La Guerra…. parte 14


La Guerra…. parte 14

Autor:Paulo Arieu

Chaplin se encuentra por igual y firmemente en el rango de los máximos maestros de la lucha de muchos siglos de la sátira contra el oscurantismo, al lado de Aristófanes de Atenas, Erasmo de Rotterdam, François Rabelais de Meudon, Jonathan Swift de Dublin, François Marie Arouet de Voltaire de Ferney. (S.M. EISENSTEIN) [0]

Cine Mudo [1]

Una comedia cinematográfica es una película con humor o que intenta provocar la risa de la audiencia. Junto con el drama y la ciencia ficción, la comedia es uno de los más importantes géneros cinematográficos.

El cine cómico o cine de comedia, que se caracteriza por la inclusión de gags, chistes o bromas, tanto visuales como verbales, inicia su andadura prácticamente con el comienzo de este arte. El cine cómico entre los últimos años del siglo XIX los primeros del siglo XX tenía una base cómica en el burlesque y el humor slapstick. El regador regado (1896), película francesa de los hermanos Lumière, se considera la primera comedia de la historia del cine. Desde un comienzo, se crearon películas en las que se mostraban imágenes que alegraban o hacían reír al espectador, aunque fuesen sin acompañamiento del sonido. En estas comedias, casi en su totalidad estadounidenses se utilizaban las persecuciones, los golpes, las caídas, las sorpresas de los personajes, para conseguir la hilaridad del público. Era un cine lleno de golpes de tartas, choques de automóviles y cientos de situaciones más o menos insólitas. Mención merecen las inumerables cintas con locas y rapidísimas persecuciones policiales. Se observa así que se crean los prototipos de lo que luego sería todo el cine de comedia.

Entre los nombres importantes del cine cómico mudo, destacan Charles Chaplin, Mack Sennett, Roscoe Fatty Arbuckle, Buster Keaton, Max Linder, Harry Langdon o Harold Lloyd. Films de esta época son: Police (1916), El maquinista de La General (1926), El hombre cañón (1926) y El tenorio tímido (1924). Dada la popularidad que adqurieron algunos personajes (como Charlot), al cine de comedía de esta época se le ha llamado, por extensión, «cine cómico». Hoy en día se confunde, en ocasiones, con cine mudo. En la actualidad, hay autores que aún hacen diferencias entre «cine cómico» y «cine de comedia», pero esas sutilezas se disolvieron cuando se empezó a utilizar el llamado «sonido en conserva».

Estados Unidos [2]

Durante los años de la Primera Guerra Mundial, la producción cinematográfica norteamericana alcanza su pleno desarrollo, convirtiéndose en una de las indústrias más prósperas del país. Estados Unidos se encuentra a la cabeza del mercado cinematográfico mundial. Comienzan a producirse películas espectaculares de alto costo como Ladrón de Bagdad (1924) o Ben Hur (1926).

Son los años del Western con John Ford y de la Escuela cómica norteamericana, que inaugurara Mack Sennett antes de la guerra, y que, en el momento actual se encuentra en plena madurez con actores como Buster Keaton, Harold Lloyd, Stan Laurel y Oliver Hardy, y por supuesto Charles Chaplin.

Otro director estaunidense es King Vidor que destaca con su película Y el mundo marcha(1928), retrato de la realidad social norteamericana del momento, en el que un modesto empleado trata de ascender inútilmente en la escala social.

De Buster Keaton destacan, entre otras, las obras maestras El maquinista de la general(1927), The Cameraman (1928) y The navigator (1924).

El austriaco Josef Von Sternberg, inaugura el género de cine de gansters con la Ley del Hampa (1927).

El Gran Dictador [3]

Sir Charles Spencer Chaplin, KBE (n. Londres,Inglaterra, Reino Unido 16 de abril de 1889 – m.Vevey, Suiza, 25 de diciembre de 1977), fue unactor cómico, compositor, productor y director cinematográfico inglés mejor conocido por suspopulares interpretaciones durante la época del cine mudo.Desde entonces, es considerado como una delas figuras más representativas del humorismo.Reconocido por su popular personaje Charlot, sedestacó en cine desde principios de la décadade 1910 hasta los años 1950. Filmó alrededor de noventa películas, entre ellas Kid Auto Racesat Venice (1914), La quimera del oro (1925),Luces de la ciudad (1931), Tiempos modernos(1936) y El gran dictador (1940).[4]

Charles Chaplin,el gran  comediante del cine mudo, decía en sus memorias:

«Si hubiera tenido conocimiento de los horrores de los campos de concentración alemanes no habría podido rodar la película; no habría podido burlarme de la demencia homicida de los nazis; no obstante, estaba decidido a ridiculizar su absurda mística en relación con una raza de sangre pura».

Y a pesar de estas dudas posteriores, El gran dictador supuso unas de sus películas más queridas y de sus producciones más difíciles. El germinador de la idea fue el productor Alexander Korda, en 1937. A Korda le llamó la atención la semejanza de bigotes entre Adolf Hitler y el vagabundo que encarnaba Chaplin en la pantalla (en Estados Unidos no tenía nombre y en Europa, desde que se le bautizó así en Francia, se le llamaba Charlot a este personaje). El cineasta rumia la idea. Él no era judío (su padre, sí), sino protestante. Pero le interesaba el dolor de la humanidad, fuera cual fuera su condición, religión o idea política. Venía de estrenar con éxito Tiempos modernos (1936), un alegato contra la deshumanización del mundo, era el artista de cine más famoso y taquillero desde finales de los años veinte, y estaba preocupado ante la creciente ola de fascismo. Pero el triunfo que le dio la reflexión y la comedia sobre hechos actuales, los cimientos de Tiempos modernos, le empuja hacia otro poderoso bigote mundial.

“De repente vino a mí la inspiración. En mi papel de Hitler yo podía arengar a las multitudes en una jerga de mi invención y hablar todo lo que quisiera. Y en mi otro papel del vagabundo, podía permanecer más o menos callado. Una parodia de Hitler era una ocasión para la burla y la pantomima”.

Pronto comenzó con el guión, que se convirtió en su primera película íntegramente sonora (13 años después del triunfo del sonido en las salas). Aunque en Tiempos modernos varios personajes hablan y hay un fondo musical compuesto por el mismo Chaplin, será en El gran dictador la primera vez que el público oiga la voz del cineasta.

Estreno del Gran Dictador [5]

En los Estados Unidos, todavía neutrales, el documental de propaganda alemana Feldzug in Polen (Campaña en Polonia)había estado dos meses en cartelera con teatros llenos y grandes ovaciones. Cuando Chaplin estrenó El gran dictador el 15 de octubre de 1940 (su primera película sonora con diálogos después de una larga espera), lo hizo consciente de estar asumiendo un gran riesgo, en muchos sentidos. Las reacciones no tardaron. Los ataques más violentos fueron los de la cadena de periódicos de William Randolph Hearst, decididamente pro-germánicos. La Liga Nacional de la Decencia, por su parte, incitó a que se prohibiera una película que, en su opinión, era indecente. En 1941 el Senado Norteamericano creó un subcomité, que recomendó la prohibición, entre otras, de El gran dictador y El sargento York (de Howard Hawks) que, según ellos, incitaban a la guerra. Chaplin, por su parte, decía que él nunca había sido otra cosa que un incitador a la paz. Tres meses después, sin embargo, fué Hitler mismo quien salvó a Chaplin de los tribunales: el 11 de diciembre de 1941 la declaración de guerra alemana hizo que, de repente, todos se pusieran de parte de la película.

Situación socio-política de la segunda guerra mundial

La primera guerra mundial, marcó el derrumbe de la civilización (occidental) del siglo xix. Esa civilización era capitalista desde el punto de vista económico, liberal en su estructura juridical y constitucional, burguesa por la imagen de su clase hegemónica característica y brillante por los adelantos alcanzados en el ámbito de la ciencia, el conocimiento y la educación, así como del progreso material y moral. Además, estaba profundamente convencida de la posición central de Europa, cuna de las revoluci ones científica, artística, política e industrial, cuya economía había extendido su influencia sobre una gran parte del mundo, que sus ejércitos habían conquistado y subyugado, cuya población había crecido hasta constituir una tercera parte de la raza humana (incluida la poderosa y creciente corriente de emigrantes europeos y sus descendientes), y cuyos principales estados constituían el sistema de la política mundial.

Los decenios transcurridos desde el comienzo de la primera guerra mundial hasta la conclusión de la segunda fueron una época de catástrofes para esta sociedad, que durante cuarenta años sufrió una serie de desastres sucesivos. Hubo momentos en que incluso los conservadores inteligentes no habrían apostado por su supervivencia. Sus cimientos fueron quebrantados por dos guerras mundiales, a las que siguieron dos oleadas de rebelión y revolución generalizadas, que situaron en el poder a un sistema que reclamaba ser la alternativa, predestinada históricamente, a la sociedad burguesa y capitalista, primero en una sexta parte de la superficie del mundo y, tras la segunda guerra mundial, abarcaba a más de una tercera parte de la población del planeta. Los grandes imperios coloniales que se habían formado antes y durante la era del imperio se derrumbaron y quedaron reducidos a cenizas.

La historia del imperialismo moderno, tan firme y tan seguro de sí mismo a la muerte de la reina Victoria de Gran Bretaña, no había durado más que el lapso de una vida humana (por ejemplo, la de Winston Churchill, 1874-1965). Pero no fueron esos los únicos males. En efecto, se desencadenó una crisis económica mundial de una profundidad sin precedentes que sacudió incluso los cimientos de las más sólidas economías capitalistas y que pareció que podría poner fin a la economía mundial global, cuya creación había sido un logro del capitalismo liberal del siglo xix. Incluso los Estados Unidos, que no habían sido afectados por la guerra y la revolución, parecían al borde del colapso. Mientras la economía se tambaleaba, las instituciones de la democracia liberal desaparecieron prácticamente entre 1917 y 1942, except en una pequeña franja de Europa y en algunas partes de América del Norte y de Australasia, como consecuencia del avance del fascismo y de sus movimientos y regímenes autoritarios satélites.

Sólo la alianza —insólita y temporal— del capitalismo liberal y el comunismo para hacer frente a ese desafío permitió salvar la democracia, pues la victoria sobre la Alemania de Hitler fue esencialmente obra (no podría haber sido de otro modo) del ejército rojo. Desde una multiplicidad de puntos de vista, este período de alianza entre el capitalismo y el comunismo contra el fascismo —fundamentalmente las décadas de 1930 y 1940— es el momento decisivo en la historia del siglo xx. En muchos sentidos es un proceso paradójico, pues durante la mayor parte del siglo —excepto en el breve period de antifascismo— las relaciones entre el capitalismo y el comunismo se caracterizaron por un antagonismo irreconciliable.

La victoria de la Unión Soviética sobre Hitler fue el gran logro del régimen instalado en aquel país por la revolución de octubre, como se desprende de la comparación entre los resultados de la economía de la Rusia zarista en la primera guerra mundial y de la economía soviética en la segunda (Gatrell y Harrison, 1993).

Probablemente, de no haberse producido esa victoria, el mundo occidental (excluidos los Estados Unidos) no consistiría en distintas modalidades de régimen parlamentario liberal sino en diversas variantes de régimen autoritario y fascista. Una de las ironías que nos depara este extraño siglo es que el resultado más perdurable de la revolución de octubre, cuyo objetivo era acabar con el capitalismo a escala planetaria, fuera el de haber salvado a su enemigo acérrimo, tanto en la guerra como en la paz, al proporcionarle el incentivo —el temor— para reformarse desde dentro al terminar la segunda guerra mundial y al dar difusión al concepto de planificación económica, suministrando al mismo tiempo algunos de los procedimientos necesarios para su reforma.

Durante el transcurso de la guerra, EE.UU era una democracia con ciertas libertades y Alemania era una dictadura que acosaba a la minoria judia, que encarcelaba a los disidentes, cualquiera que fuese su religion, al mismo tiempo que proclamaban la supremacia de la raza Nordica.Esa es la diferencia mas notable entre ambos paises.

Sin embargo, a los negros, viendo el antisemitismo que había en Alemania, no les parecía muy distinta su propia situación en Estados Unidos Y Estados Unidos había hecho poco respecto a la política persecutoria de Hitler. De hecho, durante toda la década de los años treinta se había unido a Inglaterra y Francia para apaciguar a Hitler, pero Roosevelt y su secretario de Estado, Cordell Hull, vacilaban en criticar públicamente la política antisemita de Hitler.

Cuando, en enero de 1934, se introdujo en el Senado una resolución pidiendo que el Senado y el presidente expresaran «sorpresa y dolor’ por lo que los alemanes les estaban haciendo a los judíos, y pidiendo asimismo que se restituyeran los derechos de los judíos, el Departamento de Estado se aseguró de que se silenciara la resolución.

La entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial

E.U entró en guerra, no fue para defender el principio de no-intervención en los asuntos de otros países (como muchos americanos creían por aquel entonces, viendo las invasiones nazis).

EE.UU entró en Guerra no por los ataques de Hitler a los judios, sino por el ataque japonés a la base Naval de pearl Harbour en Hawai, el 7 de diciembre de 1941.

Lo que provocó que Estados Unidos entrase de pleno en la II Guerra Mundial fue el ataque japonés a la base naval americana de Pearl Harbor,en Hawai, el 7 de diciembre de 1941. Por supuesto, lo que provocó el llamamiento indignado de Roosevelt a la guerra no fue la preocupación humana por los civiles que Japón había bombardeado —ni el ataque japonés a China en 1937, ni el bombardeo japonés a civiles en Nanking. Lo que provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra fue el ataque japonés a una base del imperio americano en el Pacífico. Estados Unidos no tuvo nada que objetar mientras Japón fue un socio educado en ese club imperial de grandes potencias que compartían la explotación de China, acorde con la Política de Puertas Abiertas.

En 1917, Estados Unidos había intercambiado comunicaciones con Japón, diciendo que «el Gobierno de los Estados Unidos reconoce que Japón tiene intereses especiales en China» Según Akira Inye (After Impertahsm), en 1928, los cónsules americanos en China apoyaron la llegada a ese país de tropas japonesas.

Cuando Japón intentó invadir China, y sobre todo cuando fue a por el estaño, el caucho y el petróleo del sureste asiático, estaba amenazando los mercados potenciales de Estados Unidos. Entonces cundió la alarma y Estados Unidos tomó las medidas que provocarían el ataque japonés, en el verano de 1941 embargó totalmente su hierro y su petróleo.

Una vez unido a Inglaterra y a Rusia en la guerra (Alemania e Italia declararon la guerra a Estados Unidos justo después de Pearl Harbor), ¿qué demostró el comportamiento de Estados Unidos, que sus fines en la guerra eran humanitarios, o más bien que se centraban en el poder y en el lucro? ¿Estaba combatiendo en la guerra para acabar con el dominio de unas naciones sobre otras o para asegurarse de que las naciones dominadoras eran amigas de Estados Unidos?

Falta de apoyo del pueblo americano a la guerra

Pero no todos los americanos apoyaron la guerra,como el gobierno de aquella epoca esperaba que hicieran. Por ejemplo, C. Chaplin, quien en 1942, fue acusado por los periódicos de comunista.se negó a apoyar el esfuerzo realizado por el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, como lo había realizado en la contienda anterior, cuando promocionó bonos de guerra para la Primera Guerra Mundial junto a su colega Douglas Fairbanks. Su comedia de humor negro Monsieur Verdoux, de 1947, mostró una seria crítica al capitalismo. Un rey en Nueva York, una de sus últimas producciones, satirizó la persecución política basado en el exilio que había tenido que realizar años antes. En 1937, una campaña en contra del cómico lo imputó de haber plagiado en Tiempos modernos a René Clair en su película Para nosotros la libertad. En 1938, fue presionado para que no filmara El gran dictador y, con motivo de su estreno en 1940, Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Adolf Hitler, comentó:

«Chaplin es un pequeño judío despreciable».[6]

Discurso del Gran Dictador [7]

«Lo siento yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, Yo no quiero mandar ni conquistar a nadie, quisiera ayudar a todos de ser posible: Judíos, gentiles, negros, blancos… Todos nosotros queremos ayudarnos el uno al otro, los seres humanos somos así: queremos vivir para la felicidad del otro, no su desgracia. No queremos odiarnos o despreciarnos uno al otro. En este mundo hay lugar para todos y nuestra tierra es rica y a todos puede alimentar. La vida puede ser libre y hermosa, pero hemos perdido el rumbo. La codicia ha envenenado el alma del hombre, ha dividido al mundo con barricadas de odio, nos ha sumergido en la desgracia y un baño de sangre, hemos desarrollado velocidad pero nos encerramos en nosotros mismos. La maquinaria que nos da la abundancia nos dejado con falta, nuestros conocimientos nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y desconsiderados, pensamos demasiado y sentimos muy poco.
Más que maquinaria necesitamos humanidad, más que inteligencia, cortesía y bondad. Sin estas cualidades la vida será violenta y todo estará perdido. El avión y la radio nos han acercado entre nosotros la naturaleza mismo de estos inventos clama por lo bueno que hay en el hombre, clama por la fraternidad universal y la unión de las almas, aun ahora mi voz llega a millones através del mundo, millones de desdichados, hombres mujeres y niños; victimas de un sistema que lleva al hombre a torturar y a encarcelar inocentes. Para aquellos que me pueden ir les digo: no desesperen, la desgracia que nos aqueja es tan solo la muerte de la codicia, El resentimiento de hombres que temen el progreso de la especie humana.
El odio del hombre pasara y los dictadores morirán, y el poder que le arrebataron al pueblo volver al pueblo, Y en tanto los hombres den la vida por ella, la libertad no ha de perecer. Soldados: no os sometáis las bestias, hombres que os desprecian y esclavizan, que en nada valoran vuestras vidas y os dicen que hacer, que pensar, que sentir y os martirizan, tratan como ganado, ¡Inútil carne de cañón! No os sometáis a estos engendros… mitad hombre, mitad maquina. Con mentes de maquina y corazón de maquina, no son maquinas, no son ganado, hombre son. Y en sus corazones aman a la humanidad, no odian ni viven para el odio, el rechazaron a todo lo que es natural. Soldados no peleen por la esclavitud, peleen por la libertad. En los libros sagrados esta escrito: El reino de dios esta dentro del hombre. No un solo hombre. No un grupo de hombres, sino todos los hombres. Y ustedes el pueblo, ustedes tienen el poder… El poder de crear maquinas, el poder de crear felicidad. Ustedes el pueblo, tienen el poder de hacer esta vida libre y hermosa, de hacer de esta vida una aventura maravillosa. Entonces en nombre de la democracia, ejerzamos ese poder, a unirnos todos ya! Peleemos por un mundo nuevo, un mundo decente, que le de al hombre la oportunidad de trabajar, que les de a todos un futuro y a todas las edades seguridad… Fue prometiendo estas cosas que las bestias llegaron al poder, pero mienten, no tienen intención de cumplir la promesa, nunca lo harán, los dictadores se hacen libres a ellos mismos, pero esclavizan al pueblo! Luchemos nosotros ahora para cumplir la promesa, luchemos para hacer al mundo libre, para acabar con las barreras nacionales, para acabar con la codicia el odio, la intolerancia, Peleemos por un mundo en que reine la razón, en que la ciencia y el progreso conduzcan a la felicidad de todos los hombres, Soldados.. En nombre de la democracia… a unirnos todos ya!»

El feo rostro de la Segunda Guerra Mundial [8]

El testimonio emocionante y sorprendente de una joven rusa, que aprendió a espiar en los bosques rusos bajo control nazi, llamadaNatasha, que se hizo espía soviética en la segunda Guerra, y técnica de cohetes espaciales. Luego se haría monja católica. Lo que cambió su vida no fue ni la guerra, ni el ejército ni la ciencia espacial, sino una cabaña humilde de troncos habitada por un  joven sacerdote. En 1941 estalló la guerra con Alemania. Primero pensaban que duraría unos días, que vencerían al enemigo sin tiempo siquiera para ir a para defender la Patria. Pero pasaron los meses y la guerra se fue alargando.

“Las bombas caían en la céntrica calle Arbat, frente al teatro Bolshoy. Me daba cuenta de que las cosas no iban como nos imaginábamos. Nos preparábamos para celebrar una victoria pero en la radio hablaban de prisioneros y grandes cantidades de heridos…”

La joven Natasha se fue al frente, como voluntaria, en octubre de 1941. No tenía dudas, sabía que lo tenía que hacer.

“Pasé por casa sólo para recoger un par de cosas necesarias. Antes tambiénme iba de enfermera nocturna al hospital, así que mi mamá no sospechó nada”, recuerda.

Exploradora para espiar

Enseguida la apuntaron en un equipo de exploradores. Ella hablaba un buen alemán y su aspecto de adolescente le ayudaba. Aprendió a arrastrarse, a orientarse en el inmenso bosque ruso, a observar y, sobre todo, a no dejar a sus compañeros en la desgracia.

Una vez tuvo que salvar a un compañero herido: le habían abandonado en terreno abierto controlado por los nazis. Natalia ignoró la orden de abandonarlo y fue a buscarlo.

“Cuando encontré a Yuri, abrió los ojos y susurró: “¡Has venido! Yo ya temía que me habíais abandonado”. Y me miró así, con esos ojos, y entendí: si me veo otra vez en tal situación,iré a buscar a cualquiera sólo para volver a ver tanta gratitud y tanta felicidad en los ojos. Teníamos que arrastrarnos por un lugar abierto. Yo, pequeña y ágil, lo había logrado, pero ¿qué hacer con un hombre herido? Le vendé como pude y pedí que me ayudara con los brazos y la pierna sana. Y mientras nos acercábamos al claro, comenzó a nevar. ¡Caían unos copos de nieve húmeda, gordos, como trozos de algodón en el teatro! Y bajo este manto de nieve pasamos el sitio peligroso”.

Una muchacha rodeada de hombres

Lo peor en el frente era la vida cotidiana. La vida de una muchacha rodeada de hombres.

Lo difícil que era, entre nuestros chicos, ¡ir detrás de un arbusto! Imagínate, vamos en esquís, y yo comienzo a retrasarme poco a poco, para hacer mis cosas mientras no me miran. Pero no, en seguida todos preocupados: “Chicos, menos prisa, que Natalia está cansada”. Una vez elegí a uno de los más mayores y le digo: “¿De verdad sois tan tontos?” Al pobre hombre no se le ocurría que no podía decírselo directamente”.

Pero quizá nunca habría habido «Madre Adriana» de no ser por un soldado alemán. El soldado que una vez la atrapó. Era una guerra cruelísima, donde ambos bandos realizaban auténticas barbaridades con civiles y con militares. Pero aquel soldado la miró y murmuró: “Yo no peleo con criajas”. Y la dejó marchar. Quién sabe lo que le pasó a ese militar en aquel frente teñido de sangre.

Continúa….

Notas

[0] http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo1990/marzo1.htm

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Cine_cómico_mudo#El_cine_c.C3.B3mico_mudo

[2http://amorenoyelcine.wordpress.com/historia-del-cine/el-cine-posterior-a-la-primera-guerra-mundial

[3] http://www.udea.edu.co/portal/page/portal/BibliotecaPortal/ElementosDiseno/Documentos/ExtensionCultural/Grandictador.pdf
[4] http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Chaplin

[5.] http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/marzo1990/marzo1.htm

[6] Ibid

[7] Charlie Chaplin en una escena de su película “El gran dictador” cit en http://www.historiasdelaciencia.com/opinion/?p=9

[8] Natasha, espía soviética en la Guerra, técnica de cohetes espaciales… y monja

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