Hay mucha tela para cortar parte 4 – Conclución


Hay mucha tela para cortar parte 4

Autor: Paulo Arieu

Actualizado: 13/11/2012

Conclusión:

A Dios orando y con el mazo dando, decían las doñas de antes, pero ya nadie se acuerda de este dicho. Yo me pregunto, porque están sentados los lideres en las iglesias al lado de los obispos de hoy en dia, del clero, sin apoyar a los apologistas? No les tiran piedras, como Israel a los profetas, pero los miran pasar indiferentes, como si fuéramos locos que vamos por la autopista corriendo picadas de autos!!! No se han puesto a pensar? La iglesia duerme, calentita, se cree que porque le paga un sueldo a un teólogo para que los represente ante Dios y los hombres, ya no necesitan de buscarse su alimento.Con un devocional ya se sienten llenos.

No siente ud. hermano cristiano, mucha pena por la iglesia de hoy? Cuando Moisés le dijo a Dios que solo tenia una vara para ir a ver al Faraón, Dios le dijo que la usara. Porque los que son lideres no usan las tijeras que tienen a mano para empezar a cortar la tela ? Porque están tan cómodos sentados en las iglesias, orgullosos de los hermosos templos, cuando Jesús dijo que un día no quedará piedra sobre piedra ?

No le parece a ud.estimado lector que hoy en día vivimos los tiempos semejantes a los de la iglesia de Laodicea, tibiecita, ideal para pegarse un buen baño que bote el stress del trabajo, pues tiene una temperatura similar a las aguas de las playas caribeñas, pero el Señor dijo que era necesario para el propósito que Él tiene con la Iglesia, que fuésemos mas calientes, mas radicales antes que tan placenteros como somos hoy en dia. Es mas, El también dijo que es preferible el ser frío totalmente, que ser tibio, porque a Dios los que se acomodan en sus bancos de la iglesia cómodamente a comer pop corn, le desagradan. Los líderes de las iglesias son responsable de velar por la grey de Dios. Los ministros ordenados de hoy en dia, vienen a ser lo mismo que los obispos de antes. Es lo mismo, o muy similar.

Tenemos que comentar esta parábola del Trigo y la Cizaña, más particularmente la del hombre que sembró buena semilla en su campo, y la de su enemigo, que sembró encima cizaña. En las famosas «Contemplaciones de las Dos Banderas y del Llamado de Cristo Rey» de las reflexiones misticas de los ejercicios espirituales del enigmático y místico católico romano Ignacio de Loyola, (fundador de la orden de los Jesuitas en el catolicismo, orden religiosa que fue parte del movimiento espiritual de la contrareforma católica, que se opuso a los líderes cristianos reformistas protestantes), leemos » Contemplación de dos banderas, una de Cristo, sumo capitán y señor nuestro, la otra de Lucifer, mortal enemigo de nuestra humana naturaleza.»

Esta Contemplación es de suma importancia, pues ella nos hace ver la intención de Cristo Nuestro Señor y, por el contrario, la del enemigo de la naturaleza humana. La primera disposición para santificarse es tener una visión clara, una convicción lúcida de la sabiduría del Evangelio: se trata de la conversión de la inteligencia.

El demonio, por supuesto, no quiere nuestra reforma ni nuestra consagración a Dios, y siempre el trata de engañarnos. Esta reflexión es sumamente oportuna: En cuanto al fondo, el tema de las Dos Banderas es de una actualidad permanente. Penetra toda la Revelación, desde el Génesis hasta el Apocalipsis; vale decir, toda la realidad de la historia humana. Es el tema de Las Dos Ciudades, de San Agustín, presentado en una perspectiva viviente de lucha: hay que considerar aquí cómo Cristo llama y quiere a todos bajo su bandera (soberania de Dios), y Lucifer, al contrario, bajo la suya (apostasía total).

Esta lucha en que los dos grupos se enfrentan puede aparecer, según las épocas y circunstancias, más o menos cruda: Constantinización, Reforma y Contrareforma, Enciclopedismo, Revolución Francesa, ateísmo militante, Nuevo Orden Mundial, Reino del Anticristo. Pero bajo estas cambiantes circunstancias, la táctica y las consignas utilizadas permanecen inalterables.

Ud. cree por ejemplo, siguiendo la actitud del profeta Daniel, que hubiera apoyado Martin Luther King las actuales guerras del gobierno de USA? El solo hecho de plantear esta pregunta parece un disparate. Pero no lo es. Aprovechando el día de fiesta con el que se conmemora el asesinato de Martin Luther King, en un alarde de hipocresía oportunista, el abogado del Departamento General de Defensa acaba de tener la cara dura de decir que creía que Martin Luther King, Jr., podría haber apoyado las guerras actuales que organiza su gobierno (1).

El Washington’s Blog le ha respondido hoy adecuadamente argumentando que hubiera hecho precisamente todo lo contrario y citando algunas de sus intervenciones. En especial citó algunas extraídas de un importante discurso poco conocido, que realizó el año anterior a su asesinato.

Es comprensible que no se le diera difusión. Martin llevó su

“Sueño que un día los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad” bastante mas lejos.

Criticó de raíz el papel del gobierno estadounidense y sus mentiras para justificar la agresión en Vietnam de forma muy contundente y eficaz.


Foto: entierro de Martin Luther King.

Este discurso sin duda contribuyó a su asesinato por James Earl Ray, un traficante de poca monta, en unas circunstancias calcadas del asesinato de Kennedy por Oswald. Martin fue bastante radical con la política de su gobierno a pesar de que entonces no se conocía aún que el horror de la guerra, que acabó con unos dos millones de vidas vietnamitas, no acabaría con la guerra; cuatro décadas después siguen naciendo niños deformes a consecuencia del uso de diversas armas químicas entre las que estaba el agente naranja cargado de dioxinas. Estoy seguro de que hoy hubiera sido mucho mas duro en sus acusaciones conociendo estos hechos.Y todavía mas radical sabiendo que las últimas guerras seguirán matando inocentes, miles de años después de que acaben, debido al uso criminal de municiones radiactivas mal llamadas de uranio empobrecido. Su ruptura con «la traición de mis propios silencios» hubiera sido todavía mas urgente. Su llamada a la responsabilidad y su condena a los «traidores que mantienen su neutralidad en una época de crisis moral» hubiera sido mucho mas implacable, porque ya no se trata de una crisis solo moral, sino de una crisis de supervivencia.

Cree que estaria de acuerdo con la sitacion actual de las iglesias donde los pastores con olor a oveja no tienen oficio, pero muchos que no tienen don de pastor si tienen oficio?. Aún así debemos estar firmes en la gracia de Dios.

  • «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo». Efesios 6:11 (RV 95)

Hace algunos años vi una película estupenda (para mi al menos) que se llamaba 300. Contaba la historia de un ejército de 300 espartanos que debía detener en un desfiladero a un ejército de 100.000 persas. En tiempos donde las batallas se ganaban por el peso específico de la cantidad de soldados, una lucha pensada desde esta óptica era insostenible. No había alternativa que puedan comenzar a pelear. Cualquiera descontaba la victoria aplastante de los persas. Sin embargo, los espartanos se plantaron en el acantilado dispuesto a dar pelea, con una única premisa. No se puede dejar pasar a los persas. Y un argumento lógico, 100.000 no pueden pasar por donde solo hay lugar para 100. La primera escena del primer ataque persa intentando aplastar a su enemigo es tremenda. Y cuando venía la turba corriendo y se acercaban con ferocidad, el rey espartano solo repetía fuerte y seguro dos palabras: Firmes y constantes.

La misma idea nos platea el apóstol acostumbrado a ver a los soldados romanos en sus múltiples cautiverios. Y nos advierte que tenemos una lucha tremenda, porque nuestro enemigo no es menor. Es un estratega que planea asechanzas para derribarnos, atacando nuestros puntos débiles. El diablo es un especialista en estudiarnos para encontrar nuestras debilidades. No lee nuestro pensamiento, no puede estar en todos lados; pero con su ejército de demonios nos estudia en cada momento de nuestra vida, para saber donde golpear.

Sería una lucha desigual, y estaríamos condenados a la derrota si no fuera por un glorioso detalle. No peleamos solos. Tenemos a nuestro lado al Eterno Vencedor, al que mató a la muerte, al que derrotó al último enemigo, nuestro Aliado es el mismísimo Jesucristo.  Pero la victoria obtenida por Jesucristo que determina su triunfo absoluto en la guerra, no nos garantiza la victoria en cada batalla cotidiana. Para vencer cada día, es necesario nuestra actitud. Por eso Pablo nos alienta a mantenernos firmes. A estar despiertos y alerta, a no bajar los brazos, a no descuidarnos, a no perder el tiempo, a no dormirnos en los laureles, a no ser indiferentes al llamado, a no perder la santidad. Cualquier descuido puede significar una caída. No permitas que el enemigo te gane. Dios te alienta y sostiene, pero vos debes ser fiel.

Jesús entró en el templo y echó fuera a los que vendían y compraban en el templo, volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas. […] «(Mat. 21:12-17) al final de la existencia terrena de Jesús, Mateo menciona dos sucesos ocurridos en el templo de Jerusalén, el corazón de la religión de Israel. En ellos, Jesús critica implícitamente una cierta manera de situarse ante Dios y muestra una alternativa.Dios, nuestra paz, te encomendamos a todos aquellos que no ven el futuro y cuya esperanza ha fallado. El Espíritu Santo hace nuestra oración más ferviente y querríamos ocuparnos de aquellos que ya no pueden. De hecho, a través de nuestra oración, preparamos también el camino para tu venida.

Cuando pienso en Moisés, confieso que no meviene tanto a la mente la  vara de Moises, como el desierto que el atravesó para llevar a Israel a la Tierra Prometida. El desierto es una realidad misteriosa y una metáfora fecunda del discurrir contradictorio de la vida humana. Actualmente el 40% de la superficie terrestre está en proceso avanzado de desertificación. Los desiertos crecen a razón de 60 mil km2 por año, lo que equivale a 12 hectáreas por minuto.

Recordemos que el mayor desierto del mundo, el Sahara, con una superficie mayor que la de Brasil (9.065000 km2), hace diez mil años estaba cubierto de densas selvas tropicales, contiene fósiles de dinosaurios y restos arqueológicos de antiguas civilizaciones, pues antiguamente el río Nilo desembocaba en el Atlántico. En esa época, sin embargo, ocurrió un drástico cambio climático que lo transformó en una inmensa sabana y después en un desierto árido y extremadamente seco.  Pero la vida siempre es más fuerte.  Resiste, se adapta y acaba triunfando. Todavía hoy en los desiertos brota la vida: más de 800 especies de vegetales y minúsculos insectos y animales. Basta que sople un viento más húmedo o que caigan unas gotas de agua y la vida invisible irrumpe espléndidamente.  Pero hay desiertos interiores, de ecología profunda. Cada persona humana tiene su desierto a atravesar en busca de una «tierra prometida». Es un recorrido penoso y lleno de espejismos. Pero le espera siempre un oasis para rehacerse. Hay desiertos y desiertos: desierto de los sentidos, del espíritu, de la fe. El desierto de los sentidos ocurre especialmente en las relaciones interpersonales. Después de algunos años, la relación de un pareja conoce el desierto de la monotonía del día a día y la disminución del encantamiento mutuo. Si no hay creatividad y aceptación de los límites de cada uno, la relación puede acabar. Si la travesía no se hace, permanece el desierto desalentador. Hay también el desierto del espíritu. En el siglo IV cuando el cristianismo empezó a aburguesarse, algunos laicos cristianos se propusieron mantener vivo el sueño de Jesús. Fueron al desierto para hallar la tierra prometida en su propia alma y encontrar a Dios desnudo y vivo. Y lo encontraron. Se trata de una peligrosa travesía del desierto. San Juan de la Cruz habla de la noche del espíritu “terrible y temible”. Pero el resultado es una integración radical. Entonces, de la aridez nace el paraíso perdido. El desierto es metáfora de esta búsqueda y de este encuentro.

Finalmente está el desierto de la fe. Hoy se vive en muchas iglesias  un árido desierto pues la primavera que significaron los avivamientos carismáticos del siglo XX en E.U., se transformó en invierno severo. Las iglesias se comportan muchas veces mas como una fortaleza sitiada y cerrada a los llamamientos que vienen de los pueblos, a sus lamentos y esperanzas que a la Canaán de la que fluía leche y miel. Esto es un modelo de iglesia del miedo, de la sospecha y de la pobreza en creatividad, lo que revela insuficiencia de fe y de confianza en el Espíritu de Jesús. Lo que se opone a la fe no es el ateísmo, sino el miedo. Una Iglesia llena de miedos pierde su principal sustancia que es la fe viva. A veces se da que la paradoja de que vivimos en un desierto eclesial sin vislumbrar un oasis por delante. Será nuestro desafío el de hacer así y todo su travesía con la certeza de que el Espíritu irrumpa y haga surgir flores en el desierto. ¡Pero cómo duele!

Nosotros como Iglesia, tenemos que estar firmes aun en medio de las dificultades. Pero esto es solo mi opinión… DIOS ES PACIENTE CON NOSOTROS AUNQUE SEAMOS TERCOS COMO LA MULA…. Cúan real es esto para mi. Y para ud ? No lo cree ud. así?

  • «Cristo vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para los que están lejos, paz también para los que están cerca» (Ef 2,17).

Dios les bendiga.

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Bibliografia

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