El gobierno civil


El gobierno civil

En los Estados Unidos de América se habla y se escribe mucho sobre la separación de la iglesia y el estado. En sus orígenes, esta idea llamaba la atención sobre dos instituciones diferenciadas, ambas creadas por Dios, ordenadas por Dios, que debían rendirle cuenta a Dios, o que estaban «bajo» las órdenes de Dios. Cada institución tenía que desarrollar tareas distintas y ninguna debía usurpar la esfera de autoridad de la otra. La tarea de la iglesia es predicar el evangelio, administrar los sacramentos, proteger las almas de sus miembros, etc. Estas tareas no le corresponden al estado. La responsabilidad del estado es ordenar la sociedad, cobrar impuestos, regir el comercio y la sociedad, mantener las
fuerzas armadas, proteger la vida y la propiedad, etc. Estas no constituyen parte de las tareas de la iglesia. Al estado se le da el poder de la espada; a la iglesia, no.

El apóstol Pablo nos declara:

  • Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo (Romanos 13:1-4). 

Según el punto de vista de Pablo, el gobierno civil ha sido autorizado por Dios. Cuando un gobernador civil es investido de poder, en un sentido, se lo «ordena» como un ministro de Dios. Su gobierno no es independiente de Dios. Los ministros de Westminster escribieron: Dios, el supremo Señor y Rey de todo el mundo, ha ordenado a los magistrados civiles para que, bajo su égida, estén por sobre el pueblo, para su propia gloria, y para el bien público; a este fin, los ha armado con el poder de la espada para la defensa y el aliento de quienes hacen el bien, y para el castigo de quienes practican el mal… Los magistrados civiles no pueden asumir para sí la administración de la Palabra o de los sacramentos; o el poder de las llaves del reino o el cielo; ni siquiera interferir sobre los temas de la fe.

En nuestros días, el concepto de separación de la iglesia y el estado ha sido ampliamente reinterpretado (y mal interpretado) para significar la separación del estado y Dios. Cada vez más, el gobierno busca evitar quedar «bajo» Dios. Procura un poder y una autoridad autónoma. Cuando la iglesia le grita «Falta», se critica a la iglesia por entrometerse en los asuntos del estado. La iglesia, sin embargo, no está tratando de usurpar las funciones del estado. La iglesia, al ofrecer su crítica profética, está llamando al estado a ser el estado como Dios lo ordenó y lo gobierna. Hay un sentido en el cual el evangelio es sin ningún rubor político. Declara que Jesús es el Rey de Reyes y el Señor de Señores. Jesús ocupa el sitial de máxima autoridad. Todos los magistrados inferiores son responsables ante Él sobre cómo han ejercido su gobierno.

El magistrado civil tiene el poder de la espada. El estado está autorizado para usar la fuerza para asegurar la justicia y proteger sus fronteras. Los gobiernos no gobiernan por medio de solicitudes o sugerencias. Gobiernan por la ley, aplicada por medios legales coercitivos. Aunque los gobiernos con el poder de la espada tienen la autoridad de ejercer la pena de muerte y participar en guerras justas, serán responsables delante de Dios por el uso
que hagan de la espada.

La Biblia alienta a los cristianos a ser modelos de obediencia civil siempre que sea posible. Honramos a Cristo orando por aquellos que están en autoridad sobre nosotros y siendo sumisos y obedientes a sus leyes. Debemos hacer todo lo posible para cumplir con nuestra obediencia civil. Debemos obedecer a los magistrados siempre y cuando no nos ordenen hacer algo que Dios prohibe, o nos prohiban hacer algo que Dios ordena. En estos dos casos no solamente podemos desobedecer a las autoridades, sino que debemos desobedecerlas.

La historia mundial ha sido testigo de múltiples formas divergentes de gobierno. Las formas más comunes han sido las dictaduras basadas en el poderío militar, las repúblicas gobernadas por la ley, las democracias gobernadas por el voto de la mayoría, y dos tipos de monarquía -las monarquías constitucionales (en las que el poder del monarca tiene límites) y las monarquías absolutas (en las que la palabra del monarca es la ley).

El reino de Dios es una monarquía absoluta. Dios no tiene ninguna constitución externa que lo limite. No busca el consentimiento de los gobernados para ejercer su dominio sobre ellos. No está limitado por referendos ni por el voto de la mayoría. Su palabra es la ley; su gobierno es absolutamente soberano.

En cualquier monarquía, las virtudes del honor y la lealtad al trono son extremadamente importantes. No hay ninguna monarquía donde estos elementos sean más vitales que en el reino de Dios.

Resumen

1. La iglesia y el estado son dos instituciones diferenciadas, ordenadas por Dios y responsables ante Él por sus respectivas tareas.
2. La autoridad civil fue ordenada por Dios y tiene el poder de la espada.
3. Ningún gobierno es autónomo. Ningún gobierno puede ser independiente de Dios.
4. Cuando los gobiernos buscan ser autónomos, el deber de la iglesia es criticarlos.
5. La obediencia a la autoridad de gobierno es un deber sagrado para todos los cristianos. La ley civil debe ser cumplida escrupulosamente siempre que no sea contraria a la Palabra de Dios.

Pasajes bíblicos para la reflexión

  • 16 Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso. 17 Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes. 18 Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios.19 Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso. 20 Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido. (2 Crón. 26:16-20 RV 1960)
  • «10 Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. 11 Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. 12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían » (Sal. 2:10-12 RV 1960)
  • 13  Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.(Ro. 13:1-7 RV 1960)
  • Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.(1 Tim. 2:1-4 RV 1960)
  • 13 Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,14 ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. 15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. 17 Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey. (1 Pe. 2:13-17 RV 1960)

 

 

 

 

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