta manera podemos explicar la notable gradación existente en todas sus partes.’

«Pero, en primer lugar, ¿cómo es posible que nadie hubiera descubierto el fraude, denunciándolo, y poniendo una marca de infamia sobre el falsificador, a fin de que la posteridad quedara libre de todo daño? ¿Cómo    podía ser una nación engañada con frecuencia y en diferentes períodos?

En segundo lugar, ¿qué propósito podía tener un tal engañador? ¿Acaso el de hacer una eulogias de la nación hebrea? En tal caso sus eulogias son las más duras de las sátiras porque, en base al AT, la nación hebrea ha actuado de una manera degradante. ¿Acaso quería degradarlos? En tal caso, ¿cómo consiguió imponer sus falsos libros sobre la misma nación a la que difamaba, y cuya historia de derrota y humillación bajo poderes extranjeros es relatada en palabras claras y duras?»

A esto se debe añadir el capital reconocimiento que hacen todos los autores del AT y del NT, así como el mismo Señor Jesús, de la mosaicidad de los primeros libros de la Biblia. En base a las pretensiones de la llamada crítica moderna, todos estaban equivocados y sometidos a una serie de prejuicios que sólo el  escepticismo moderno ha podido superar.

(d) El Pentateuco Samaritano representa un texto que, según se cree, fue llevado a Samaria después de la deportación de las diez tribus (722 a.C.), en la época de la construcción del templo del monte Gerizim (2 R. 17:28). Otra antigua tradición afirma incluso que se trata de una copia conservada en el reino del norte a partir del reino de Roboam.

Sin embargo, el Pentateuco Samaritano (aparte de algunas diferencias textuales de muy pequeña extensión) es el mismo que el de la LXX y de los Masoretas; fue redactado mucho antes de lo que aceptan los críticos, derrumbándose con ello todas sus teorías acerca de las fechas de redacción.

Sería muy inverosímil pretender que los samaritanos, violentamente hostiles a los judíos, hubieran aceptado más adelante en su historia todo el código de leyes de manos de sus enemigos declarados.

(e) Un argumento que presenta el erudito conservador Alfred Edersheim sosteniendo la antigüedad del Pentateuco es como sigue:

«Los más superficialmente familiarizados con la moderna controversia teológica son conscientes de que ciertos opositores de la Biblia han dirigido, de manera especial, sus ataques contra la antigüedad del Pentateuco, aunque no han llegado aún a un acuerdo entre ellos mismos acerca de qué partes del Pentateuco fueron escritas por diferentes autores, ni por cuántos, ni por quiénes, ni en qué épocas, ni cuándo, ni por quién fueron finalmente recogidas en un solo libro.

Ahora bien, lo que nosotros alegamos en relación con ello es: que la legislación del Pentateuco presenta evidencias de su redacción antes de que el pueblo estuviera establecido en Palestina. Llegamos a esta conclusión de la siguiente manera:

Supongamos que un código de leyes e instituciones sea preparado por un legislador práctico (porque es indudable que estaban en vigor en Israel): mantenemos que ningún legislador humano hubiera podido ordenar un sistema para una nación ya establecida tal y como el que hallamos en el Pentateuco. El mundo ha visto muchas constituciones especulativas de la sociedad preparadas por filósofos y teóricos, de Platón a Rousseau y Owen.

Ninguna de ellas hubiera podido haberse adecuado a un estado de una sociedad ya establecida. Además, ningún filósofo hubiera jamás imaginado ni pensado leyes tales como las dadas en el Pentateuco. Seleccionando sólo unas pocas, casi al azar, hagamos que el lector piense en aplicar (a Inglaterra por ejemplo) disposiciones tales como la de que todos los varones tenían que comparecer tres veces al año en el lugar que el Señor eligiera, o las relacionadas con los años sabáticos o del Jubileo, o las que tratan de las esquinas de los campos, o las que prohiben la toma de usura, o las relacionadas con las ciudades levíticas. Entonces que cada uno medite con seriedad si tales instrucciones hubieran podido ser propuestas por vez primera en la época de David, de Ezequías o de Esdras.

Cuanto más se piensa en el espíritu y en los detalles de la legislación mosaica, más crece nuestra convicción de que estas leyes e instituciones sólo hubieran podido ser introducidas antes de que el pueblo se estableciera realmente en la tierra. Hasta allí donde se sepa, esta línea argumental no ha sido propuesta; sin embargo, parece necesario que nuestros oponentes confronten esta dificultad preliminar y, pensamos, insuperable, que se enfrenta a su teoría, antes que se nos pida que demos respuesta a sus objeciones críticas»

Por su parte, Darby apostilla:

«Raras veces se ha propuesto algo tan absurdo como que Josías o Hulda no sólo persuadieran a toda una nación a la aceptación de un sistema nuevo, como ya ha sucedido a lo largo de la Historia, sino que además les hicieran creer que ellos y sus antepasados siempre habían vivido bajo este sistema desde los tiempos inmemoriales de Moisés.»

(f) Otro problema irresuelto por la tesis de Wellhausen es el del libro de   Josué. Los críticos pretenden hallar en él, como en el Pentateuco, las  «fuentes» J. E. D. P., y creen que tiene que formar parte del mismo conjunto. En tal caso, se suscita la pregunta de por qué los samaritanos no lo adoptaron con el Pentateuco. Además, las alusiones de Josué al libro de la Ley (Jos.1:8; 8:31-32; 23:6) muestran con claridad que siempre ha formado una entidad  separada. Es así que los judíos lo han considerado siempre, habiéndole dado en  su canon un lugar bien diferenciado del de la «Ley». El término Pentateuco es equivalente a la expresión por la cual los judíos designaban «los cinco quintos de la Ley».

(g) El profesor R. Dick Wilson presenta sólidos argumentos ling¸Ìsticos en favor de la mosaicidad del Pentateuco. En tanto que se hallan   términos de origen persa en Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester y Daniel, no se halla ninguno en el Pentateuco (a pesar de que el pretendido «Código Sacerdotal» sea atribuido a Esdras). Por otra parte, el profesor A. S. Yahuda ha señalado numerosas pruebas de la influencia egipcia en el lenguaje y forma de pensar del Pentateuco, lo que sólo se explica si el autor es Moisés. Está claro que hay en estos cinco libros diferencias de expresión, que son fácilmente explicables por los temas tratados y por los documentos utilizados.

«No es científico rebuscar entre pasajes especiales, como las genealogías, los contratos solemnes, o las ordenanzas rituales, y agruparlos postulando un autor diferente, °bajo el pretexto de que el vocabulario utilizado es diferente!» (Manley, Nouveau Manuel de la Bible, p. 131).

(h) A lo largo de la Biblia, la revelación es progresiva. Es cierto que los salmistas y los profetas recibieron datos más precisos acerca de la salvación, del Mesías, del porvenir y del más allá. Pero se debe observar que en el llamado «protoevangelio» de Gn. 3:15 ya había implícito todo un contenido que después se desarrolla en las siguientes revelaciones de Dios al hombre:

h.1) la destrucción del poder de la serpiente,
h.2) por la simiente de la mujer. En realidad, este pasaje es una síntesis maestra de la obra maestra de salvación que iba a llevar a cabo Dios hecho hombre y nacido de una virgen sin intervención de padre alguno. Este hecho evidente de explicitación de las doctrinas es contradictorio con la atribución de una fecha tan tardía a los pretendidos «documentos».

(i) La existencia de las leyes e instituciones del Pentateuco en época temprana queda testificada por las numerosas alusiones que se hallan en los profetas más antiguos. Para no verse obligados a admitir que estas leyes e instituciones existían ya bien antes del siglo VIII a.C., se alega que estos pasajes han sido introducidos tardíamente, por interpolación en las obras proféticas auténticas; pero no se tiene ni una sola prueba genuina en favor de esta afirmación. Además, el examen de los libros de los profetas da evidencia de que estas alusiones al Pentateuco están ligadas de una manera indisoluble con su contexto, constituyendo una parte esencial del discurso de estos siervos de Dios.

(j) La hipótesis del origen tardío de las instituciones judías forma parte de una falsa concepción de la civilización antigua en la época de Moisés. La teoría de la evolución, que hoy en día es muy combatida, estaba en boga hace 125 años, e influenció una gran parte de la teología. Se creía que Moisés ignoraba el arte de la escritura, y que no tuvo a su disposición nada con lo que mantener registros escritos por sí mismo; sin embargo, se ha demostrado ya que la escritura estaba bien extendida en el mundo antiguo desde muchos siglos no sólo antes de Moisés, sino antes del mismo Abraham.

Se pensaba que era  imposible dar a tribus semisalvajes un código de leyes y un ritual tan elaborado como el del Pentateuco; por ello, se pretendía que todo lo que estuviera desarrollado desde el punto de vista social, legal, religioso y espiritual tenía que ser forzosamente tardío. Desde entonces, las modernas investigaciones históricas y arqueológicas han demostrado que tanto los babilonios como los egipcios, y otros reinos locales o de carácter regional, poseían una civilización, legislación y ritual sumamente detallados antes del surgimiento de Moisés. Es innegable que los israelitas tenían una plena capacidad para recibir en Sinaí las leyes y normas dadas por Dios por medio de Moisés.

Vino a recibir también una nueva revelación de un Dios que es Espíritu, santo, misericordioso, único, con el que la nación entró en una nueva relación por medio del Pacto. Así Moisés vino a ser el mediador del Pacto y el expositor de las grandes verdades de las que vino a ser depositario Israel para ser testigo de ellas a toda la humanidad.

Objeciones literarias a la teoría documental

Desde el punto de vista literario, se pueden aducir todavía algunas objeciones a la «teoría documental».

j.a) Es imposible diferenciar los documentos basándose estrictamente en el principio de que ciertos términos característicos denuncian distintos redactores. Consideremos, por ejemplo, el empleo de diferentes nombres de Dios (idea que engendró esta hipótesis). El término Yahveh (traducido como Jehová)  indicaría el documento J. Según esta teoría, este nombre, en Génesis, no debería estar en los documentos atribuidos a E y a P. Sin embargo, sí se halla (Gn. 5:29; 7:16; 14:22; 15:1, 2; 17:1; 20:18; 21:1 b, 33; 22:11, 14, 15, 16; 28:21).

Por otra parte, el nombre Elohim (Dios) no debería hallarse en el pretendido documento J; sin embargo, se halla allí (Gn. 3:1-5; 4:25; 6:2, 4;  7:9; 9:26, 27; 33:5, 11; 43:14, etc.). Ello para no hablar del frecuente uso que se hace de la combinación de ambos nombres: Jehová Dios (Gn. 2:5, y en total once veces en este solo capítulo). Estos ejemplos, extraídos sólo de Génesis, y que sólo tratan de dos términos característicos, son suficientes para anular este pretendido criterio.

Se intenta justificar la presencia de  estos casos suponiendo que el compilador los introdujo a propósito en el texto, o que los sacó de otro documento. Se argumenta en ocasiones que el redactor de J empleó «con discernimiento» el término Elohim (Dios), argumento que en realidad destruye la teoría de los documentos. En efecto, si el redactor se pudo servir a propósito de tal expresión, pudo haberla empleado voluntariamente cada vez. Esto es lo que afirman los defensores de la mosaicidad del Pentateuco.

Se puede afirmar que estas expresiones convienen al contexto y que están allí porque éste ha sido el designio del redactor. Elohim designa a Dios como Creador y sustentador del universo y dueño de todas las criaturas. Yahveh evoca al Dios de gracia y que se revela al hombre.  Por otra parte, es insostenible la pretensión de que «El»  y «Yah» fueran términos tardíos para referirse a la deidad. Hay evidencias claras del uso de estos nombres en descubrimientos arqueológicos de tabletas de arcilla escritas en cuneiforme de antes de la época de Abraham.

(j.b) El argumento de la continuidad que presenta cada documento por separado no resiste el examen.

j.b.1) Documento J: Se pretende que el relato que acaba en Gn. 4:25, 26 se reanudaría en 5:28 b, 29; 6:(1-4) 5-8; de allí, pasaría a 7:1-5. Así, J no daría más que unos fragmentos separados, ignorando totalmente el origen del arca. Se asigna también a J: Gn. 10:21, 25-30; 11(1-9), 28-30; 12:1-4 a. Pero, en tal caso ¿quiénes eran Taré, Harán y Abram? El relato no tiene nada de seguido.

j.b.2) Documento P: el redactor P es el supuesto expositor de la creación (Gn. 1:1-2:4 a); así, dice en el versículo 31 del capítulo 1: «vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera». Después, una vez establecida la genealogía de Adán (Gn. 5:1-28 a), P declara de repente: «Se corrompió la tierra delante de Dios» (Gn. 6:11). ¿Cómo se corrompió, si P desconoce el episodio de la caída? El relato de los inicios de la vida de Abram queda asimismo cortado en porciones.

En un texto atribuido a J, se atribuyen a P (¿por qué razones?) los siguientes versículos: Gn. 11:27, 31, 32; 12:4 b, 5; 13:6, 11 b, 12 a; 16:1 a, 3, 15, 16, 17. Los que creen en la mosaicidad del texto pueden, en cambio, demostrar la unidad del argumento, la ilación lógica de las ideas, el equilibrio de las partes, la gradación del relato. Lo que se afirma en este sentido es mucho más admisible que el inverosímil despiece en el que desemboca «el ejercicio de un ingenio mal dirigido» de los críticos.  Citando aún otro ejemplo a propósito de ello, Gn. 37 se convierte en un rompecabezas de 26 fragmentos, de los que tres no son más que un fragmento de versículo (°!). Sobran los comentarios.

(j.c) La teoría de los relatos paralelos, de estilos y por ello de autores diferentes, se muestra falsa, precisamente en el único caso en que puede ser controlada por pruebas externas. Se pretende que en el relato del diluvio aparece dos veces la descripción del cataclismo, en tres versículos sucesivos: «.. aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas» (Gn. 7:11, «documento P»); y «al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra… y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches» (Gn. 7:10 y 12, «documento J»).

Según se dice, habría aquí dos estilos diferentes: uno lleno de vida, de poesía; el otro árido, limitándose a informar de los hechos. Pero los  babilonios y los asirios nos han transmitido un relato del diluvio; comparándolo con el de Génesis, presenta las mismas repeticiones que se han pretendido como «relatos paralelos» cuando se trataba de Génesis; se encuentran las mismas variaciones de estilo en los pasajes correspondientes de la narración asirobabilónica. Así, las diferencias de estilo no constituyen ninguna dificultad para los que aceptan la paternidad mosaica del Pentateuco: la variedad de temas tratados comporta forzosamente las diversas maneras en que se tratan.

(j.d) Las pruebas externas anulan asimismo el argumento de las pretendidas contradicciones de los «paralelos». Según el «documento P», Dios advertiría a Noé de la inminencia de un diluvio de aguas (Gn. 6:17), pero no le revelaría sus causas: nieve, lluvia, o una ola de aguaje. En cambio, según el «documento   J», Dios habría advertido a Noé que entrara en el arca, porque siete días más tarde Él haría llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches (Gn. 7:4). Sin embargo, el relato asirio apoya aquí la estructura del hebreo: no se trata de dos relatos diferentes, sino de acontecimientos sucesivos.

En efecto, en el relato asirio, como en Génesis, el hombre es primero advertido que construya una nave para escapar a la muerte por las aguas; más tarde, en ambos casos, se precisa que el cataclismo vendrá en forma de lluvia. El relato de Génesis evidentemente no refleja una mera tradición transmitida por los hebreos, sino recogida por escrito bajo inspiración. Su sobriedad contrasta violentamente con el contenido del relato asirobabilónico. La postura que se basa sobre estas pretendidas contradicciones y diferencias de estilo, con el fin de asignar el texto a autores diversos, no resiste un examen detenido.

Respeto la erudición racionalista de la Alta Crítica en su intento de desmitificar las tradiciones cristianas, y su intento de inplementar el método científico para investigar los manuscritos biblicos. También valoro mucho el fundamentalismo bíblico en su celo apasionado a la hora de defender sus convicciones cristianas. Creo que este tema, sin desemerecerlo, es terreno de los eruditos mas que el de los sencillos adoradores de Jesús. Creo que las fuentes que Moisés utilizó para escribir inspirado por Dios el Pentateuco es un misterio que solo Dios conoce, en su eterna soberanía, omnisciente y omnipresente Persona.

Creo que el Pentateuco, está lleno de promesas gloriosas: vemos como Dios le prometió a Adán y Eva la redención, y también augustos hechos futuros a Noé, Abraham, Isaac y Jacob. Esto implica promesas que generan esperanzas, y es por ello que no se considera casual que el Pentateuco termine antes de la llegada de los judíos a la Tierra Prometida. Como libro de esperanza, deja las puertas abiertas a la imaginación, a la fe y a los fervores religiosos que se consumarán en los demás libros del Antiguo Testamento y para los cristianos, en la venida gloriosa de Jesús. Seguiremos a lo largo de este artículo con Moises, un modelo humano de la vida de nuestro Señor Jesucristo.

Importancia de Moisés

La importancia del autor del Pentateuco fue enorme para el judaísmo, y puede resumirse en tres actividades principales:

a) Política: La importancia política de Moisés estriba en el hecho de haber sido el adalid y conductor de la salida de la esclavitud y de la consecución de sus objetivos de libertad y unidad. El Éxodo y Moisés están indisolublemente unidos.

b) Religiosa: El papel religioso de Moisés no se conoce con certeza. Fue sin duda un patriarca, pero la novedad y originalidad de la religión judía no permite establecer con seguridad si fue un sacerdote, un profeta o un teólogo. Si bien la tradición yahvista hace retroceder la existencia de la religión judía hasta la mera creación del universo, parece indudable que se puede atribuir a Moisés el hecho de haber convencido a los judíos de adoptar a Yahvéh como Dios único y excluyente. Fue él quien convenció a sus contemporáneos de la existencia de un Pacto con un Dios que los había elegido y en quien podían confiar.

c) Legislativa: Las leyes imperativas que aún hoy siguen rigiendo la vida judía parecen ser obra de Moisés, lo que le ha valido el título de “Legislador”. Las leyes que componen la segunda parte del Deuteronomio se atribuyen a su pluma en el propio libro, explicándose que en la persona del patriarca confluyen la tradición religiosa, la administración de la Alianza con yahvéh y la autoridad sobre la ética y la moral. En el Éxodo (20-23) puede leerse el Código de la Alianza, compleja legislación que regula el Pacto entre la divinidad y el Hombre y que hoy, por muy buenas razones historiográficas y teológicas, la mayoría de los autores judíos y cristianos atribuye a la pluma de Moisés.

d) Sentido religioso: El Pentateuco es la base y la regulación de la vida judía, y así lo ha sido desde la propia fecha de su composición, porque explica las relaciones concretas de Dios con el mundo y el hombre. Toda persona puede encontrar en estos libros la explicación clara y simple de las razones de su existencia y su destino.

Desde el principio, los libros no solo se ocupan de responder pormenorizadamente a las preguntas que atormentan al hombre: ¿De dónde salió el mundo?,¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?, ¿Por qué sufrimos y porqué morimos?, sino que resuelve preguntas más técnicas y, si se quiere, más complejas, como los porqués de la relación única de Yahvéh con Israel, el Pacto, la justicia, la Ley y la tradición.

III. Que podemos aprender de los pretextos de Moisés al llamado de Dios a la luz de  «LA VARA DE MOISÉS» ?

Podemos decir que esta historia comienza cuando Dios le habló a Moisés desde el arbusto encendido, diciéndole que fuera y retara a Egipto, el imperio más grande en ese tiempo. Moisés dió a Dios cinco claras y concretas objeciones.

1) Primera objeción: Moisés presentó su primera objeción diciendo “¿Quién soy yo, para que vaya a Faraón, y saque de Egipto al pueblo de Israel?” (Ex. 3:11)

¿Qué posición tengo? ¿Qué autoridad? ¿Qué poder? … para realizar esta tarea. De inmediato se manifiesta la tendencia carnal de pensar que somos nosotros los que vamos a hacer la diferencia (por nuestros talentos, destrezas y conocimientos). A esta actitud carnal se le suma una segunda actitud, igualmente carnal, de que somos demasiado pequeños para que Dios nos pueda usar (problema de la autoestima).

En ocasiones, otras personas nos tratan de limitar [Nadie tenga en poco tu juventud – tu tarea, tu ministerio, tu llamado.] pero principalmente el enemigo nos seduce para que nosotros nos limitemos a nosotros mismos. La Biblia dice: “Piensa de ti con buen juicio, conforme a la medida de fe que te ha sido dada.” (Ro. 12:3) Todos tenemos una función dentro del cuerpo de Cristo y todas son importantes para Dios. No hay tal cosa como tareas grandes y tareas pequeñas.

Moisés no entendió, o no quiso entender, lo que Dios estaba diciendo:

  1. Entendió que Dios le pedía que él sacara a los israelitas de Egipto. Por tanto le respondió: ¿Quién soy yo?
  2. Dios le había dicho claramente a Moisés quién sacaría a los israelitas de Egipto, no somos nosotros, solo somos un vaso.  [Problema de poner la mirada en el vaso y no en el Alfarero.]
  3. Es Dios en nosotros. Nosotros somos el instrumento que Dios utiliza para manifestar su poder.

De hecho Dios le había dicho: “Y he descendido para librarlos de la mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa,…”(Ex. 3:8) Ya le había dicho claramente que era ÉL quién sacaría a los israelitas de Egipto.  Dios sabe que somos frágiles, él no espera que seamos perfectos, aunque el estándar es la perfección. Por tanto, Dios le responde: “Ciertamente yo estaré contigo, …” (Ex. 3:12). Dios le hace claro que el no estará solo – el Dios de los ejércitos estará con él en todo momento. ¿Qué significado tiene cuando tú le dices a tu hijo o a su hermano menor, no te preocupes yo estaré contigo? Significa yo te voy a cubrir en todo: no te faltará nada, nadie te podrá tocar. Cuánto más significado tiene el que Dios diga “Yo estaré contigo”. Sencillo, Moisés, Dios te guardará y nadie te podrá tocar – no importa cuán poderoso sea, ni aún faraón el rey de Egipto. A pesar de tus limitaciones, porque todos las tenemos, te usaré para sacar al pueblo de Egipto – tú completarás la obra. En el Nuevo Testamento Jesús nos hizo la promesa Yo estaré con ustedes hasta el fin – hasta que se complete la obra.” De manera que tenemos que aprender a confiar en la sabiduría y provisión de Dios.

b) Segunda objeción“He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros,” tal vez me digan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé?” (Ex. 3:13)

Moisés presenta una situación hipotética que se puede interpretar como una manifestación de su resistencia al llamado. En este momento Moisés presenta la objeción (excusa) de que no tiene suficiente conocimiento – ¿Si me preguntan tu nombre – no sé qué les voy a responder? ¿Era necesario que Moisés conociera el nombre de Dios para poder hacer su tarea? NO. Si lo hubiese sido, Dios se lo hubiera dicho.

De todos modos Dios le dice: “… Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.” Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: “El SEÑOR, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.” (Ex. 3:14-15).

La información que haría que los israelitas reaccionaran ya Dios se la había dado “El Dios de vuestros padres…(Ex. 3:6) y por esta razón se lo vuelve a repetir en su respuesta. El que te envía, es el Dios de los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob); los llamé a través de Abraham, los traje a Egipto con Jacob y los sacaré de aquí con Moisés. Este es el mejor referente. Sin embargo, para que lo sepas mi nombre es Jehová y por este nombre seré conocido por toda la eternidad.

c) Tercera objeción“Moisés respondió, y dijo: ¿Y si no me creen, ni escuchan mi voz? Porque quizá digan: “No se te ha aparecido el SEÑOR.” (Ex 4:1)

¿Hola, vive alguien allá arriba? ¿Hola, Moisés, estas escuchando? ¿Qué le sucede a Moisés? Ahora el argumento es – van a decir que estoy alucinando y que Dios no se me ha aparecido y por ende no me van a creer. Moisés presentó la situación hipotética más extrema que puedan asumir los israelitas – ellos van a decir que tú no te me has aparecido. Que contradicción; la segunda objeción fue, objetarán que no te me apareciste porque no sé tu nombre, ahora la objeción es que no me creerán porque no te me has aparecido. La argumentación de Moisés es inconstante y es una muestra de su confusión debido a su predisposición – está decidido a no aceptar el llamado.

Dios en su multiforme sabiduría, cambia radicalmente el eje de la conversación; de Moisés a un objeto inanimado (una vara seca y sin vida). Dios le responde “¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él respondió: Una vara. Entonces El dijo: échala en tierra. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente; y Moisés huyó de ella.” (Ex. 4:2-3).

Dios dirige la atención de Moisés al objeto más simple que puede imaginar – la vara en su mano, un pedazo de madera de 3 a 6 pies de largo. El ha usado esta vara por alrededor de 40 años sin nada espectacular – pero cuando obedeció a Dios y la tiró en el suelo – sucedió algo espectacular – se convirtió en una serpiente, tan real, que Moisés se asustó y huyó de ella. Si Dios puede hacer milagros con una simple vara cuanto más podrá hacer con un discípulo dispuesto y obediente.

Luego le dijo “Por esto creerán que se te ha aparecido el SEÑOR, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.”(Ex. 4:5) Así que ve y enfréntate a Faraón con tu vara en la mano.

Éxodo 4:20 nos dice cual es el secreto de todo lo que sigue: La vara de Moisés pasó a ser la vara de Dios. El secreto de la victoria es que el Ricardo/Paulo/Daniel/Luis pase a ser el Ricardo/Paulo/Daniel Luis de Dios.

d) Cuarta objeción“Entonces Moisés dijo al SEÑOR: Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente, ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.” (Ex. 4:10)

[Elocuencia – facultad de hablar de modo eficaz para conmover o persuadir. Eficacia para persuadir que tienen las palabras, los y cualquier otra acción o cosa capaz de dar a entender algo con viveza.]

La primera objeción es que no tenía autoridad, ahora la objeción es que no tiene la habilidad para pensar de forma aguda y usar las palabras adecuadas para convencer a las personas. En otras palabras, no tengo suficiente, inteligencia, cultura, o el dominio del lenguaje necesario para poder convencer a las personas, especialmente a los egipcios. Para fortalecer su argumento dice, además, soy lento para hablar y se me traba la lengua. A pesar de todos sus argumentos, de algo estamos seguros, si Dios lo seleccionó, es porque tiene la madera necesaria, y lo que falta, le será provisto. De hecho, su argumentación para no aceptar el llamado es muestra de que tiene la sabiduría y la madera necesaria – todos sus argumentos son derribados porque está resistiendo, al que nadie puede resistir; al Dios que todo lo sabe – aún lo profundo del corazón. Cuando Dios te llama, es porque él sabe que tú puedes hacerlo, si le obedeces y esperas en él.

  • Y el SEÑOR le dijo: ¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego? ¿No soy yo, el SEÑOR? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar. (Ex. 4:11-12)

Dios en su infinita paciencia y misericordia le dice – yo tengo control absoluto sobre los dos canales principales de información – la visión y el habla. No te preocupes, te daré las ideas adecuadas, las palabras apropiadas y la fluidez de un experto en comunicación. Además, Esteban, inspirado por el Espíritu Santo dijo: “Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos (Hch 7:22).”

e) Quinta objeciónPero Moisés dijo: Te ruego, Señor, envía ahora el mensaje por medio de quien tú quieras. (Ex 4:13)

Finalmente, se le acaban los cartuchos a Moisés y presenta la causa real de sus objeciones – por favor no me envíes – envía a otro.

  • Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra Moisés, y dijo: ¿No está allí tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él habla bien. Y además, he aquí, él sale a recibirte; al verte, se alegrará en su corazón. Y tú le hablarás, y pondrás las palabras en su boca; y yo estaré con tu boca y con su boca y os enseñaré lo que habéis de hacer. Además, él hablará por ti al pueblo; y él te servirá como boca y tú serás para él como Dios. Y tomarás en tu mano esta vara con la cual harás las señales. (Ex. 4:14-17)

Dios está muy molesto con Moisés y con razón. Le dice: se terminó la argumentación, si necesitas un ayudante para hacer la tarea, Aarón lo hará con mucho gusto; así que empaca para que vayas a Egipto. Y termina diciendo, si tienes miedo de que haya personas en Egipto que quieran hacerte daño; “Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que buscaban tu vida.” (Ex. 4:19)  Cuán completa y articulada es la provisión de Dios. Hermano, a Dios no se le escapa nada.

Concluciones: ¿Qué podemos aprender de esta breve historia?

Todo lo que Dios pide de nosotros es un corazón dispuesto. El no espera perfección. No espera que tengamos tengas todas las respuestas o toda la habilidad, o todo el coraje. El ni siquiera exige que comprendamos todos los detalles de nuestro llamado. Simplemente nos pide que estemos a su disposición y que demos ese primer paso de fe en la dirección que él nos está señalando.

Confía en el poder de Dios. No te apartes de la tarea diciendo “Yo no soy lo suficientemente fuerte para esto. No tengo la capacidad.” No tienes que ser poderoso. Recuerda que eres una vasija de barro, común y corriente. Lo que necesitas es consagrarte para que el poder de Dios se derrame en ti y pases a ser la vasija de Dios – una vasija de honra. No tienes que ser brillante, coherente o persuasivo. No espera que seas poderoso en palabras y en hechos. Dios simplemente te pide que pongas tu confianza en él.

Como cuando Josafat oró diciendo: “Dios nuestro… nosotros no podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer! ¡En ti hemos puesto nuestra esperanza! (2 Cron. 20:12)”

Debemos obedecer a Dios, es verdad, pero es, como nos dicen las Escrituras, en aquellos pasajes biblicos que nos enseñan claramente que el hombre es responsable delante de Dios de obedecer sus mandatos y al mismo tiempo nos enseña que el hombre es incapaz de cumplir la Ley de Dios y aun de tener el deseo de buscar a Dios. Ambas enseñanzas parecen contradecirse una a otra, pues si Dios manda al hombre a obedecer Sus mandatos como entonces también se nos dice que el hombre es incapaz de obedecer esos mismos mandatos?

Seguro que le surgirá la eterna y bendita pregunta del millón de dolares….

Es entonces Dios un ser injusto que se goza en la inhabilidad del hombre de obedecer Su Ley? Si el hombre está muerto en delitos y pecados y su voluntad esta “esclavizada” al pecado y hace por naturaleza lo su naturaleza caida le inclina a hacer, como entonces Dios puede esperar que cumpla su ley y crea en el evangelio?

Es para pensarlo,no? pero permitame decirle para que no se asute, que

Jesús es quien nos ofrece una respuesta, la cual explica la razón porque el hombre en su estado caido decide creer en Jesús, “Todo lo que el Padre me da, vendra a mi” ( Jn. 6:37). En este texto citado del apóstol Juan, el Sr. Jesús nos enseña que el acto de creer no se origina en la voluntad del hombre, sino mas bien en la voluntad de Dios, el cual trabaja en el hombre caído para que este creea en Jesús y pueda obedecerle, primeramente para salvación eterna y luego, una vez que ya ha sido regenerado por el Espíritu Santo y convertido, para no resistirse mas al llamado de nuestro Dios, que es en primer lugar a adorarle y luego a servirle a El.

Si Dios hizo cosas grandes y poderosas con una vara de madera sin vida, cuantas cosas podrá hacer con nosotros, que somos mucho más que una vara de madera, a pesar de todas nuestras limitaciones. Pero así como la vara de Moisés tuvo que convertirse en la vara de Dios, el Yo tuyo y mío tienen que convertirse en el Yo de Dios. Entonces, podremos ser útiles en las manos de Dios.

El famoso evangelista Moody, dijo de Moisés, que pasó a) 40 años creyendo que él era alguien [ en Egipto] b) 40 años aprendiendo que no era nadie [en el desierto] c) 40 años descubriendo lo que Dios puede hacer con un don nadie (Heb. 11:23-39) [ Camino a la tierra prometida ]

La Biblia enfatiza que de lo poco puede salir mucho, si lo poco está verdaderamente consagrado a Dios. NO hay gente grande y gente pequeña en el sentido espiritual, solo personas consagradas y personas no consagradas a Dios. Pero si estamos consagrados, ¿significa que debemos estar en posiciones (sitios) grandes y no en sitios pequeños? La respuesta es, así como no hay personas pequeñas a los ojos de Dios, tampoco hay lugares pequeños. Estamos atrapados en el síndrome de que el tamaño es señal del éxito. Al contrario, la Biblia enseña que busquemos lugares y proyectos no muy grandes para nosotros. Busquemos los lugares donde tengamos quietud y paz delante de Dios.

En el próximo artículo veremos algunas enseñanzas posibles que nos deja la desobediencia civil del joven profeta Daniel a causa de su conciencia.

Video sobre Moisés

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Bibliografia consultada

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