Libre albedrio (P.2)


Libre albedrio (P.2)

Por Paulo Arieu

Introducción

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El tema del libre albedrío es sumamente importante dentro del campo de la antropología bíblica y teológica. Hace algunos años atrás, cuando vivía en la República Dominicana, conversábamos sobre este tema con un joven teólogo Pentecostal; este me dijo asombrado «Pero entonces esto es el teatro de Dios!». La respuesta es que si, aunque suene un poco a determinismo. Pero es un poco mas profundo. Se llama «soberanía de Dios». Y no es que Dios anula la voluntad o la razón de los hombres, sino que El gobierna los corazones humanos; y siempre, absolutamente siempre, se termina haciendo su voluntad, cualquiera sea ella, en esta vida y en la proxima, en este universe o en cualquier otro.Y no porque DIos sea un ser tirano o déspota, sino porque El es el Creador del Universo y conoce perfectamente todas las cosas tal como son y El tiene sus propósitos, que son eternos, sabios y misericordiosos.

Pero como nuestro Dios se las ingenia para no violentar las voluntades y deterrminar que se cumplan sus propósitos eternos en Cristo Jesús, la verdad que no lo sé; debo reconocer que es todo un misterio. Es que los seres humanos siempre vamos detrás de lo que Dios ya ha hecho, comprendiendo cual fue su obrar en tal o cual época y de que manera respondieron los hombres a Su voluntad, a la luz de la Biblia.

La Biblia nos dice que Dios tiene una voluntad revelada (en la creación la observamos y en las Escrituras) y que también hay una voluntad permisiva, que nosotros desconocemos (el porque Dios permite tal o cual cosa). Pero todo esto se engloba dentro de la Soberanía de Dios, aún cuando bien sabemos que El muda los tiempos y cambia las edades, como afirmó el profeta Daniel (cf. Dan 2:21).

Incluso, Moisés dijo en un momento que

  • «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre…” (Deut. 29:29)

El concepto de libre albedrío no es un concepto netamente bìblico, en el sentido de que no aparece escrituralmente ni conceptualmente descripto o afirmado como tal en la biblia. Ademàs no es enseñado por Cristo y Dios no habla del tema ampliamente.

El querer y el hacer, ¿por la buena voluntad de Dios o del hombre? (Cf.Fil.2:13) En la oración de Jeremías al Señor, yo sé que el hombre no es dueño de su destino, que no le es dado al caminante dirigir sus propios pasos.(cf. Jer.10:23), leemos entonces sabiamente, que hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.(cf. Pr.16:25).

Entiendo que este tema debe ser visto no tanto en las manifestaciones exteriores de la persona humana sino, sobre todo, en lo que acontece en su interioridad, es decir,su inteligencia y su voluntad, que necesitan  de la asistencia del Espiritu de Dios para ser restuarados a la intencion original del Creador, a causa del pecado original de la raza humana.

Ilustración

Agustín, el inigualable obispo de Hipona, en el norte de África, se retiró en el año 430, le hizo traspaso de sus deberes a su humilde sucesor, llamado Eraclio. En la ceremonia, Eraclio se levantó a predicar, mientras Agustín, ya anciano, permanecía sentado en su sede episcopal detrás de él. Abrumado al sentirse inadecuado ante la presencia de Agustín, Eraclio dijo: «El grillo chirría, mientras el cisne guarda silencio»[8].

Me gusta mucho una historia en especial de (san) Agustín, en la que se relata que un día este prominente pensador cristiano, se paseaba por la orilla del mar, junto a la playa, dando vueltas en su cabeza a muchas de las doctrinas sobre la realidad de Dios, una de ellas la doctrina de la Trinidad. De pronto, al alzar la vista ve a un hermoso niño, que está jugando en la arena. Le observa más de cerca y ve que el niño corre hacia el mar, llena el cubo de agua del mar, y vuelve donde estaba antes y vacía el agua en un hoyo. El niño hace esto una y otra vez, hasta que Agustín, sumido en una gran curiosidad, se acerca al niño y le pregunta: “¿Qué haces?” Y el niño le responde: “Estoy sacando toda el agua del mar y la voy a poner en este hoyo”. Y Agustín dice: “¡Pero, eso es imposible!” A lo que el niño le respondió: “Más difícil es que tú trates de entender el misterio de la Santísima Trinidad”.[13]

Me identifico mucho con esto, porque como cristianos, somos llamados a predicar la verdad de Dios revelada en las Escrituras, pero sin tener que rompernos la cabeza tratando o intentando entender totalmente al Dios infinito, pues como dijo ese niño: ¡Eso es imposible!

Dos puntos de vista

En el articulo anterior (acá),comenté que existen dos puntos de vista: el compatibilismo y el libertarianismo.

a) El punto de vista del compatibilismo es la posición de que la libertad de una persona está restringida por su naturaleza como está descrita en la Escritura. En otras palabras, él/ella sólo puede escoger lo que su naturaleza le permitirá escoger: el pecado o la regeneración. Por lo tanto, versículos como 1ª Cor. 2:14; Ro. 3:10-12; Ro. 6:14-20 son usados para demostrar que, por ejemplo, el no creyente es incapaz de escoger a Dios por propia voluntad.

b) El libertarismo filosófico, mantiene que los individuos tienen libertad metafísica (se rechaza así el determinismo). El indeterminismo es una forma del libertarismo que, según su punto de vista, implica que el libre albedrío realmente existe, y esa libertad hace que las acciones sean un efecto sin causa. La teoría de la agencia es una forma del libertarismo que mantiene que la elección entre el determinismo y el indeterminismo es una dicotomía falsa. Antes que voluntad, es un efecto sin causa, la teoría de la agencia sostiene que un acto de libre albedrío es un caso de agente-causalidad, por lo cual un agente (persona, el ser) causa un acontecimiento. Es una filosofía separada de la teoría económica y política del libertarismo. El libertarismo metafísico se llama a veces voluntarismo para evitar esta confusión.[11]

El libre albedrío en el libertarianismo dice que la voluntad de la persona no está restringida por su naturaleza pecadora y que él/ella es todavía capaz de escoger o aceptar a Dios libremente. Los versículos usados para sostener esta posición son Jn. 3:16 y 3:36. Dos subdivisiones del libre albedrío en el libertarianismo serían “el libre albedrío absoluto abierto” el cual dice que las escogencias del hombre no son conocidas por Dios hasta que estas ocurren, y la otra, “el libre albedrío absoluto no abierto” el cual declararía que Dios puede conocer las escogencias pero que Él no las puede determinar.

La definición libertariana, que también es llamada de incompatibilismo, pues afirma que el libre albedrío (junto a la responsabilidad humana) es incompatible con la idea de determinismo, es representada por Robert K. McGregor Wright quien dice:

La voluntad humana tiene un poder inherente para elegir con igual facilidad entre alternativas. Esto es comúnmente llamado “el poder de la elección contraria” o “la libertad de indiferencia.” Esta posición no afirma que no existan influencias que puedan afectar la voluntad, pero insiste en que normalmente la voluntad puede sobreponerse a aquellos factores y elegir a pesar de ellos. Últimamente, la voluntad es libre de cualquier causa necesaria. En otras palabras, es autónoma de determinación externa.[32]

El reconocido filósofo Alvin Plantinga también acepta este tipo de definición, en su libro God, Freedom, and Evil [Dios, Libertad y Mal] él afirma que “si una persona es libre con respecto a una acción dada, entonces es libre para realizar una acción y libre para no realizarla; ninguna condición antecedente y/o ley causal determina lo que él hará o dejará de hacer.”[33]

Otro respetado teólogo que adhiere a esta definición es Norman Geisler, en el libro Chosen but Free [Electos pero libres] afirma que “ante cualquier influencia que exista en la voluntad, el agente podría haber hecho lo contrario. Esto es, podría haber escogido un curso de acción diferente.”[34]

Este item llamado incompatibilismo, «es el punto de vista según el cual no es posible reconciliar una creencia en un universo determinista con el verdadero libre albedrío. El determinismo duro acepta tanto el determinismo como el incompatibilismo, y rechaza la idea de que los humanos poseen un libre albedrío.»[10]

Vemos que esta definición está claramente en contra de la enseñanza bíblica y confesional de la muerte espiritual del hombre después de la caída (cf. Ro.3:23-26). En este estado, como ya fue afirmado, el hombre no puede elegir hacer el bien. Está incapacitado para obedecer la ley de Dios. Según esta definición Dios no tiene libre albedrío, pues en Él no existe la capacidad de escoger entre el bien y el mal. Dios está limitado, por su naturaleza santa, a hacer el bien solamente y no por eso deja de ser libre.

Acerca de esto Calvino, hablando de la distinción entre necesidad y violencia, en el libre albedrío dice:

Puede que se ofendan los que no saben distinguir entre necesidad y violencia. Pero si alguien les preguntare a estos tales si Dios es necesariamente bueno y el Diablo es malo por necesidad, ¿qué responderán? Evidentemente la bondad de Dios está de tal manera unida a su divinidad, que tan necesario es que sea bueno, como que sea Dios. Y el Diablo por su caída de tal manera está alejado del bien, que no puede hacer cosa alguna, sino el mal. Y si alguno afirma con blasfemia que Dios no merece que se le alabe grandemente por su bondad, pues la tiene por necesidad, ¿quién no tendrá en seguida a mano la respuesta, que a su inmensa bondad se debe el que no pueda obrar mal, y no por violencia y a la fuerza? Luego, si no impide que la voluntad de Dios sea libre para obrar bien el que por necesidad haga el bien; y si el Diablo, que no es capaz de hacer más que el mal, sin embargo peca voluntariamente, ¿quién osará decir que el hombre no peca voluntariamente porque se ve forzado a pecar?[35]

Negando, entonces, que Dios deja de ser libre porque por necesidad no pueda hacer el mal, vemos que Calvino también niega la definición libertariana de libre albedrío.

Todo esto es porque la Biblia nos dice que todas nuestras buenas obras son como trapos de inmundicia delante de Dios. (Is. 64:6); pero también, no debemos dejar de tratar de hacer buenas obras y que de acuerdo a la Biblia, no hay nadie que haga lo bueno. (Ro. 3:12). El estándar que Dios busca es la perfección, pero nosotros no podemos complacer a Dios por nosotros. Esta es la razón por la cual Jesús murió por los pecadores. Es transcendental entender que Dios nos ve a través de la justicia de Cristo Jesús, y que esta es la única bondad y justicia verdadera, que cuenta para nuestro Dios.

  • «Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.»(Is.1:6 RV 1960)

Y también está el determinismo, que es el punto de vista según el cual «todos los eventos son resultados inevitables de causas previas, de que todo lo que pasa tiene una razón de ser»[9]. Todas estas son varios puntos de vista sobre si la libertad metafísica existe,eso es, si las personas tienen el poder de elegir entre alternativas genuinas.

Posición bíblica

La posición bíblica es la del compatibilismo. El compatibilismo es el punto de vista que sostiene que el libre albedrío surge en el exterior de un universo determinista aún en ausencia de incertidumbre metafísica. Compatibilistas pueden definir al libre albedrío como el surgimiento de una causa interior, tal como los pensamientos, las creencias y los deseos que uno piense que existen en uno mismo. La filosofía que acepta tanto el determinismo como el compatibilismo se llama el determinismo suave.[12]

Bockstorfer_Altar_MitteRepresentación de Jesús en la cruz, por Christoph Bockstorfer, a su lado están dos ladrones, uno de cada lado, a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón, mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el «libre albedrío», esto fue la elección entre la vida y la muerte eterna.

Estos individuos eran dos malhechores (Luc. 23:32); ambos ladrones le injuriaban (Mat. 27:44).  Pero notemos lo que sucede en los vers. 39-43:

  • “Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.  Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.  Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.  Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

Lo que vemos y lo que no vemos, es  necesario tener en cuenta a la hora de armar una doctrina. Lo que vemos es facil de comprender; un ladrón decide libremente  convertirse, sin que Cristo lo obligue. Pero lo que no vemos es el efecto interior que tuvo el testimonio de Cristo y también la obra del Espiritu Santo (cf. Jn.16:8-9), quien es invisible y llenaba a Cristo completamente. En la encarnación, Jesús  tomó una naturaleza adicional – una naturaleza humana (Jn. 1:14; Fil.  2:7-8), pero Él  poseía y continúa  poseyendo la  naturaleza de Dios (Fil.  2:6) “Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la   Deidad.» (Col. 2:9). Aunque vemos que en ese pasaje los autores del evangelio no explicaron lo invisible, pero está implicito, porque esta es la obra de Dios, de caracter sobrenatural.

Porque en la teología cristiana, Dios es descrito no solamente como alguien omnisciente sino que además es omnipotente; un hecho que mucha gente, cristianos y no-cristianos también, opinan que implica que no solamente Dios siempre ha sabido que decisiones tomará cada uno mañana, sino que además ya ha determinado esas decisiones. Eso es, creen ellos, que por la virtud de su conocimiento. El sabe que influenciará las decisiones individuales, y con la virtud de su omnipotencia. Él controla esos factores. Esto se vuelve especialmente importante para comprender las doctrinas relacionadas con la salvación y la predestinación.

Otras ramas evangélicas, como los Metodistas (arminianos moderados), creen que mientras Dios es omnipotente y conoce las decisiones que los individuos van a tomar, Él todavía le da el poder a los individuos para escoger o rechazarlo todo, sin importar las condiciones externas o internas relacionadas con la decisión. Por ejemplo, cuando Jesús fue clavado a la cruz, los dos asesinos, uno de cada lado, estaban a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón, mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el libre albedrío, esto fue la elección entre la vida y la muerte eterna.

Pero en la Biblia claramente se nos enseña que el no creyente sólo toma decisiones pecaminosas (1 Cor. 2:14; Ro. 3:10-12; Ro. 6:14-20); por lo tanto, debemos concluir que cualquiera que cree en Dios (Jn 3:16; 3:36) lo hace porque Dios ha permitido que la persona crea en Él (Fil 1:29), ha hecho que nazca de nuevo (1 Pe. 1:3) y lo ha escogido para salvación (2 Tes 2:13).

Pero lamentablemente, todos los cultos y los sistemas religiosos falsos enseñan que el punto de vista del libertarianismo del libre albedrío y el entendimiento espiritual están completamente dentro del alcance de los pecadores—a pesar de su esclavitud al pecado y su falta de vida por el mismo pecado. Para ellos, la salvación sería debido a la habilidad total del individuo para hacer tal escogencia.

Quienes proponen el “libre albedrío”, defienden el hecho de que el conocimiento de un suceso por venir es enteramente diferente a causar el suceso. Quienes proponen el «determinismo» estarían de acuerdo, pero cuestionarían si el conocimiento del futuro sería posible sin la presencia de una causa determinante (ver Boettner, más abajo). Aun así, la definición de la predestinación varía entre los cristianos.

El carácter del libre albedrío es también un punto de debate entre ambos lados de la teoría del socialismo cristiano. Ya que algunos cristianos interpretan la Biblia como un manifiesto que propone una sociedad ideal, el comunismo, en tanto que los oponentes de esta teoría mantienen que el establecimiento de un sistema comunitario a gran escala puede infringir el libre albedrío de los individuos al negarles la libertad para tomar ciertas decisiones por sí solos. Las comunidades cristianas, en cambio, alegan que el libre albedrío es relativo a las opciones que tiene cada persona, por lo que siempre estará limitado de alguna manera por las condiciones sociales y por leyes humanas y es así como el capitalismo somete a las personas independientemente de su voluntad.

Citemos que Cristo nos ha enseñado que: «No todo el que dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos,  sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos» (Mat 7,21). Por tanto, es  lógico que quien quiera entrar en el Reino de los cielos pida a Dios el cumplimiento de su  voluntad. Por ello, Cristo pone esta tercera petición después de la del Reino de los cielos.

Jesús anunció a sus discípulos: «Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y que yo  le resucite el último día» (Jn 6, 39-40). «No es voluntad de vuestro Padre que está en los  cielos que uno de estos pequeños se pierda», es decir, no desea el Padre que se pierda  ninguno de los discípulos de Jesús, pobres y menospreciados, pero que el Padre ha   destinado al reino de los cielos (Mat. 18:14).

Juan Crisóstomo explica:

Quienes suplicamos el cumplimiento de su voluntad, pedimos seguir aquel estilo de vida celeste, de modo que queramos lo que Dios quiere. Notad la ilación de las palabras del Señor.  Nos ha dicho que deseemos los bienes por venir y que apresuremos el paso en nuestro  camino hacia el cielo; pero, mientras el camino no termina, quiere que, viviendo aún en la  tierra, llevemos ya vida de cielo. Es necesario, nos dice, que deseéis el cielo y los bienes del  cielo; sin embargo, antes de llegar al cielo, haced de la tierra un cielo y, aun viviendo en la  tierra, todo lo que hagáis y digáis sea como si ya estuvierais en el cielo. Como esto no puede  ser obra de nuestro esfuerzo, sino de la gracia divina, suplicamos al Padre: hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.[17]

Definciones

Quiero compartir algunas definiciones del libre albedrío y tambien citar de la Confesión de Westminster, su redacción sobre el libre albedrío, En la historia de la teología ha habido tantas definiciones como teólogos.

En la patristica, Calvino recorre varios autores, entre ellos Origenes, Crisóstomo, el Maestro de las sentencias y sobre todo a San Agustín. Entre algunos de los padres de la iglesia, citados por Juan Calvino [3] en la Institución, encontramos las siguientes definiciones:

a) Origenes

Orígenes dió una definición, comúnmente admitida, diciendo que el libre arbitrio es la facultad de la razón para discernir el bien y el mal, y de la voluntad para escoger lo uno de lo otro.

b) Agustín de Hipona

Fuera de este, Calvino juzgó a todos como demasiado dependientes de los filosofos griegos.San Agustin se distingue al mostrar que el ser humano por la caida,ha sufrido un deterioro en sus dones naturales, mientras los dones sobrenaturakes los ha perdido totalmente.  Agustín de Hipona dijo que es la facultad de la razón y de la voluntad, por la cual, con la gracia de Dios, se escoge el bien, y sin ella, el mal.

c) San Bernardo

San Bernardo afirmó que es un consentimiento de la voluntad por la libertad, que nunca se puede perder, y un juicio indeclinable de la razón.

d) Anselmo

Anselmo aseguró que es una facultad de guardar rectitud a causa de sí misma.

e) Calvino

La esposición de Calvino sobre el tema, es amplia, razonada y documentada. Comienza por apelar a los filósofos griegos,citando a Platón, Cicerón y Aristóteles. Y después de escribir sobre el peligro de usar el término, el afirmó estar de acuerdo con la definición agustiniana y cita acordando a (san) Agustín diciendo que

“la voluntad del hombre no es libre sin el Espíritu de Dios, pues está sometida a la concupiscencia, que la tiene cautiva y encadenada.”[4]

Calvino dijo que según los filósofos, la razón que reside en el entendimiento, es suficiente para dirigirnos convenientemente y mostrarnos el bien que debemos hacer. En cuanto a la voluntad, que depende de ella, se ve solicitada al mal por la sensualidad, pero pese a ello, goza de libre elección y no puede ser inducida a la fuerza a desobedecer a la razón. Calvino critica esto porque parece mostrar que el ser humano peca sin estar obligado a ello, sino que de alguna manera lo hace voluntaria y libremente, Calvino era conciente de que en los seres humanos brillan ciertos detellos de la razón. Esto se explica apelando al argumento de que por los dones naturales el ser humano puede captar y entender las cosas terrenales. En cuanto a las celestiales, es completamente imposible que el ser humano las entienda a menos que Dios obre en iluminación y regeneración. Ejemplo, la deidad de Jesucristo

  • » Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.» (Mat. 16:16-17 RV 1960)

Calvino, entendiendo que toda verdad absoluta proviene de Dios, reconoce la existencia de verdades que son transmitidas por los juristas,los médicos, los artistas y los filósofos. El reivindica todas estas manifestaciones que atribuye a la gracia general de Dios y que al fin nos deben conducir a adorar al Creador y glorificarle.Como reconoció Job

  • «De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.» (Job 42:4-6)

Siguiendo la linea de pensamiento de (san) Agustin, Calvino se convenció de que la caida afecto la inteligencia y la voluntad humanas. Luego,solo por la regeneración y la iluminación, es que el ser humano puede alcanzar una verdadera libertad de pensamiento y de acción. Donde está el Espiritu del Señor alli hay libertad (II Co.3:17). Y San Pablo nos dice que el hombre está muerto en delitos y en pecados

  • «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,»(Ef. 2:1 RV 1960), y  destituidos de la Gloria del Dios vivo
  • «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,»(Ro.3:23 RV 1960)

f) Dr. Carlos Heber de Campos

Una definición diferente a las anteriores es la aceptada, según testimonio de algunos de sus alumnos, el Dr. Carlos Heber de Campos, Profesor Titular de Teología Sistemática en el Centro Presbiteriano de Post Graduación Andrew Jumper. Él define libre albedrío como la capacidad de actuar de forma contraria a la propia naturaleza.

La definición usada por el dr. Heber de Campos que dice que libre albedrío es la capacidad de actuar de forma contraria a la naturaleza propia,  es una definición que no tiene problemas en los estados de la naturaleza del hombre antes de la caída, después de la caída, ni después de regenerado; pero no satisface la afirmación del quinto párrafo del capítulo sobre el libre albedrío de la Confesión de Fe de Westminster, que afirma que en el estado de gloria la voluntad será totalmente libre, estado donde al hombre le será totalmente imposible actuar contra su naturaleza santa. Esta definición también produce que Dios, el ser libre por excelencia, no lo sea, pues Él no puede actuar en contra de su naturaleza santa y perfecta.[36]

g) La Confesión de Fe de Westminster

No es mi intención defender la doctrina reformada del libre albedrío como superior a las definiciones de otros sistemas teológicos, sino tratar de entender mejor este polémico concepto y además procurar entender lo que teólogos evangélicos y la Confesión de Fe de Westminster han dicho acerca de esta doctrina. La Confesión de Fe de Westminster, confesión aceptada por la gran mayoría de los cristianos reformados, dedica su noveno capítulo al asunto del libre albedrío. Para ello los teólogos de Westminster escribieron cinco párrafos. En el primero ellos lidiaron con el asunto de la libertad natural con que Dios creó al hombre.

Gordon H. Clark afirma que este párrafo fue escrito para negar que el hombre sea una máquina y dice

Estas palabras fueron escritas para repudiar aquellas filosofías que explican la conducta humana en términos de leyes fisicoquímicas… El hombre no es una máquina; sus voliciones no pueden ser descritas por ecuaciones matemáticas como los movimientos de los planetas. Sus esperanzas, planes, y actividades no son controladas por condiciones físicas. Él no está determinado por ninguna necesidad de la naturaleza.[5]

Los párrafos dos, tres, cuatro y cinco van a hablar del funcionamiento del libre albedrío en los cuatro estados de la naturaleza humana, a saber, como fue creado, después de la caída, regenerado, y glorificado[6]. Aunque en el texto no aparece una definición formal de lo que es libre albedrío, entiendo que existe una definición operacional de él. Si formalizamos lo que la Confesión afirma podemos definir libre albedrío como la capacidad de obedecer la ley de Dios.

A continuación, leemos en el texto de la Confesión:

1). Dios ha dotado al albedrío o la voluntad con esa libertad natural, que es ni forzada, ni por ninguna necesidad absoluta de la naturaleza determinada al bueno o al malo.

2). El hombre, en su estado de inocencia, tenía la libertad y el poder para determinar y hacer eso que es bueno y agradable a Dios, pero aún mutablemente, para que pudiera cayera de ese estado.

3). El hombre, por su caída a un estado de pecado, ha totalmente perdido toda la capacidad de la voluntad o el albedrío de ser algún bien espiritual que acompañe a la salvación: por tanto, un hombre natural, siendo totalmente opuesto de ese bien, y muerto en pecado, no es capaz, por su propia fuerza, de convertirse de sí mismo o de prepararse de ser salvo.

4). Cuando Dios convierte a un pecador y lo traslada a un estado de gracia, Él lo rescata de su esclavitud natural debajo el pecado; y, por Su gracia solamente, lo capacita para querer y obrar lo que es espiritualmente bueno; aún, por razón de su corrupción que queda, él no lo hace perfectamente, ni solamente desea eso lo que es bueno, pero también desea eso lo que es maldad.

5). El albedrío o la voluntad del hombre es hecho perfectamente e inmutablemente libre para hacer el bueno únicamente, en el estado de gloria solamente.

h) Martin Lutero

Cuando Lutero respondió al libro Discussion on the Freedom of the Will [Discusiones sobre la Libertad de la Voluntad] de Erasmo de Roterdam reconoció la importancia de esta discusión, él afirmó:

Te elogio y alabo verdaderamente por lo siguiente: que sólo tú, en contraste con todos los otros, atacaste el verdadero asunto, es decir, el asunto esencial. No me fatigaste con aquellos extraños asuntos como el Papa, el purgatorio, las indulgencias, y cosas de ese tipo – frivolidades, en lugar de asuntos – por las cuales casi todos hasta ahora han querido mi sangre (aunque sin éxito); tú, y sólo tú, reconociste el punto central de todo, y apuntaste al asunto vital.[1]

Lutero reconoce que la doctrina del libre albedrío y, su hermana, la doctrina del pecado original, son el asunto esencial de la reforma. Así como fue la doctrina esencial de la reforma continúa teniendo hoy la misma importancia. Una visión corrompida de lo que la Biblia dice acerca del hombre, lo llevará a tener una imagen incorrecta de Dios y de la salvación. Es por eso que es tan importante, cuando el hombre se mira a sí mismo como alguien con la capacidad de cooperar con su salvación, él se hace merecedor de parte de la gloria que sólo le pertenece a Dios.

Lutero dijo que “El siervo albedrio” era su mejor obra, y asi es. No se necesita ser un erudito para leerla y echa al piso a los más grandes eruditos como Erasmo. Spurgeon dijo : “Yo creo que el libre albedrío es el deleite de los pecadores, pero que la voluntad de Dios es la gloria de los santos”. Agustin dijo que: “El libre albedrio no sirve sino para pecar”. Wycliffe: “El libre albedrio es un término sin sentido…todo lo que sucede procede de la pura necesidad”. Ser esclavo de Jesucristo, ha de ser el deleite de nuestra voluntad.

I) En el calvinismo [14]

A partir de la obra de Juan Calvino, La Institución de la Religión Cristiana, los Calvinistas, divulgan la idea de que Dios, en su soberanía, decidió quién iba a ser salvado desde antes de la Creación. En 1619 el Sínodo de Dort, convocado por la Iglesia Reformada holandesa declaró que:

«Dios, en el tiempo, a algunos conceda el don de la fe y a otros no, procede de Su eterno decreto. Conocidas son a Dios desde e! siglo todas sus obras y: hace todas las cosas según el designio de su voluntad. Con arreglo a tal decreto ablanda, por pura gracia, el corazón de los predestinados, por obstinados que sean, y los inclina a creer; mientras que a aquellos que, según Su justo juicio, no son elegidos, los abandona a su maldad y obstinación. Y es aquí, donde, estando los hombres en similar condición de perdición, se nos revela esa profunda misericordiosa e igualmente justa distinción de personas, o decreto de elección y reprobación revelado en la Palabra de Dios. La cual, si bien los hombres perversos, impuros e inconstantes tuercen para su perdición, también da un increíble consuelo a las almas santas y temerosas de Dios.

«Esta elección es un propósito inmutable de Dios por el cual El, antes de la fundación del mundo, de entre todo el género humano caído por su propia culpa, de su primitivo estado de rectitud, en el pecado y la perdición, predestinó en Cristo para salvación, por pura gracia y según el beneplácito de Su voluntad, a cierto número de personas, no siendo mejores o más dignas que las demás, sino hallándose en igual miseria que las otras, y puso a Cristo, también desde la eternidad, por Mediador y Cabeza de todos los predestinados, y por fundamento de la salvación. Y, a fin de que fueran hechos salvos por Cristo, Dios decidió también dárselos a él, llamarlos y atraerlos poderosamente a Su comunión por medio de Su Palabra y Espíritu Santo, o lo que es lo mismo, dotarles de la verdadera fe en Cristo, justificarlos, santificarlos y, finalmente, guardándolos poderosamente en la comunión de Su Hijo, glorificarlos en prueba de Su misericordia y para alabanza de las riquezas de Su gracia soberana. Conforme está escrito: según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuéremos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el Puro afecto de Su voluntad, para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptor en el Amado; y en otro lugar: Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó, y a los que justificó, a éstos también glorifico.»

Se cita Ef. 1-4: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”

Un fuerte defensor de este punto de vista fue el predicador Puritano-Americano y teólogo Jonathan Edwards, quien creía que la indeterminación era incompatible con la dependencia del individuo a Dios y su soberanía. Él pensaba que si las respuestas de los individuos eran causalmente libres, entonces su salvación depende parcialmente en ellos y la soberanía de Dios no es “absoluta y universal.” El libro de Edwards, Libertad del Albedrío, defiende la determinación teológica. En este libro, Edwards intenta demostrar que la liberalidad es incoherente. Por ejemplo, él dice que a través de la “determinación propia” el libertario manifiesta que las acciones propias son precedidas por un acto de libre albedrío o que los actos propios carecen de causas suficientes.

No debería ser considerado que este punto de vista niega completamente el libre albedrío. Clama que el hombre es libre de actuar de acuerdo con sus impulsos morales y deseos, pero que no es libre de actuar en su contra o cambiarlos. Quienes proponen, como John L.Girardeau, han indicado en sus creencias en que la neutralidad moral es imposible; que aún de ser posible, y que uno fuese adepto a ideas contrarias, uno no podría tomar decisión alguna; si uno, por otro lado, se inclina levemente hacia una opción, se escogerá ésa sobre las otras.

Cristianos no-Calvinistas intentan una reconciliación con los conceptos duales de Predestinación y libre albedrío al señalar la situación de Dios como Cristo. Al tomar la forma de un hombre, un elemento necesario en este proceso es que Jesús vivió en la forma de un mortal. Cuando Jesús nació, no fue creado por el poder omnisciente de Dios el Creador, sino con la mente de un niño humano —aun así, era todavía completamente Dios. El precedente que esto crea es que Dios es capaz de abandonar sabiduría, o ignorarla, mientras siga siendo Dios. Aunque esto no es inconcebible, y aunque la omnisciencia, y que Dios sabe cual es el futuro que le espera a los individuos, el cual está en poder de negar este conocimiento en orden de preservar el libre albedrío individual.

Sin embargo, una reconciliación más compatible con la teología no-calvinista establece que Dios es, de hecho, ignorante de los eventos futuros, pero, siendo eterno, está fuera del tiempo y del pasado, presente y futuro como una sola creación. Consecuencialmente no se cree que Dios sabría que Jeffrey Dahmer iba a ser culpable de homicidio años antes del evento, pero que Dios estaba consciente de ello por toda la eternidad, viendo todo el tiempo como un presente único. Esta era la vista ofrecida por Boecio en su libro V “La Consolación de Filosofía”.

Loraine Boettner difería acerca de la doctrina de pre-conocimiento divino y que este no escapaba de los alegados problemas de pre-ordenación. Escribió que “Lo que Dios más sabe de antemano, en la propia naturaleza del caso, es tan arreglado y certero como lo que está preordenado; y si uno es inconsistente con la agencia libre del hombre, el otro también lo es. La preordenación predice los eventos certeros, mientras que el preconocimiento presupone que ellos si son certeros”. Algunos cristianos teólogos, sintiendo la mordida de este comentario, optaron por limitar la doctrina del preconocimiento no haciéndolo todo junto, sino que formando una nueva escuela de pensamiento, similar al Socinianismo y la Teología en Proceso, llamado Teísmo Abierto.

j) Marcelo Sanchez Avila

Una definición propuesta por Marcelo Sanchez Avila,pastor presbiteriano, es que “libre albedrío es la capacidad de obedecer la ley de Dios.” El entiende que esta definición satisface la operacionalización de libre albedrío que la Confesión presenta. De forma resumida esto es demostrado porque en su estado antes de la caída el Adán podía obedecer la ley de Dios; después de la caída, por causa de la muerte espiritual que le significó el pecado, no podía obedecer esta ley; en el estado regenerado el hombre vuelve a tener la capacidad de obedecer a Dios; y en el estado de gloria el hombre obedecerá perfecta y permanentemente la ley de Dios.[7] Esta definición tampoco tiene el problema de afirmar la falta de libre albedrío en Dios, pues Él, por el hecho de ser perfectamente santo, no puede pecar.

Marcelo Sanchez, pastor presbiteriano, explica que la definición que ve al libre albedrío como la capacidad de obedecer la ley de Dios es la mejor definición, pues hace mayor justicia al concepto bíblico de libertad y es la definición que usa la Confesión de Fe de Westminster en su capítulo noveno. [0]

Ciertamente la Confesión no define formalmente lo que los teólogos reunidos en la asamblea pensaban acerca del libre albedrío, mas podemos afirmar que la Confesión hace una definición operacional de él. Este tipo de definición es usada para definir las operaciones que permiten medir un concepto o los indicadores observables por medio de los cuales se él manifiesta. Esto se ve claramente en nuestro documento confesional, donde se trabaja con el concepto de libre albedrío mostrando como él se manifiesta en los distintos estados de la naturaleza del hombre.

k) Un debate contemporáneo

La doctrina teológica de la divina sabiduría se dice que está frecuentemente en conflicto con el libre albedrío. Después de todo, si Dios sabe exactamente que pasará, exactamente todas las acciones que cada uno hará, el estatus de las opciones libres se cuestionan. Dios ya sabe por adelantado la verdad sobre las opciones de uno, lo cuál limita nuestra libertad. Este problema se relaciona con el problema Aristotélico de la batalla marina: mañana habrá o no una batalla marina. Si hubiese una, entonces era verdad que ayer habría una. Entonces sería necesario que la batalla ocurriera. Si no hubiese una, entonces por razonamiento similar, es necesario que no ocurriera. Esto implica que el futuro, sea lo que sea, está totalmente regido por verdades pasadas —verdaderas propuestas sobre el futuro. De todas formas, algunos filósofos sostienen que la necesidad y la posibilidad son definidas respecto a un punto en el tiempo y una matriz dada de circunstancias empíricas, entonces algo que es meramente posible desde la perspectiva de un observador pueden ser necesarias desde la perspectiva de un omnisciente. Algunos filósofos creen que el libre albedrío es equivalente a tener un alma, y por eso, de acuerdo con aquellos que afirman que los animales carecen de alma, los mismos no poseen libre albedrío. La filosofía judía remarca que el libre albedrío es un producto de la intrínseca alma humana, utilizando la palabra neshama, venida de la raíz judía nshm נשמ que significa “aliento”.[2]

La doctrina del libre albedrío ha sido, desde el siglo V hasta nuestros días, un motivo de controversia teológico. A menudo cuando alguien niega la existencia del libre albedrío del hombre natural escucha respuestas como que esta posición calvinista hace del hombre un títere, que niega la responsabilidad humana o que dificulta el evangelismo. Otras veces, cuando alguien afirma que el hombre regenerado tiene libre albedrío se le acusa de arminiano o de no conocer lo que la Biblia dice acerca del hombre. Estos debates sobre el libre albedrío, han llegado hasta nuestros dias, gracias a la filosofía que está detrás del evangelicalismo arminiano, que tiene su origen en el teólogo católico romano de la orden de los jesuitas, Luis de Molina (1535-1600).

Según dice la Enciclopedia Catolica, De Molina fue el mas renombrados y eruditos de los teólogos Jesuitas en el siglo 16. Fue contemporáneo de Jacobo Arminio (1560-1609).  De Molina enseñaba que
“Dios también colabora con los libres actos humanos a través de la influencia causal en particular de la gracia sobrenatural, como merito  para la humanidad por la muerte salvífica y la resurrección de Jesucristo. … Por su gracia, Dios da poder y le pide los seres humanos provocar actos libres de voluntad que son sobrenaturalmente salvíficos, y colabora como causa simultánea en el mismo para efectuar estos actos.  Mediante la obtención de tales actos libres de fe, esperanza, caridad y las demás virtudes infundidas, los agentes humanos son capaces de alcanzar y fomentar la amistad íntima con Dios, que en su totalidad constituye su más alta realización como seres racionales. Aún así, la medida en que la gracia opera antes de la autorización de libre elección humana, puede ser resistida libremente, y cuando se resiste, que se dice que es ineficaz, o meramente suficiente, con respecto al acto salvífico que Dios tiene la intención.”
De acuerdo con la doctrina filosófica del Molinismo ( y por consiguiente del Arminianismo), Dios puede realizar un mundo en el que su voluntad es provocada por la “libre decisión” de las criaturas, pero con el fin de hacer esta afirmación, los Molinistas contemporáneos han tenido que distinguir entre la actualización fuerte y débil. La “actualización fuerte” se refiere a los esfuerzos de un ser cuando causalmente  determina la aparición de un evento (por ejemplo, Dios hace que suceda algo), mientras la “actualización débil”  se refiere a la contribución de un ser a la ocurrencia de un evento mediante la colocación de una criatura libre en circunstancias en las que este por su “libre albedrio” provocar el evento. En otra palabras, el evento es causado por el hombre y contribuye con Dios para la causar el evento….
El profeta Jeremias no conocia de «actualizacion fuerte o actualizacion débil», solo conocia de la soberania total de DIos como la UNICA causa de todo lo que ocurre en el Universo. El profeta Jeremías  dice:
  • ¿Quién puede decir que algo sucede sin que el Señor lo mande?  38 ¿Acaso no proceden de la boca del Altísimo los bienes y los males? (Lamentaciones 3:37-38)

Ahora quiero que comparemos con lo que enseñaba Arminio.

La oposición a la teología y soteriología calvinistas en Holanda se fortaleció a partir de la obra de Jacobus Arminius, profesor de la Universidad de Leiden. Después de su muerte, sus seguidores encabezados por Simón Episcopius escribieron el manifiesto Remonstrance, el cual sostenía cinco puntos:

La Caída del Hombre: La humanidad ha caído en el pecado, pero, Dios ha determinado salvar a través de Jesucristo aquellos pecadores que por la gracia del Espíritu Santo creen en El, pero deja en pecado al incorregible y el incrédulo que se resiste a la gracia.

La expiación: Cristo murió por toda la especie humana (1Tim. 2:3-4, pero nadie excepto el que cree tiene remisión de pecado (Jn. 3:15-18, Mar. 16:16)

La Salvación: El hombre no puede de sí mismo ni de su propia voluntad hacer nada verdaderamente bueno hasta que haya nacido de nuevo por Dios, en Cristo, por medio del Espíritu Santo.

La Gracia de Dios: Toda buena obra o movimiento en el regenerado debe ser adjudicada a la gracia de Dios, pero su Gracia no es irresistible.

El Final de los creyentes: Aquellos que son incorporados en Cristo por medio de la fe verdadera, se les ha dado el poder por medio de la ayuda y la gracia del Espíritu Santo para perseverar en la fe. Pero es posible para el creyente caer de la gracia (Mat. 24:9-13, Mar. 13:13, Luc. 21:19).

Antes de Arminio, Menno Simons había escrito y polemizado contra la doctrina de la predestinación y sostenido que Dios ha dejado vida y muerte a nuestra elección (Deut. 29:15-20) y no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan, vayan al conocimiento de la verdad y sean salvos (2 Pe. 3:9, Ez. 33:10-20). Así, los menonitas holandeses encontraron afinidades con los arminianos tanto en su rechazo a la persecución religiosa, como en la oposición a la concepción calvinista de la predestinación.

Los bautistas John Smyth y Thomas Helwys, exiliados en Ámsterdam entre 1606 y 1612 fueron influenciados por el arminianismo y sus seguidores son hoy conocidos como Bautistas Generales, por su convencimiento de que Jesús murió para salvar a todos los hombres que crean en Él.

Los metodistas, como su fundador John Wesley, defendieron los criterios armnianos creen que mientras Dios es omnipotente y conoce las decisiones que los individuos van a tomar, Él todavía le da el poder a los individuos para escoger o rechazarlo todo, sin importar las condiciones externas o internas relacionadas con la decisión. Por ejemplo, cuando Jesús fue clavado a la cruz, los dos asesinos, uno de cada lado, estaban a punto de morir. Solamente uno pidió a Jesús el perdón, mientras que el otro, incluso al borde de la muerte y sin nada que perder, decide burlarse del mismo. En el punto de vista de los Metodistas y otros que creen en el libre albedrío, esto fue la escogencia entre la vida y la muerte eterna.

También fue adoptada la teología arminiana en el siglo XIX por el movimiento restauracionista de los Discípulos de Cristo e Iglesias de Cristo. Actualmente las tesis arminianas han llegado a tener aceptación entre cristianos de diferentes denominaciones de varios países.

Arminio enseñó  una «prevención» (o preveniente) la gracia que se ha conferido a todos por el Espíritu Santo y la gracia es «suficiente para creer, a pesar de nuestra corrupción pecaminosa, y por lo tanto para la salvación».  Arminio declaró que «la gracia suficiente para la salvación se confiere a los elegidos, y a los no elegidos, para que si se desean, ellos pueden creer o no creer, puedan ser salvos o no ser salvos.»

En ambos sistemas (Molinista-arminiano) la gracia es un aditivo para que el hombre a través de su “libre albedrio” decida y pueda creer o no creer. El Molinismo entonces siirve como un neutralizador de la total soberanía de Dios en la salvación del hombre y desarrolla la llamada «concurrencia.» Es un sistema más sofisticado filosóficamente muy usado por el arminianismo popular en defensa del libre albedrío.

En el catolicismo [15]

Teólogos de la Iglesia Católica abrazan la idea del libre albedrío, pero generalmente no ven el libre albedrío existiendo aparte o contradiciendo la Gracia divina. San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino escribieron extensamente sobre el libre albedrío, con Agustín concentrándose en la importancia del libre albedrío en su respuesta a los Maicéanos, y también en las limitaciones de un concepto de libre albedrío ilimitado como negación de gracia, en sus refutaciones de Pelagio. El énfasis del catolicismo cristiano en el libre albedrío y gracia es generalmente contrastado con la predestinación de la cristiandad protestante especialmente después de la contrarreforma, pero entender conceptos que difieren acerca del libre albedrío, es tan importante como entender los diversos conceptos de la naturaleza de Dios, centrándose en la idea en que Dios puede ser todopoderoso y omnisapiente aunque la gente continúe ejercitando el libre albedrío, ya que Dios no existe en el tiempo.

En la ortodoxa oriental [16]

El concepto de libre albedrío será también muy importante en las iglesias ortodoxas, particularmente en las orientales ortodoxas, y muy especialmente en las afiliadas al Cóptico. Muy similar al concepto del judaísmo, el libre albedrío es tratado como axiomático. Todos poseen un libre albedrío que seguirá siguiendo su consciencia y arrogancia, ambas siendo parte del individuo. Mientras uno más sigue la consciencia, se obtienen mejores resultados, y mientras uno más siga la arrogancia, peores serán los resultados. Seguir la arrogancia propia es a veces comparado con los peligros de caer en un hueco al caminar en oscuridad, sin la luz de la conciencia que ilumina el camino. Doctrinas muy similares han también encontrado expresión escrita en el “manual de Disciplina” de los Manuscritos del Mar Muerto, y en algunos textos religiosos baja la posesión de los judíos Beta Israel de Etiopía.

Conclución:

San Pablo, en su Epístola a los romanos, plantea la siguiente pregunta sobre responsabilidad moral

  • ¿Es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y otras para usos despreciables? (Ro, 9:21).

Desde esta perspectiva, los individuos todavía pueden perder su honor por medio de sus actos, aún cuando tales fueran determinados completamente por Dios. Dicho de otra manera, aun en los santos  redimidos, permanence latente la posibilidad de pecar y por eso se nos exhorta a no dar rienda suelta a la carne. San Pablo, cuando escribe a los romanos, dice expresamente que el magistrado tiene la espada que es el emblema y el signo eficaz de la justicia, es decir, las armas al servicio del derecho, bajo el imperio de la razón son el más eficaz garante del derecho. (cf. Ro. 13)

La exposición del libre albedrío  elaborada por Calvino, pone en claro que el ser humano, muy a pesar de las posibilidades que todavía le asisten para distinguir de alguna manera entre el bien y el mal, elaborar pensamientos filosóficos y obras de jurisprudencia y artísticas, ha quedado  fatalmente afectado por el pecado. Por lo tanto, su libre albedrio quedó afectado terriblemente por el pecado.Su libre albedrio es totalmente relativvo e insuficiente. Solo la gracia especial de Dios y la regeneracion iluminadora del Espiritu Santo, pueden restituirle un libre albedrío que le permita discerner entre el bien y el mal,y desear ardientemente hacer la voluntad de Dios. Sin esto, ese pretendido libre albedrío  sera un servum arbitrium como lo denominó Lutero contra Erasmo.

La relación entre la existencia del libre albedrío según las tres definiciones supracitadas mas la operacionalización hecha por la Confesión de Fe de Westminster y los cuatro estados de la naturaleza humana es representada en la siguiente tabla:

Estado   De La Naturaleza Def.   libertariana Def.   Dr. Heber Def.   Propuesta en el Trabajo CFW
Pre caída SI SI SI SI
Post caída NO NO NO NO
Regenerado SI SI SI SI
Glorificado NO NO SI SI

Vemos como la definición “libre albedrío es la capacidad de obedecer la ley de Dios” coincide, en cuanto a la existencia del libre albedrío, en los cuatro estados con la operacionalización de la Confesión de Fe de Westminster. Los autores de la Confesión de Fe de Westminster no definieron formalmente lo que significa libre albedrío. Sin embargo, es claro que ellos trabajaron con una definición que no tomaba en cuenta la imparcialidad al tomar decisiones y si la capacidad humana de obedecer a Dios. Así ellos desarrollan la idea de libre albedrío pasando por los distintos estados en que se encuentra la naturaleza del hombre, es decir, ellos realizaron una definición operacional de libre albedrío.

John Gill, un magnífico teólogo bautista del siglo XVIII, dijo que:

La libertad de la voluntad del hombre, en cada estado que él se haya encontrado, se encuentre, o se encontrará, no descansa en una indiferencia hacia el bien o el mal. En su estado de inocencia, como fue creado a la imagen y semejanza de Dios, de forma que la inclinación de su alma era sólo para aquello que era bueno. En su estado caído, tiene aversión a todo lo que es espiritualmente bueno y es un esclavo a sus deseos y placeres… en su estado regenerado existen, de hecho, una inclinación para el bien y el mal… El nuevo hombre, o principio de gracia, está inclinado y determinado sólo a aquello que es bueno, y libremente sirve a la ley de Dios. El viejo hombre, o naturaleza corrupta, está inclinado y determinado a aquello que es malvado; y sólo sirve a la ley del pecado. En el estado de glorificación, los santos serán impecables, no podrán pecar, sólo pueden hacer lo que es bueno; y todo lo que ellos hacen, o harán, es será hecho con la mayor de libertad de su voluntad, por eso, se concluye que la libertad de la voluntad del humano no descansa en una indiferencia o indeterminación hacia el bien o el mal; y sí es consistente con algún tipo de necesidad, y una determinación hacia uno.[37]

Debemos entender el libre albedrío como la capacidad de obedecer la ley de Dios porque esta definición es totalmente coherente con lo que la Biblia enseña sobre la voluntad del hombre en los cuatros estados de su naturaleza, porque los autores de la Confesión de Fe de Westminster trabajaron su artículo sobre el libre albedrío relacionándolo con estos estados y porque, directa o indirectamente, esta definición es apoyada por una gran cantidad de teólogos reformados.

Podemos decir que el libre albedrío, es  la atribuciòn divina ùnicamente de Dios, de determinar y decidir lo que es bueno y malo para el hombre, dado que si nuestras conciencias son contreñidas por el pecado, es porque el verdadero dueño del pito que ha tocado para advertirnos del mal que hemos hecho, es Dios, mediante su Espìritu que nos convence de pecado, no solo en nuestra conversiòn sino en este caminar del arrepentimiento.

Como dijo Jesùs de Nazareth, “separados de mi, nada podeis hacer”, es decir, sin aquella perfecta intimidad de Adan con Dios, no haremos la voluntad de Dios sino la de Satanás, y aqui esta lo que creo yo muy controversial….la voluntad puede estar en medio de dos poderes influyentes?  Si los que están bajo el poder del imperio de la muerte, sus voluntades están a merced del príncipe de este siglo, y los que estàn bajo el Yugo del Reino de Dios, estàn libremente y voluntariamente inclinados al bien, alineados al corazòn del Padre…..se podrá relativizar estas dos realidades?  Podrá estar la voluntad del hombre sin dominio? Bajo ningún poder?….Es neutral?……Biblicamente, yo digo que no, principalmente por la obra de la Cruz, Jesùs vino a deshacer las obras de un dominio que enyugaba y esclavizaba las voluntades con fin de servir ùnicamente al pecado, su naturaleza pecaminosa lo determina:

  • «sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.  Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.  Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.  No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;  ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia» (Ro. 6:6-23 RV1960)
Dios lo bendiga mucho!!!
Continúa….
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Notas y referencias bibliográficas:

[1] LUTERO, Martinho. Da Vontade Cativa em Obras Selecionadas. Vol. 4. São Leopoldo: Comissão Interluterana de Literatura (1993). P. 215 cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[2] http://es.m.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo

[3] CALVINO, Juan. Institución de la Religión Cristiana. Vol. 1. Barcelona: Felire (2006). P. 176.cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[4] CALVINO, Juan. Institución de la Religión Cristiana. Vol. 1. Barcelona: Felire (2006). P. 178-179. cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[5] CLARK, Gordon H. What Do Presbyterians Believe? Unicoi: The Trinity Foundation (2001).P. 106. cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[6] Para un análisis más profundo acerca de la naturaleza humana en estos cuatro estados recomiendo la lectura de dos libros de teólogos escoceses: “Human Nature in Its Fourfold State” del Puritano Thomas Boston y “Man’s Relations to God” de John Kennedy. cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[7] http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[8] Peter Brown, Augustine of Hippo (Berkeley, CA: University of California Press, 1969), p. 408, cit en Libro electrónico John Pipper, «la sonrisa escondida de Dios»,pag. 9, © 2008 Editorial Unilit (Spanish translation) Primera edición 2008

[9] http://es.m.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo

[10] Ibid

[11] Lawhead, Willaim F. The Philosophical Journey: An Interactive Approach McGraw-Hill Humanities/Social Sciences/Languages p. 254 (ingles), cit en http://es.m.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo

[12] Ibid,pag. 255,  cit en http://es.m.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo

[13] http://josecarlosrincon.blogspot.com/2013/05/agustin-y-la-trinidad.html

[14] http://es.m.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo

[15] http://es.m.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo

[16] http://es.m.wikipedia.org/wiki/Libre_albedr%C3%ADo

[17] http://mercaba.org/FICHAS/ORACION/PATER/681-B5.htm

[32] WRIGHT, Robert K. McGregor. No Place for Sovereignty. Madison: Inter Varsity Christian Fellowship(1996) P. 43-44.cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[33] PLANTINGA, Alvin. God, Freedom, and Evil. Grand Rapids: Eerdmans Publishing Co. (1977). P. 129.cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[34] GEISLER, Norman. Chosen But Free. Grand Rapids: Bethany House (2001). P. 175.cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[35] CALVINO, Juan. Institución de la Religión Cristiana.II.iii.5 cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

[36] Marcelo Sanchez, cita que le asigna este nombre porque no conseguí encontrar otro teólogo que use aquella definición

[37] GILL, John. The Cause of God and Truth. Disponible en http://www.pbministries.org/books/gill/Cause_of_God_and_Truth/Part%203/section_05.htm consultado el 10 de agosto de 2010.cit en http://reformadoreformandome.wordpress.com/2010/08/25/libre-albedrio/

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Bibliografia consultada

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