Quien eres tu señor? Yo soy Jesús
Autor:Paulo Arieu
«La filosofía no promete asegurar nada externo al hombre: en otro caso supondría admitir algo que se encuentra más allá de su verdadero objeto de estudio y materia. Pues del mismo modo en que el material del carpintero es la madera, y el del escultor, bronce, el objeto del arte de vivir es la propia vida de cada cual. » (Epicteto)
«Sólo los ignorantes desconocen el logos universal y se dejan arrastrar por sus pasiones. El sabio ideal es aquél que vive conforme a la razón, está libre de pasiones y se considera ciudadano del mundo. El cosmopolitismo, que defiende la igualdad y solidaridad de los hombres» (estocismo, Wikipedia) [10]
- San Pablo dijo “Quien eres…?” (Hch. 9:1-9)
- Muchos en nuestro tiempo ponen en duda la autoridad de la Palabra de Dios. Dejan de lado ciertos pasajes y cuestionan muchos otros. ¿Cómo debemos responder a tales ataques? Al decir de Carlos Spurgeon,
- “Tratar de defender la Palabra de Dios es como tratar de defender un león… no necesita defensa alguna.” [13]
San Pablo a quien se le atribuye la redacción de las epístolas paulinas, que conforman parte del Nuevo Testamento.(Wikipedia)
Introducción
Esta es la pregunta de Pablo… y es la pregunta que tratamos de respondernos todos los cristianos. ¿Quién eres Señor? Pablo tuvo una experiencia que le permitió contestar palabras similares a estas:
«tú eres el centro de mi vida, tú eres la razón de mi existencia, tú eres el que me haces ser, tú eres quien me llamas, me envías… tú eres mi fortaleza, Señor.»
Pablo es el misionero (apostol) judío converso por excelencia dado por el Señor Jesés a los gentiles. Sus libros (epístolas) [1] impactaron el imperio romano y cambiaron la cultura de Occidente por estos dos mil años.Y aunque la cultura occidental hoy está en decadencia, no por eso las enseñanzas de Pablo han perdido vigencia. Dejemos un momento para que nos respondamos a la pregunta: ¿quién eres, Señor?
Pablo de Tarso, originalmente Saulo Pablo, también llamado San Pablo y San Pablo de Tarso, nacido entre los años 5 y 10 d. C.,1 en Tarso de Cilicia (actual Turquía centro-meridional) y muerto probablemente entre los años 58 y 67 en Roma, es conocido como el Apóstol de los gentiles, el Apóstol de las naciones, o simplemente el Apóstol, y constituye una de las personalidades señeras del judaísmo del siglo I d.C. y del cristianismo primitivo.
De sus epístolas auténticas surge que Pablo de Tarso reunió en su personalidad sus raíces judías, la gran influencia que sobre él tuvo la cultura helénica, y su reconocida interacción con el Imperio romano cuya ciudadanía, en el decir del libro de los Hechos de los Apóstoles, ejerció. Pablo no cambió su nombre al abrazar la fe en Jesucristo como mesías de Israel y Salvador de los gentiles ya que, como todo romano de la época, tenía un praenomen relacionado con una característica familiar (Saulo, su nombre judío, que etimológicamente significa «invocado», «llamado»), y un cognomen, el único usado en sus epístolas (Paulus, su nombre romano, que etimológicamente significa «pequeño», «poco»).
Su conocimiento de la cultura helénica, hablaba fluidamente tanto el griego como el arameo, le permitió predicar el Evangelio con ejemplos y comparaciones comunes de esta cultura por lo que su mensaje cosechó un pronto éxito en territorio griego. Pero esta característica también dificultó por momentos la exacta comprensión de sus palabras, ya que Pablo recurrió en ocasiones a nociones helenísticas alejadas del judaísmo mientras que otras veces habló como un judío estricto y observante de la Ley (1 Cor. 9:19-21).
De ahí que en la Antigüedad algunas de sus afirmaciones fueran calificadas como «τινα δυσνοητα» (transliterado, tina dysnoēta, que significa puntos «difíciles de entender»; 2 Pe. 3:15-16) y que hasta hoy se susciten polémicas en la interpretación de ciertos pasajes y temas de las cartas paulinas, como por ejemplo la relación entre judíos y gentiles, entre gracia y Ley, etc. Por otra parte, es claro que sus epístolas fueron escritos de ocasión, respuestas a situaciones concretas. Sin haber pertenecido al círculo inicial de los Doce apóstoles, y recorriendo caminos jalonados de incomprensiones y adversidades (2 Cor. 11:23-29), Pablo se constituyó en el motor de construcción y expansión del cristianismo en el Imperio romano, merced a su talento, a su convicción y a su carácter indiscutiblemente misionero. Su pensamiento conformó el llamado cristianismo paulino, una de las cuatro corrientes básicas del cristianismo primitivo que terminaron por integrar el canon bíblico.
El Apóstol se llamó a sí mismo Παῦλος (Paulos) en sus cartas escritas en griego koiné. Este nombre aparece también en la II Pe. 3:15 y en Hechos a partir de 13:9. Antes de ese versículo (Hch. 7:58; Hch. 8:1-3; Hch.9:1, etc.), el libro de los Hechos lo llama con la forma griega Σαούλ (Saoul) o Σαῦλος (Saulos) (en hebreo: שָׁאוּל; en hebreo moderno Sha’ul, y en hebreo tiberiano Šāʼûl). El nombre, expresado en hebreo antiguo, equivaldría al del primer rey del Antiguo Israel (1 Sam. 9:2; 1 Sam. 10:1), un benjaminita igual que Pablo. Ese nombre significa «invocado», «llamado» o «pedido» (de Dios o de Yahveh).
También se utiliza su nombre Σαῦλος (Saulos) en los relatos de su «conversión» (Hch. 9:4; Hch. 9:17; Hch. 22:7; Hch. 22:13; Hch. 26:14). El libro de los Hechos de los Apóstoles señala además el paso de «Saulo» a «Pablo» (Hch. 13:9) al emplear la expresión «Σαυλος, ο και Παυλος», «Saulo, también [llamado] Pablo» o «Saulo, [conocido] también [por] Pablo», lo que no significa un cambio de nombre. En el judaísmo helenista, era relativamente frecuente portar un doble nombre: uno griego y otro hebreo.
El nombre Paulos es la forma griega del conocido cognomen romano Paulus, utilizado por la gens Emilia. Sólo se puede conjeturar respecto de la forma en que Pablo obtuvo este nombre romano. Es posible que tuviera relación con la ciudadanía romana (Hch. 16:39; Hch. 22:27-28; Hch. 25:10) que su familia poseía por habitar en Tarso. También es posible que algún antepasado de Pablo adoptara ese nombre por ser el de un romano que lo manumitió. Si bien paulus significa en latín «pequeño» o «exiguo», no se relaciona con su contextura física o con su carácter.
Con todo, Pablo pudo dar otro significado al uso del nombre Paulos. Giorgio Agamben recuerda que cuando un señor romano dueño de esclavos compraba un nuevo siervo, le cambiaba el nombre como signo de su cambio de estado o de situación. Agamben señala ejemplos de ello:
«Januarius qui et Asellus (Asnillo); Lucius qui et Porcellus (Cochinillo); Ildebrandus qui et Pecora (Ganado); Manlius qui et Longus (Largo); Aemilia Maura qui et Minima (La menor).»
El nombre de la persona aparecía en primer lugar; el nuevo nombre se señalaba al final; ambos nombres se unían por la fórmula «…qui et…», que significa «…el cual también (se llama)…» En el libro de los Hechos de los Apóstoles, aparece la frase: «Σαυλος, ο και Παυλος» («Saulo, también [llamado] Pablo»), donde «…ο και…» es el equivalente griego de la expresión latina «…qui et…». Agamben propone que Saulo cambió su nombre por el de Pablo cuando mudó de estado, de libre a siervo/esclavo, siendo que se consideró servidor de Dios o de su mesías.
Siguiendo esa línea de pensamiento, Pablo se habría considerado un instrumento humano pequeño (paulus, «pequeño»; Agustín de Hipona señala lo mismo en el Comm. in Psalm. 72,4: «Paulum […] minimum est»), de poco valor, escogido sin embargo por Dios, su Señor, para desempeñar una misión.
4 argumentos trascendentales dieron vida a su ministerio de apostol de Jesucristo:
- 1. Educación en el fariseismo estricto según las enseñanzas de la Ley de Moisés y la enseñanza rabínica de la Torah.
- 2. Fe en Jesucristo resucitado, quien salvó su vida espiritual al tener un encuentro Pablo con Él, le dio una nueva cosmovisión y lo comisionó como apostol a los gentiles.
- 3. La cultura helénica a la que impactó y transformó con el testimonio de Jesucristo.
- 4. El derecho romano. Soy ciudano romano
1.Educación
Saulo o Pablo, como generalmente se lo conoce, nació dentro de una estricta familia hebrea, cerca del principio del primer siglo.Tarso fue su ciudad nativa, era la agitada metropoli de Cilicia, y estaba situada en la esquina noreste del mar mediterraneo. Desde Tarso un camino de tierra sigue por el norte y luego el poniente por entre el paso montañoso conocido como las Puertas de Cilicia; los muelles de la ciudad eran un centro naval. La universidad de Tarso era conocida por sus cursos en filosofía y medicina, y el templo de Esculapio, el dios de la salud, servia como hospital y clinica para el uso de los estudiantes de medicina. Si Pablo alguna vez concurrió a la universidad, pero dificilmente pudo haber escapado a la influencia que aquella ejercía sobre el pensamiento y la vida de la ciudad.
Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín (Ro. 11:1; Fil. 3:5), el libro de los Hechos de los Apóstoles señala además otros tres puntos respecto de Pablo: (a) que fue educado en Jerusalén; (b) que fue instruído a los pies del famoso rabino Gamaliel (Hch. 22:3); y (c) que era fariseo (Hch. 26:5).
(a) Pablo fue educado en Jerusalén, estrictamente conforme a las buenas costumbres judias; aprendió la lengua y las escrituras hebreas, el que probablemente se hablaba en casa y también el griego, que era la lengua dominante de Tarso. Posiblemente conociera también un poco de latín, pero no hay pruebas suficientes. A los 12 años lo mandaron a estudiar a Jerusalen con Gamaliel (Hch. 22:3),y según su propio testimonio hizo buenos adelantos en sus estudios (Gal. 1:14). Por convicción era fariseo, y su celo puede medirse por la intensidad con que persiguió a la iglesia (Hch. 26:9-11). Por la época en que llegó a la virilidad, era ya un dirigente en el judaismo. El lenguaje de Hch. 26:10 «Yo di mi voto contra ellos«, si se toma literalmente, implica que era un miembro del Sanhedrin. Debió haber tenido treinta años o mas en la fecha del martirio de Esteban, puesto que ningún hombre podia ser elegido para formar parte de aquel concilio sino hsta que llegaba a la madurez.
(b) Educación, «a los pies de Gamaliel»
La educación de Pablo es objeto de muchas especulaciones. La opinión mayoritaria de los especialistas señala que recibió la educación inicial en la misma ciudad de Tarso. Asimismo, se sugiere que se habría mudado a Jerusalén posteriormente, siendo adolescente, o ya un joven. Algunos estudiosos, que mantienen una actitud de gran reserva respecto de la información brindada por los Hechos, objetan estos datos. Otros no encuentran razón suficiente para descartar los datos de Hch.22:3 referidos a su educación a los pies de Gamaliel I el Viejo, autoridad de mente abierta. Según Du Toi, los Hechos y las cartas paulinas auténticas respaldan como más probable que Pablo fuera a Jerusalén en sus años de adolescencia. Más importante aún, este estudioso remarca que la dicotomía Tarso–Jerusalén debería superarse mediante el reconocimiento de que la persona de Pablo fue un punto de encuentro e integración de una variedad de influencias. La educación de Pablo a los pies de Gamaliel sugiere su preparación para ser rabino.
(c) Fariseo
Que Pablo fuera fariseo es un dato que llegó a nosotros a partir del pasaje autobiográfico de la Epístola a los filipenses: Circuncidado el octavo día; del linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley, intachable. (Fil. 3:5-6). Sin embargo, estos versículos forman parte de un fragmento de la carta que algunos autores consideran un escrito independiente posterior al año 70. Hyam Maccoby cuestionó que Pablo fuese fariseo al afirmar que no se observa ningún rasgo rabínico en las cartas paulinas. Con todo, el carácter fariseo de Saulo Pablo en su juventud suele ser aceptado sin reticencias por otros autores, a lo que se suman las palabras puestas en boca del Apóstol por el libro de los Hechos: «Todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, desde cuando estuve en el seno de mi nación, en Jerusalén. Ellos me conocen de mucho tiempo atrás y si quieren pueden testificar que yo he vivido como fariseo conforme a la secta más estricta de nuestra religión. «(Hch. 26:5) En resumen, Saulo Pablo sería un judío de profundas convicciones, estricto seguidor de la Ley mosaica.
2. Fe en Jesús y su encuentro con el resucitado
Cabe plantearse si, habiendo estado Saulo Pablo en Jerusalén «a los pies de Gamaliel», conoció personalmente a Jesús de Nazaret durante su ministerio o al momento de su muerte. Las posiciones de los estudiosos son diversas, pero en general se presume que no fue así, ya que no hay mención de ello en sus epístolas. Resulta razonable pensar que, de haber sucedido un encuentro semejante, Pablo lo habría consignado en algún momento por escrito.
Siendo este el caso, cabría también cuestionar la presencia permanente de Saulo Pablo en Jerusalén en sus años de adolescencia o juventud. A partir de Hch. 26:4-5, Hay quines sugieren que Saulo Pablo era fariseo desde su juventud. Dado que resultaría infrecuente la presencia de maestros fariseos fuera de Palestina y que, además del griego, Pablo conocía el hebreo, el arameo o ambos, la suma de toda esa información da pie a pensar que al iniciarse la década del año 30, Saulo Pablo se trasladó a Jerusalén con el fin de estudiar más profundamente la Torá.
La conversión de Saulo fue el reclutamiento de un nuevo dirgiente. Después del trabajo que Cristo mismo ejecutó, probablemente el acontecimiento mas importante en la historia del cristianismo sea la conversión de Saulo, porque no solamente quitó del frente a un activo enemigo del evangelio, sino que ademas lo transformó en uno de sus principales propagandistas. Saulo de Tarso aparece primero en las páginas de los Hechos como un joven que cuida las ropas de los que apredran a Esteban, y se añade que «el consentia en su muerte» (8:1).
Tres relatos separados, acerca de su conversión, se encuentra en los Hechos. Uno dado por Lucas en el cap. 9, como parte integrante de todo el relato histórico, y dos que se incluyen en otros tantos discursos de Pablo (Hch. 22:1-21;Hch. 26:2-33). Cada uno tuvo diferentes énfasis. El primer relato es histórico como parte del movimiento de la iglesia, los últimos dos son personales y fueron dados en defensa de la vida y doctrina de Pablo ante audiencias hostiles o investigadoras. Tomadas en conjunto con algunos pasajes de sus epístolas, proporcionan la suma total de datos disponibles, referentes a la gran crisis de su vida.
Los antecedentes morales de su conversión estan insinuados en el relato de su vida privada que se encuentra en Ro.7. Perseguido por su conciencia de pecado, como resultado del conocimiento de la ley, encontró que el bien que quería hacer, no podía hacerlo; y que el mal que quería evitar, estaba siempre presente con el. (Ro. 7:19).
Si Ro.7. tiene aplicación al convertido o al inconverso es un punto muy debatido entre los teólogos, pero casi no cabe duda de que se refiere al hombre que está bajo la ley,como Pablo estaba. Ciertamente la ley misma puede producir conciencia de pecado sin ayuda del evangelio. El celo manifestado por Pablo en la persecución pudo haber sido, pues, el esfuerzo de una desencaminada conciencia para hacer algo que fuera agradable a Dios como compensación por el mal que sentía en su alma.
La muerte de Esteban produjo también una enorme desgarradura en la mente de Pablo. Según el criterio de este, Esteban era un blasfemo y caía bajo la condenación de la ley. Sin embargo, el argumento de Esteban fue esencialmente correcto y no admitía refutración. Además, la visión de Cristo resucitado que Esteban declaró tener, y el gozo que iluminó su faz a partir de la muerte que le amenazaba, dieron a la vida del martir una realidad que los argumentos legalistas de Saulo no pudieron conmover. Pablo mencionó esto en su discurso pronunciado desde el castillo de Antonia (Hch.22:19-20), como una expectativa para el inolvidable. Puede ser que su conversión no haya sido motivada por ello, pero fue parte de la base de la transformación que tuvo lugar en el camino de Damasco.
Según los Hechos de los Apóstoles, el primer contacto fidedigno con los seguidores de Jesús lo tuvo en Jerusalén, con el grupo judeo-helenístico de Esteban y sus compañeros. Saulo Pablo aprobó la lapidación de Esteban el protomártir, ejecución datada de la primera mitad de la década del año 30.
Algunos eruditos, argumentan sobre la dificultad de suponer que Pablo haya estado siquiera presente en la lapidación de Esteban. Pero con todo, otros autores no encuentran razones suficientes para dudar sobre la presencia de Pablo en el martirio de Esteban. Siempre según los Hechos, los testigos de la ejecución de Esteban pusieron sus vestidos a los pies del «joven Saulo» (Hch. 7:58). Algunos consideran que Pablo podría tener en aquellos momentos unos 25 años. El capítulo 8 de los Hechos de los Apóstoles muestra en los primeros versículos un cuadro panorámico de la primera persecución cristiana en Jerusalén, en el que Saulo Pablo se presenta como el alma de esa persecución. Sin respetar ni a las mujeres, llevaba a los cristianos a la cárcel. Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel. (Hch. 8:1-3).
No se habla de matanzas pero, en un discurso posterior en el templo (Hch. 22:19-21), Pablo señaló que andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en Jesús de Nazaret. En Hch. 9:1 se indica que las intenciones y propósitos de Saulo eran amedrentar de muerte a los fieles. Y en Hch. 22:4 se coloca en boca de Pablo su persecución «hasta la muerte», encadenando y encarcelando a hombres y mujeres. Algunos eruditos manifiestan su desconfianza respecto de los alcances reales de esa persecución, tanto desde el punto de vista de su extensión geográfica cuanto de su grado de virulencia. Señalan que los Hechos hacen aparecer a Pablo, «no como el perseguidor sino como la persecución personificada», por lo que no se los puede considerar una crónica neutra. Esta persecución se debe al celo de Saulo Pablo, y no a su condición de fariseo. Más allá de los alcances precisos de su carácter persecutorio, se podría resumir que la vida del Pablo precristiano se caracterizó por «el orgullo y el celo ostentoso por la Ley».La primer mención del encuentro de Pablo con Jesús en la carretera de Damasco es mencionada en Hechos de los apostoles. Este primer relato es histórico como parte del movimiento de la iglesia.
- «Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.» (Hch. 9: 1-7 RV 1960)
Unas pocas cosas que mencionar, Pablo está de viaje, entonces ve una luz y oye una voz, supuestamente de Jesús. Pablo entonces le pregunta ¿qué quieres que yo haga? La respuesta de Jesús es que Pablo vaya a la ciudad y se le hará saber . El relato bíblico reza que Saulo estaba furioso y amenazaba con matar a todos los seguidores del Señor Jesús. Por eso fue a pedirle al jefe de los sacerdotes unas cartas con un permiso especial. Quería ir a la ciudad de Damasco y sacar de las sinagogas a todos los que siguieran las enseñanzas de Jesús, para llevarlos presos a la cárcel de Jerusalén.Ya estaba Saulo por llegar a Damasco cuando, de pronto, desde el cielo lo rodeó un gran resplandor, como de un rayo. Saulo cayó al suelo, y una voz le dijo: ¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? ¿Quién eres, Señor? preguntó Saulo. Yo soy Jesús, respondió la voz, es a mí a quien estás persiguiendo. Pero levántate y entra en la ciudad, que allí sabrás lo que tienes que hacer. Los hombres que iban con Saulo se quedaron muy asustados, pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie.
Segundo relato:
- «como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.(Hch. 22:5-10 RV 1960)
Lucas cita que Pablo narra que el jefe de los sacerdotes y todos los líderes del país saben bien que esto es cierto, ya que ellos mismos le dieron cartas para sus amigos judíos de Damasco, para que lo ayudaran a atrapar a los cristianos y llevarlos presos a Jerusalén y poder castigarlos. Muy cerca ya de llegar a Damasco, de repente cerca del mediodia, vino del cielo una fuerte luz y todo a su alrededor se iluminó. Al caerse al suelo de la experiencia escuchó una voz que le decía: «¡Saulo! ¡Saulo! ¿Por qué me persigues? «El preguntó: que quién era («Señor») Esa voz le dijo quera «Jesús de Nazaret». Y esa voz le dijo que era a Jesús a quien Pablo estaba persiguiendo. Los compañeros de viaje que lo acompañaban vieron la luz en ese momento, pero no oyeron la voz. Pablo cuenta que le preguntó que él debia él hacer (“Señor Jesús, ¿qué debo hacer?”). Y Pablo relata que el Señor le dijo que se levántara y entrará en Damasco, donde se le dirá lo que debía de hacer.
Tercer relato:
- «Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.» (Hch. 26: 12-18 RV 1960)
Pablo cita al gran rey Agripa, que el habia ido a la ciudad de Damasco, con el permiso y la autorización de los principales sacerdotes. Pero en el camino, , cuando eran las doce del día, vi una luz muy fuerte, que brilló alrededor de todos los que íbamos. Todos caímos al suelo. Luego oí una voz que venía del cielo, y que me dijo en arameo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¡Sólo los tontos pelean contra mí! Entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Él me contestó: Yo soy Jesús. Es a mí a quien estás persiguiendo. Levántate, porque me he aparecido ante ti para nombrarte como uno de mis servidores. Quiero que anuncies lo que ahora sabes de mí, y también lo que sabrás después. Jesús le dijo que le enviaría a hablar con los judíos y con los gentiles, y que no dejaría que ninguno de ellos le hiciera daño. Jesús también le dijo que El quería que hables con ellos, para que se den cuenta de todo lo malo que hacen, y para que comiencen a obedecer a Dios. Ellos ahora caminan como si estuvieran ciegos, pero que Pablo les abriría los ojos,para así dejarar de obedecer a Satanás, y asi obedecer a Dios. Y asi, podrán creer en Dios para que El les perdonará sus pecados y ser así parte del santo pueblo de Dios.
Los «fiscales del diablo»
La expereincia de Saulo, sucedió en el año 33-36, una fecha muy cercana a la fecha de la muerte y resurrección del Señor. La conversión de Saulo al cristianismo era prácticamente imposible sin una verdadera «metanoia», en el más puro sentido bíblico: un cambio profundo de mentalidad, un viraje del espíritu. No en cuanto a la búsqueda de la Gloria de Dios, sino en cuanto a la interpretación de las Escrituras acerca del Mesías y de la justificación, que no venía por la Torá, sino por la fe; y ahora por la fe en Jesús de Nazaret. Se trata pues, básicamente, de conversión desde la ignorancia al conocimiento de la Verdad, al tiempo que hubo de superar viejos prejuicios e intolerancias. Yo lo invito a leer bien el testimonio de conversión de Pablo, como si fuésemos «fiscales del diablo». En los tribunales de justicia de hoy en día cualquier testimonio dado por una persona, que es contradictorio y a su vez ilógico, es rechazado por el tribunal y la persona que aporta la información desacreditada y no puede ser tenida como una persona fiable. Los apologistas musulmanes creen erróneamente haber encontrado que este es el caso de Pablo, cuando Pablo habla de su encuentro con Jesús. Ellos dicen que los relatos se contradicen y que además son ilógicos. Ya he citado los tres pasajes en relación a su encuentro con Jesús. Por supuesto que si al analizar las declaraciones vemos que son opuestas y contradictorias, se debería decir que el capítulo entero no debe ser tomado seriamente, ni el libro entero de Hechos ni el validar el tesimonio de Pablo. Pero creo sinceramente que es un grave error cuestionar la honestidad de Pablo en su relato y su testimonio. Lamentablemente, el Islam fundamentalista insiste que la Biblia está corrupta, algo que no es verdad.[12]
En algunas de sus cartas, el apóstol alude a su vocación refiriéndola comouna visión (1 Cor. 9:1), una iluminación (2 Cor. 4:6) o, más aún, unarevelación que Dios le había hecho de su Hijo para que lo anunciase entre los gentiles (Gal 1:15-16). A partir de entonces, como él mismo señala, todo lo que antes tenía valor para él se convirtió por contraste en «pérdida» y «basura» (Fil. 3:7-10). Poniendo todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio, con el deseo de «hacerse todo a todos para salvar a toda costa a algunos» (1 Cor 9:22). Los sucesos acaecidos después de su conversión Pablo los recuerda concisamente en Gal 1:17-24, instado por la urgencia de afirmar que su mensaje no provenía de ciencia humana, sino de Dios, confirmado por los apóstoles.
Pablo ha visto a Jesús, como insistirá en [1 Cor 9:1]. Saulo creía que Jesús estaba muerto, bien muerto y que su lamentable fin sobre la cruz era la señal de la reprobación de Dios para su obra. Cuando he aquí que de pronto se da cuenta de la potencia triunfadora de este Jesús que le prueba que lo detiene y lo tira por tierra, ¡está vivo! Saulo encuentra a Cristo glorioso, a Cristo rodeado de luz sobrenatural. Es un Voz nítida, es el Crucificado que ha Resucitado, es el Señor, Kyrios. Kyrie se aplica en la Biblia griega a Dios mismo.
Lo que Pablo entendió desde «la visión». Podemos intentar un elenco, aunque no sea ni mucho menos exhaustivo, de lo que entendió Pablo en o a partir de «la visión» de Jesucristo cerca de Damasco. Cabe resumir en una serie de grandes de conocimientos:
1) Jesús es el Mesías esperado. Jesús está vivo, ha resucitado es el Cristo (Ungido, Mesías) anunciado por los Profetas. En Él se cumplen las promesas. No responde pues a la idea del Mesías que se habían forjado los judíos de su tiempo.
2) La divinidad de Jesús. Jesús es Señor (=Dios) y Salvador (“Jesús”, un nombre común, pero significa “Salvador”). Preexiste a la creación y es eterno Hijo de Dios. Lo que salva no es la Ley ni las obras, sino la gracia de Dios que nos ha ganado Jesús. Lo que nos justifica es el amor de Cristo. Estamos libres de los agobios de la Ley, somos libres en el amor de Dios. La Norma se encuentra en el amor, la Norma es el Amor, y el Amor es Cristo. Lo demás es como «basura». La virtud cimera será la cáritas (agape) (1 Cor 13:1 ss). Sin ésta ninguna sirve de nada.
3) Jesús se identifica con cada uno de los miembros de la comunidad que él perseguía. Sabemos que esa comunidad es la Iglesia fundada por Cristo. “Lo que hacéis con uno de estos hermanos míos… conmigo lo hacéis”, había dicho el Señor. Esto ahora lo ve Pablo con una claridad deslumbrante: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» . (Hch 9:5; 22:7; 1 Cor. 12:13; Ef 5:30). Todos sois uno en Cristo (Gal 3:28; Ro. 12:5). Este punto, al menos implícito en la luz de Damasco, explica el siguiente. «No hay distinción entre judío y griego; porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que le invocan no hay distinción entre judío y griego; porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que le invocan. Porque todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. (Rm 10,9-15).
4) Su vocación de Apóstol de los gentiles (los paganos). “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tim. 2:4). Por eso no puede dejar de evangelizar: «Ay de mí si no anuncio el evangelio!» (1 Cor 9, 16). «Por lo cual yo, Pablo, el prisionero de Cristo por vosotros los gentiles… si es que conocéis la misión de la gracia que Dios me concedió en orden a vosotros: cómo me fue comunicado por una revelación el conocimiento del Misterio, tal como brevemente acabo de exponeros. Según esto, leyéndolo podéis entender mi conocimiento del Misterio de Cristo;Misterio que en generaciones pasadas no fue dado a conocer a los hombres, como ha sido ahora revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles sois coherederos, miembros del mismo Cuerpo y partícipes de la misma Promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio, del cual he llegado a ser ministro, conforme al don de la gracia de Dios a mí concedida por la fuerza de su poder.» (Ef. 3:1)
5) La inmensa ternura y la incomprensible misericordia de Cristo que le perdona incluso a él, su más furioso enemigo. Que le ha elegido, no en ese momento, sino desde el seno de su madre (Gal 1:15), aun sabiendo que sería perseguidor de sus seguidores.
6) Su vida es de Cristo y para Cristo: Cristo le ha «atrapado», Pablo ha sido «apresado» por Cristo (Fil 3:12). Pablo se convierte de perseguidor en prisionero: «Pablo, el prisionero de Cristo por vosotros los gentiles…» (Ef 3, 1). Pero con unas cadenas que son alas para volar hasta las más altas cumbres de la nueva vida en Cristo. Cristo se ha convertido en «su vida». «Ya no yo, sino Cristo» (Gal 2:19-29). Su vivir es Cristo. «Las cosas que para mí eran ganancia, las he considerado pérdida a causa de Cristo. Y aun más: Considero como pérdida todas las cosas, en comparación con lo incomparable que es conocer a Cristo Jesús mi Señor. Por su causa lo he perdido todo y lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo y ser hallado en él; sin pretender una justicia mía, derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios por la fe (Fil. 3:7-9)
7) Su evangelio no es una especulación humana, sino revelación. «Quiero que sepáis, hermanos, que mi evangelio no es de origen humano. Pues no lo recibí de humanos…, sino por revelación de Jesucristo. Porque habéis oído mi conducta antigua en el judaísmo… Pero cuando el Dios, que me eligió desde el vientre de mi madre… quiso revelarme a su Hijo para que lo anuncie entre los gentiles, no consulté con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui a Arabia, y regresé otra vez a Damasco»» (cf. Gal 1:11-17). Saulo respondió a la llamada bautizándose y dedicando su vida a la difusión del evangelio de Jesucristo (Hch. 26:4-18). Pablo no inventó a Jesús. Su fe no nace de un mito.
A partir de ahora lo que ha de mirar no es tanto la Ley sino a Jesús Cristo Señor y Salvador y por El a todas las gentes, judios, griegos, mujeres y hombres de toda raza, lengua y condición. La Torá no santifica, quien santifica es el Espíritu de Cristo mediante la fe, no mediante las obras de la Ley, sino mediante la fe que es don de Dios. Todo es obra de Dios. Nada impidió ya a Pablo manifestar su fe por Jesucristo y mostrar su deseo universal de salvar a todo el mundo, como asevera en un amplio texto ante los que querían oponerse a su apostolado:
¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
- «De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?0 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.
¿De donde le salía esa fuerza? Evidentemente de su fe y amor a Cristo
- Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Cor. 5:14-15 RV 1960).
- «Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.» (Ef, 2:11-12 RV 1960)
Por Cristo, Pablo se atreve a afrontar cualquier sufrimiento:
- «De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.» (2 Cor. 11:-24-33 RV 1960)
Pablo ha visto que los sufrimientos de los cristianos son sufrimientos de Cristo y que sus propios sufrimientos serán sufrimientos de Cristo. Por tanto, sufrimientos redentores, para que “todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, “a fin de salvar…” Más exactamente, dice: con la esperanza de despertar celos en los de mi raza y salvar a alguno de ellos. Porque si su reprobación ha sido la reconciliación del mundo ¿qué será su readmisión sino una resurrección de entre los muertos? (Rom 11:14-15).
Legado de Pablo
Saulo fue un hombre culto, de inteligencia superior y espíritu vigoroso que se rindió ante la evidencia. Era y sigue siendo un error perseguir a los cristianos por el hecho de serlo. Equivale a dar coces contra el aguijón: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te es duro dar coces contra el aguijón.» (Hch. 26:14). Además, la violencia nunca ha sido apta para vencer ni para convencer.
El carácter y el legado de Pablo se verificaron: (1) en las comunidades por él fundadas y en sus colaboradores; (2) en sus cartas auténticas; y (3) en las llamadas cartas deuteropaulinas, surgidas quizá de una escuela que nació y creció en torno al Apóstol. Es a partir de ese legado inmediato que surgió todo su influjo posterior. La conversión misma fue una clárisima y sobrenatural revelación del Cristo resucitado a su implacable perseguidor. Pablo la cataloga entre las apariciones de Cristo posteriores a su resurrección (I Cor. 15:8). Ninguna teoría de enfermedad o de alucinación pueden explicar correctamente esta aparición. Lucas refiere que tuvo lugar en un punto cercano a Damasco (Hch. 9:3); que la aparición fue acompañada de una gran luz (Hch. 9:3) ; la cual Pablo dice que sobrepasaba al resplandor del sol de mediodía (Hch. 26:13); los hombres que iban con él (Hch. 9:7), aunque ellos no entendieron lo que decia (Hch. 22:9). Pablo mismo sufrió efectos fisicos (Hch. 9:8) que pudieron ser observador por sus acompañantes. El caracter objetivo de su conversión queda por encima de toda duda.
También merece atención el factor subjetivo. Cuando la desconocida voz le habló a Saulo desde la deslumbrante luz de la gloria celestial, su natural pregunta fue,«Quien eres Señor?» (9:5). La respuesta es «Yo soy Jesús»(9:5), hubiera sido increible para el, si su anterior experiencia con Esteban no le hubiera preparado para escucharla. En relampagueante revelación vio que Esteban tenía razón, que todos los argumentos del judaismo contra Esteban tenía razón, que todos los argumentos del judaísmo contra Esteban y los discípulos, habían estado equivocados y que un nuevo mundo de revelación se acaba de abrir delante de él. Paralelamente con la reversión de su pensamiento teológico le llego el llamamiento para servir en el mundo gentil accedió y fue lleno del Espíritu santo para hacer su nuevo trabajo (Hch. 9:10-19).
El ministerio de Pablo comenzó inmediatamente en Damasco. En Gálatas refiere que visitó por este tiempo a Arabia (Gal. 1:17). probablemente hizo entre su testimonio inicial en las sinagogas (Hch.9:22) y su partida final a la ciudad de Damasco (Hch. 9:23-25). Es perfectamente posible que la conmoción de su pensamiento haya sido tan grande, que tuvo que retirarse por un tiempo para hacer un reajuste de sus creencias bajo la nueva luz que había recibido en Cristo. Su repentina reversión de posición fue tan desconcertante para el como para sus asociados. La nueva fe de Pablo en Jesús como el Mesias lo condujo al choque con sus antiguos colegas judíos en Damasco (Hch. 9:23),y por su propia seguridad se vio obligado a huir de la ciudad. En Jerusalén le vieron con fría suspicacia los discípulos quienes con suficiente lógica le miraron como a lobo que vestido de oveja se introducía para hostilizar al rebaño. Sin embargo, al amparo de Bernabé fue aceptado dentro del círculo apostólico (Hch. 9:27).
Mantuvo un agresivo programa de predicación, especialmente entre los judíos helenistas, muy parecido al trabajo que Esteban había hecho. Tan grande fue su exito y tan violenta la reacción contra el que la iglesia lo despachó a Tarso (Hch. 9:30) en donde la oposición que el habia provocado le resultara menos peligrosa. Pablo, de acuerdo con todo el testimonio de que disponemos (Hch. 9:15;22;21;26:17;Ro.15:16; Gal. 1:16;2:7,8; Ef. 3:1-7). Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, luego del martirio de Esteban, Saulo Pablo se dirigió a Damasco, hecho que los biblistas tienden a situar en el término del año subsiguiente a la lapidación de Esteban, según se comenta en la sección anterior.
- «Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén. Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.» Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.» (Hch. 9:1-9)
Pablo mismo presentó esta experiencia como una «visión» (1 Cor. 9:1), como una «aparición» de Jesucristo resucitado (1 Cor. 15:8) o como una «revelación» de Jesucristo y su Evangelio (Gál. 1:12-16; 1 Cor. 2:10). Pero nunca presentó esta experiencia como una «conversión», porque para los judíos «convertirse» significaba abandonar a los ídolos para creer en el Dios verdadero, y Pablo nunca había adorado a ídolos paganos, ni había llevado una vida disoluta. Los biblistas tienden a acotar a un marco muy preciso el significado del término «conversión» aplicado a Pablo. En realidad, cabe que Pablo interpretara que tal experiencia no lo hacía menos judío, sino que le permitía llegar a la esencia más profunda de la fe judía. Por entonces, el cristianismo aún no existía como religión independiente.
Existen varios puntos sin resolver respecto de este relato. Por ejemplo, en 1 Cor. 9:1 Pablo señaló que «vio» a Jesús, pero en ningún pasaje de los Hechos (Hch. 9:3-7, Hch. 22:6-9, Hch. 26:13-18) ocurre tal cosa. Más aún, los tres pasajes de Hechos no coinciden en los detalles: si los acompañantes quedaron en pie sin poder hablar o si cayeron por tierra; si oyeron o no la voz; asimismo, el hecho de que Jesús hablara a Pablo «en idioma hebreo», pero citando un proverbio griego (Hch. 26:14). Sin embargo, el núcleo central del relato coincide siempre:
- Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¿Quién eres tú, Señor? Yo soy Jesús (de Nazaret), a quien tú persigues.
Las epístolas paulinas guardan silencio sobre los detalles de este episodio, aunque el comportamiento previo y posterior de Pablo es señalado por él mismo en una de ellas.
- […]pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres. Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. (Gál. 1:12-17)
Interior de la llamada «casa de Ananías» o «capilla de San Ananías», en Damasco. Se trata de una cripta de dos habitaciones, situada a unos cuatro metros por debajo del nivel de la calle actual. Se la asocia con el lugar en que Saulo Pablo recuperó la vista y fue bautizado por Ananías. Bab Kisan, uno de los ocho portales de la antigua ciudad de Damasco. El muro fue construido en la época romana. Se lo suele asociar con el lugar en que Saulo Pablo fue descolgado por los discípulos de las murallas en el interior de un canasto para escapar de los judíos que habían tomado la decisión de matarlo (Hch. 9:23-25). Hoy alberga la capilla de San Pablo. En otra de sus epístolas afirmó:
- Y en último término [Cristo resucitado] se me apareció también a mí, como a un abortivo. (I Cor. 15:8-9)
Como resultado de esa «experiencia» vivida en el camino a Damasco, Saulo de Tarso, hasta entonces dedicado a «perseguir encarnizadamente» y «asolar» con «celo» a la «Iglesia de Dios» según sus propias palabras (Gál. 1:13; Fil. 3:6), transformó su pensamiento y su comportamiento. Pablo siempre habló de su condición judía en tiempo presente (2 Cor. 11:22, Gál. 2:15, Fil. 3:3-6) y señaló que él mismo debía cumplir las normas dictaminadas por las autoridades judías (2 Cor. 11:24). Probablemente nunca abandonó sus raíces judías, pero permaneció fiel a aquella experiencia vivida, considerada uno de los principales acontecimientos en la historia de la Iglesia. Después del suceso vivido por Pablo en el camino de Damasco, Ananías lo curó de su ceguera imponiéndole las manos. Pablo fue bautizado y permaneció en Damasco «durante algunos días» (Hch. 9:10-19).
Finalmente, cabe subrayar que Pablo, pese alguna apariencia, no es un hombre soberbio, al contrario, se considera como el último de los apóstoles: «Pues yo soy el último de los apóstoles: indigno del nombre de apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios. Mas, por la gracia de Dios, soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. (1 Cor. 15:9-10). Pablo se considera el último de los apóstoles y el primer pecador: «Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo.» (1 Tes 1:15)
4. Ciudadano romano
La información sobre la ciudadanía romana de Pablo solo es presentada por los Hechos de los Apóstoles (Hch. 16:37-38; Hch. 22:25-29; Hch. 23:27) y no encuentra paralelismos en las cartas de Pablo, lo que aún hoy resulta motivo de debate. Contra esta noticia, se aduce que un ciudadano romano no hubiese sido apaleado, tal como en 2 Cor. 11:24-25 asegura Pablo que le ocurrió a él, ya que estaba prohibido. A favor, se señala que el nombre Paulus era romano. Y, de no ser romano, Pablo no hubiese sido trasladado a Roma tras su detención en Jerusalén. Sin embargo, hay excepciones a ambos supuestos. Peter Van Minnen, papirólogo e investigador especializado en documentos griegos del período helenístico y romano incluyendo los del cristianismo primitivo, defendió enérgicamente la historicidad de la ciudadanía romana de Pablo, sosteniendo que Pablo era descendiente de uno o más libertos, de quienes habría heredado la ciudadanía !!!
Pablo y la corrupción
Un tema discutido en la investigación del «Pablo histórico» es su estado de vida, del cual no existe constancia clara. Los textos de 1 Cor. 7:8 y 1 Cor. 9:5 sugieren que, cuando escribe esa carta en la primera mitad de la década del año 50, no estaba casado, pero eso no aclara si nunca se había casado, si se había divorciado o si había enviudado. En general, los investigadores suelen optar por dos posiciones mayoritarias:
(1) que habría permanecido célibe toda su vida sin que quede clara la razón precisa, que no sería necesariamente de índole religiosa; (2) que habría estado casado, y luego habría enviudado. Esta postura supone que Pablo estaba casado porque era preceptivo en el caso de los rabinos. Por lo tanto, cuando Pablo escribió en 1 Cor. 7:8: «Digo a los solteros y a los viudos, ‘bueno es que se queden como yo estoy’», se clasificaría entre los viudos (chérais), no entre los solteros (agamois); Pablo no se habría casado de nuevo (cf. 1 Cor. 9:5). Aquellos que defienden el celibato perpetuo de Pablo, mostraron sus objeciones a esta teoría.
Otros señalan otra posición posible: que Pablo y su presunta mujer se hubiesen separado como consecuencia de su conversión a Cristo. Ese supuesto podría vincularse con el llamado privilegio paulino establecido por el Apóstol, que consiste en el derecho que tiene a romper el vínculo matrimonial la parte cristiana cuando la otra parte es infiel y no se aviene a vivir con ella pacíficamente, que es lo mas probable. Pablo habló a los romanos de su fe como judio testigo de la resurrección de Cristo y de la corrupción de Roma. Aunque el reconoció que los judíos también estaban corruptos por dentro y tampoco cumplían su Ley moral, la Torah. Usando las palabras de Séneca, les dijo a los romanos corruptos que “todos hemos pecado”.
El intelectual argentino Manuel Grondona explica acerca de la corrupción, que
El significado estricto del verbo «corromper”, que la Real Academia define como «alterar o trastocar la forma de alguna cosa”. La «forma” es, para la tradición escolástica, la naturaleza de algo, el fin para el que ese algo existe.Corromper es pues desnaturalizar, desviar una cosa del fin hacia el cual naturalmente tiende. El cadáver, por ejemplo, se corrompe, según la escolástica, porque la muerte ha separado la unidad substancial de cuerpo y alma, y la materia, privada de la forma que la dirigía vitalmente, tiende a la disolución.El “acto corrupto» y “estado de corrupción”. es la solución perversa de un conflicto de intereses. Tiene lugar cuando una persona obligada moral o legalmente hacia un interés ajeno lo pospone en función de un interés propio. (M. Grondona,”La corrupción”,pag.4-5)
La raiz de la idolatría del control humano es el pecado [3] y la corrupción anidada profundamente en el corazón del ser humano. Vemos que la corrupción no solo es un problema de los paises hispanos. También lo es en Estados Unidos. Pero los discípulos de Jesús no conocían una serie de doctrinas acerca de Jesús. Conocían su Persona, y el Poder de la Autoridad de Su Nombre Glorioso (Lc.24:47;Luc.10:17,20;Jn.1:12;Jn.2;23;Jn.20:31;hch.10:43;Ro.1:5)
“Conocer no consiste en hacer algo, ni en recibir algo, sino en un existir superior al simple existir como ser puesto fuera de la nada; es una sobreexistencia activa inmaterial, por la cual un sujeto existe no ya solamente con una existencia limitada a lo que es como cosa encerrada en un género, como sujeto existente para sí, sino con una existencia ilimitada en la cual es o se convierte, por su propia actividad, en sí mismo y los otros”.
Jesucristo no es sencillamente otro hombre más, Él es Dios en carne humana(Ro.8:3 RV 1960;I Tim.3:16). Vino a este mundo por una razón, para quitar el pecado (Jn.1:29;3:5), cosa que hizo muriendo en la cruz (Luc.23:46 RV 1960) y descendiendo al Hades (según yerran los catolicos, «al infierno») [5] durante tres días antes de ascender al cielo («Credo apostólico»), llevando sobre sí mismo el castigo que cada uno de nosotros se merece por nuestros pecados.
Algo interesante y honesto en la filosofía de Séneca, era que esta no se basaba en enmarañadas abstracciones, sino en la experiencia de la vida cotidiana. En el estoicismo es donde Séneca construyó el edificio de su mundo moral. Séneca era un impecable demoledor de las creencias y de las prácticas religiosas, que tuvieran que ver con el paganismo. Para Séneca, el hombre se redime a sí mismo por obra de la razón, mientras con San Pablo se deja redimir por Dios. En el Cristianismo es Dios el salvador de los hombres, pero en la filosofía de Séneca, es el hombre el salvador de sí mismo. Séneca era un ferviente creyente de la virtud humana. Pero dificilmente haya llegado a entender quien es Dios. Su mirada estaba puesta en el hombre. Y la corrupción del hombre («romano»), no le permitía ver a Dios.
Esa razón de la que hablaba Séneca, es la Razón del Universo, pero que trasciende el Cosmos, no queda atrapado en él. Sin esta razón, no habria ciencia, ni lógica, ni razón alguna para hacer las cosas.(cf. Ro.1:18-32). Para Séneca, todas las cosas son hechas de la materia y de Dios. El lugar que tiene Dios en este mundo, lo tiene el alma en el hombre.[0] Santo Toma de Aquino lo llamaría «Causa Primaria» [2]. El apostol Juan diría algo parecido («Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.»,Jn.1:3; Cf. Gen 1). Séneca bien dijo , que «todos somos pecadores» e igual dijo san Pablo (» por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios»,Ro.3:23 RV 1960).
Cual es la solución que este sabio proponía? La redención. Pero según el, era por «la razón», pero se redime a si mismo: El miró hacia dentro del hombre. Que es lo que Séneca vió? Corrupción. Por eso, falto de esperanza y de poder dar una solución, empujado por Nerón y la corrupcción del imperio romano, se suicidó. En el año 65 D.C., Séneca se vio involucrado en una conjura para asesinar a Nerón. Él como un estoico fue fiel a sus principios, y se abrió las venas, antes que tener que ser rehén de los designios de Nerón. [1]
Pero nostros vemos en los otros autores sagrados de la biblia, como a) Juan, por el Logos (el Verbo), miró hacia afuera, a Jesús. (Jn.1). b) El autor de la epístola a los Hebreos, que le aconseja a los Hebreos mesiánicos poner la mirada en el Cristo resucitado («Puestos los ojos en Jesús».cf. Heb. 12:1-2). c) San Pablo en Romanos,«redención en Cristo Jesús» (Ro.3:21-26).
Seneca y Pablo. Similitudes e implicaciones.
Séneca influyó en Pablo y en Calvino(«De clementia de Séneca»)[6]. En la carta a los Romanos, Pablo usó parte de la Stoa, para hablarles a los romanos de la corrupción del imperio (y también judía).
A) Unos (imperio romano): violaron lo mejor de la Stoa (Ro.1:18-32)
«Al estar todos los acontecimientos del mundo rigurosamente determinados y formar parte el hombre del lógos universal, la libertad no puede consistir más que en la aceptación de nuestro propio destino, el cual estriba fundamentalmente en vivir conforme a la naturaleza. Para ello el hombre debe conocer qué hechos son verdaderos y en qué se apoya su verdad. El bien y la virtud consisten, por lo tanto, en vivir de acuerdo con la razón, evitando las pasiones (pathos), que no son sino desviaciones de nuestra propia naturaleza racional. La pasión es lo contrario que la razón, es algo que sucede y que no se puede controlar, por lo tanto debe evitarse. Las reacciones, como el dolor, el placer o el temor, pueden y deben dominarse a través del autocontrol ejercitado por la razón, la impasibilidad (apátheia, de la cual deriva apatía) y la imperturbabilidad (ataraxia). Éstas surgirán de la comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo lo que ocurre es parte de un proyecto cósmico. Sólo los ignorantes desconocen el logos universal y se dejan arrastrar por sus pasiones. El sabio ideal es aquél que vive conforme a la razón, está libre de pasiones y se considera ciudadano del mundo. El cosmopolitismo, que defiende la igualdad y solidaridad de los hombres» [9]
B) Otros:
1. Los judíos, violaron la Torah,(Ro.2:17-3:31).
2. Los cristianos violan el sermón del monte, la ley del reino y el resuemn de la ley dado por Jesús (Mat.22:37; Mar. 12;30; Lc.10:27 ).
3. Los musulmanes violan la Sharia [8]
Consecuencias:
1. Alienación en el proletariado, según Carlos Marx.
2. Pecado, dicho por Séneca e inmortalizado por Pablo.
Solución:
1. Jesús, sentado a la diestra del padre (gr.Kyrios) para judíos y gentiles no cristianos
2. La comunión del cuerpo de Cristo y la confesión voluntaria de pecado ante Dios para los cristianos.
Ningún hombre de ciencia puede hacer ciencia, sin aceptar que hay una razón en el universo. Esa razón de las cosas, es la que mueve el corazón de la ciencia. Rechazar esa razón, no solo es ser ateo, es ser anticientífico.
Como ya cité, Seneca dijo “Somos pecadores todos”. Y Pablo inmortalizó esta frase.
1. Séneca – gran filósofo romano – «Todos hemos pecado: unos más y otros menos».
2. Oridio – (romano) – «Todos luchamos por lo que es prohibido.»
3. Goethe – poeta y filósofo alemán – «No veo falta en los demás que no haya yo cometido.»
4. Un proverbio chino: «Hay dos hombres buenos uno que está muerto y otro que no ha nacido.»
Pablo diría a los cristianos de Éfesos que
- » en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia» (Ef. 1:7 RV 1960)
- «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. » (Ef. 2:8-9)
Pablo escribió en Ro. 3:20: “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de el”. También él escribió a los Gálatas, en Gál. 3:10 que quienes dependen de las buenas obras para ser salvos están bajo maldición y ninguno de nosotros puede guardar esa ley. Todos estamos justificadamente condenados al castigo eterno a menso que Dios intervenga por gracia. Eso es precisamente lo que Dios ha hecho.
Su ministerio temprano
Pablo de Tarso comenzó su ministerio en Damasco y Arabia (Gál. 1:17), nombre con el cual se hacía referencia al reino nabateo. Fue perseguido por el etnarca Aretas IV (2 Cor. 11:32), hecho que se suele datar de los años 38-39, o eventualmente de antes del año 36.
Pablo huyó a Jerusalén donde, según Gál. 1:18-19, visitó y conversó con Pedro y con Santiago. Según Hch. 9:26-28, fue Bernabé quien lo llevó ante los apóstoles. Podría interpretarse que fue entonces cuando le transmitieron a Pablo lo que más tarde mencionó en sus cartas haber recibido por tradición sobre Jesús (1 Cor. 11:23; 1 Cor. 15:3). La estancia en Jerusalén fue breve: se habría visto obligado a huir de Jerusalén para escapar de los judíos de habla griega. Fue conducido a Cesárea y enviado a refugiarse en Tarso de Cilicia (Hch. 9:29-30). Raymond Brown señala que no se conoce con exactitud cuanto tiempo permaneció allí, pero pudieron ser varios años.
Bernabé acudió a Tarso y fue con Pablo a Antioquía, donde surgió por primera vez la denominación de «cristianos» para los discípulos de Jesús. Pablo habría pasado un año evangelizando allí, antes de ser enviado a Jerusalén con ayuda para aquellos que sufrían hambruna (Hch. 11:25-30). Antioquía se convertiría en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo.
Viajes misioneros
A partir del año 46 comienzan los tres grandes viajes misioneros de Pablo, que el revisionismo moderno interpreta se iniciaron con anterioridad, después del año 37. Los tres viajes son en realidad una clasificación con fines didácticos.De izquierda a derecha, los recorridos que habría realizado Pablo durante el primero, segundo y tercer viaje, según el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Magnitud de los viajes
Pablo hacía generalmente sus viajes a pie (2 Cor. 11:26). El esfuerzo realizado por Pablo de Tarso en sus viajes es digno de mención. Si se cuenta únicamente el número de kilómetros de los tres viajes por Asia Menor, se puede dar el siguiente resultado, según Josef Holzner:
Pilar de San Pablo en Pafos, Chipre. Según Hch. 13:7-12, el Apóstol convirtió en esta ciudad al procónsul romano Sergio Paulo, durante su primer viaje.
• Primer viaje: desde Atalia, el puerto a donde llegó desde Chipre, hasta Derbe, ida y vuelta, 1 000 km.
• Segundo viaje: desde Tarso hasta Tróade, 1 400 km. Si se tiene en cuenta el desplazamiento por Galacia hasta su capital, Ancira, hay que añadir 526 km más. Por lo tanto, solamente dentro del Asia Menor recorrió por lo menos 1 926 km.Este cálculo de mínimos se debe a que la narración de los Hechos de los Apóstoles es muy general y se limita a decir que atravesó la región de Galacia y Misia.
• Tercer viaje: de Tarso hasta Éfeso, 1 150 km. A ello hay que sumar el recorrido por la región de Galacia. En este viaje, solo dentro del Asia Menor recorrió un mínimum de 1 700 km.
A lo anterior habría que añadir los viajes por tierras de Europa y por mar, los caminos difíciles, las diferencias de altitud, etc. De una forma muy vívida, Pablo mismo describió en el pasaje siguiente lo que estos viajes implicaron:
- En peligros de muerte he estado muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez fui apedreado; tres veces padecí naufragio; un día y una noche pasé en el abismo. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en la ciudad; peligros en despoblado; peligros en el mar; peligros entre falsos hermanos; trabajos y fatigas; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase? (2 Cor. 11:23c-29)
En efecto, como viajero desprotegido de toda escolta, sería víctima fácil de bandidos, en particular en zonas rurales poco frecuentadas. Los viajes marítimos no eran más seguros: los vientos podían ser de ayuda proa al este, pero era peligroso poner rumbo a poniente y los naufragios eran frecuentes en cualquier sentido. Aún en las grandes ciudades greco-romanas como Éfeso, Pablo no dejaba de ser un judío, posiblemente con un zurrón al hombro, queriendo cuestionar toda la cultura en nombre de quien había sido considerado un criminal crucificado.
Ni aun los «suyos» (los de su «clase», «raza» o «estirpe», es decir, los judíos) dejaban de sancionarlo. Finalmente, su labor ni siquiera finalizaba luego de predicar el evangelio de Jesucristo o conformar una comunidad.El teólogo protestante alemán Gustav Adolf Deissmann enfatizó el punto al comentar que sentía «indecible admiración» a vista del esfuerzo puramente físico de Pablo, que con toda razón podía decir de sí mismo que «azotaba su cuerpo y lo domaba como a un esclavo» (1 Cor. 9:27).
Primer viaje
Enviados por la Iglesia antioquena, Bernabé y Pablo partieron en el primer viaje misional (Hch. 13-14), acompañados por Juan Marcos, primo de Bernabé que oficiaba de auxiliar. Del relato surge que Bernabé habría dirigido la misión en sus inicios. Zarparon de Seleucia, puerto de Antioquía ubicado a 25 km de la ciudad, hacia la isla de Chipre, patria de Bernabé (Hch. 4:36). Atravesaron la isla desde Salamina en la costa oriental de Chipre, hasta Pafos en la costa occidental.
En Pafos, Pablo logró un converso ilustre en la persona del procónsul romano Sergio Paulo (Hch. 13:7-12). En su séquito se hallaba el mago Elimas, que procuró apartar al procónsul de la fe. Pablo lo llamó «repleto de todo engaño y de toda maldad, hijo del Diablo y enemigo de toda justicia», y dejó a Elimas ciego. Viendo lo ocurrido, el procónsul creyó. Desde Pafos los misioneros navegaron hacia Perge, en la región de Panfilia, en la costa sur del Asia Menor central. Es aquí donde el relato de los Hechos de los Apóstoles comienza a llamar a Saulo con su nombre romano Pablo, quien en adelante encabeza la misión. En esta etapa los dejó Juan Marcos para regresar a Jerusalén, con gran disgusto de Pablo como se indica más adelante (Hch. 15:38).
Pablo y Bernabé continuaron viaje tierra adentro, hacia la Anatolia centro-meridional, tocando las ciudades del sur de Galacia: Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. La norma constante en Pablo, tal como la presenta los Hechos, era la de predicar primero a los judíos a quienes suponía más preparados para recibir el mensaje. El relato de los Hechos muestra también la oposición activa que hacían «los de su raza» al anuncio evangélico. Ante la resistencia abierta que le opusieron manifestó su intención de dirigirse en adelante a los gentiles (Hch. 14:4). Los paganos comenzaron a acogerlo gozosamente. Pablo y Bernabé deshicieron el camino desde Derbe, por Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia, hasta Perge; embarcaron en Atalía con dirección a Antioquía de Siria, donde Pablo pasó algún tiempo con los cristianos (Hch. 14:28).
Si bien las epístolas auténticas de Pablo no brindan ninguna información sobre este primer viaje, mencionan en cambio que predicó a los gentiles con antelación al concilio de Jerusalén y que sufrió una lapidación, la cual tendría correspondencia con la que padeció en Listra, según los Hechos.
Concilio de Jerusalén
Los textos de Gál. 2:9 y Hch. 12:17 y Hch.15:13 producen la misma impresión: que Santiago ocupaba el primer lugar en la Iglesia de Jerusalén al momento del Concilio de Jerusalén. Luego de la primera misión paulina y durante la breve estadía del Apóstol en Antioquía, arribaron algunos judaizantes, cuya prédica señalaba la necesidad de la circuncisión para salvarse, por lo que desencadenaron un conflicto no menor con Pablo y Bernabé. La Iglesia de Antioquía envió a Pablo, Bernabé y algunos otros (entre ellos Tito, según Gál. 2:1) a Jerusalén para consultar a los apóstoles y ancianos.
Según las palabras del propio Pablo, ésta sería su segunda visita a Jerusalén después de su conversión («una vez más en catorce años»). Este acontecimiento se data tradicionalmente del año 49, en tanto que las posturas revisionistas varían en la datación, entre los años 47 y 51. Según algunos este conflicto activó en Pablo su propia conversión, llevándola a debate público como argumento para instruir acerca del riesgo que implicaba admitir la circuncisión.
Si bien con algunos matices, este hecho aparece tanto en la Epístola a los gálatas como en el libro de los Hechos y dio lugar a un conciliábulo conocido como el Concilio de Jerusalén, en el que triunfó la postura de Pablo sobre no imponer el ritual judío de la circuncisión a los conversos gentiles. La decisión adoptada en el concilio implicó un avance en la liberación del cristianismo primitivo de sus raíces judías para abrirse al apostolado universal. La cuestión resuelta allí parece haber sido puntual, aunque con implicaciones doctrinales que excederían el problema planteado. En efecto, Pablo denunciaría más tarde la inutilidad de las prácticas cultuales propias del judaísmo, que incluían no solo la circuncisión (Gál. 6:12) sino además las observancias (Gál. 4:10), para desembocar finalmente en la concepción de que no es el hombre el que logra su propia justificación como resultado de la observancia de la Ley divina, sino que es el sacrificio de Cristo el que lo justifica gratuitamente, es decir, que la salvación es un don gratuito de Dios (Ro. 3:21-30).
Controversia en Antioquía
San Pedro y San Pablo (c. 1605), óleo sobre tela de Guido Reni que se conserva en la Pinacoteca de Brera. Ambos apóstoles tuvieron presencia decisiva en el Concilio de Jerusalén y fueron protagonistas de la controversia posterior en Antioquía. Luego del concilio de Jerusalén, Pablo y Bernabé retornaron a Antioquía donde tendría lugar una disputa de importancia. Según Gál. 2:12-14, habiendo Simón Pedro comido con los gentiles, abandonó esta práctica ante la llegada de hombres de Santiago que presentaron objeciones a esa praxis. Pablo reconocía la posición de Pedro, a quien consideraba uno de los pilares de la Iglesia de Jerusalén (Gál. 2:9), pero se sintió obligado a protestar y «le resistió en el rostro» (Gál. 2:11). Le advirtió a Pedro que estaba violando sus propios principios y que no caminaba rectamente de acuerdo con la verdad del evangelio (Gál. 2:14). No se trataba, pues, de una mera diferencia de opinión. Según Bornkamm, Pablo veía en la actitud de Pedro una recaída en el legalismo, que volvía la espalda al evangelio y a lo acordado anteriormente en Jerusalén, minimizando la importancia de la fe en Cristo como superior a la ley.
Es dudoso el resultado final de este incidente respecto de la prevalencia de una opinión u otra. En cualquier caso, el conflicto tuvo consecuencias. Según la Epístola a los gálatas, Bernabé también tomó posición a favor de los hombres de Santiago, y esta podría ser una razón adicional de la separación de Pablo y Bernabé (Hch. 15:36-40), y de la salida de Pablo de Antioquía en compañía de Silas.
Segundo viaje
En el segundo viaje misionero Pablo se hizo acompañar por Silas. Partieron de Antioquia y, atravesando las tierras de Siria y Cilicia, alcanzaron Derbe y Listra, ciudades del sur de Galacia. En Listra se les unió Timoteo (Hch. 16:1-3). Luego, a través de Frigia, se encaminó hacia el norte de Galacia, donde fundó nuevas comunidades. Por la Epístola a los gálatas se sabe que Pablo enfermó mientras atravesaba Galacia y que, durante esa estadía no planificada, gracias a su predicación surgieron allí las comunidades gálatas (Gál. 4:13-20). No pudiendo proseguir hacia Bitinia, partió de Galacia hacia Misia y Tróade, donde se presume se le unió Lucas. Decidió ir a Europa, y en Macedonia fundó la primera Iglesia cristiana europea: la comunidad de Filipos. Después de sufrir azotes con varas y prisión a manos de pretores romanos en Filipos (Hch. 16:16-40), Pablo pasó a Tesalónica (Hch. 17:1) donde tuvo una corta estadía destinada a la evangelización, matizada por sus controversias con los judíos.
La hostilidad de Tesalónica parece haber torcido la idea inicial de Pablo que, según los autores, sería la de dirigirse a Roma, capital del Imperio. Así lo indicaría el hecho de que Pablo transitó la reconocida Vía Egnatia hasta que, luego de Tesalónica, cambió el rumbo para adentrarse más en Grecia. En efecto, la estancia en Tesalónica finalizó con la huida de Pablo a Berea (Hch. 17:10) y su posterior viaje a Atenas (Hch. 17:15), donde intentó infructuosamente atrapar la atención de los atenienses, famosos por su avidez de novedades, con un discurso en el Areópago sobre el evangelio de Jesús resucitado (Hch. 17:22-32). De allí se dirigió a Corinto, donde permaneció durante un año y medio (Hch. 18:11), acogido por Aquila y Priscila (Hch. 18:1-3), un matrimonio judeo-cristiano que había sido expulsado de Roma debido al edicto del emperador Claudio,y que se convertirían en amigos entrañables de Pablo.
Durante su estadía en Éfeso, Pablo fue conducido ante el tribunal de Galión, procónsul de Acaya (Hch. 18:12-17). Se trata de Lucio Junio Galión Éneo, hermano mayor del filósofo Séneca, cuyo mandato se menciona en la llamada inscripción de Delfos, una evidencia epigráfica que originalmente se hallaba en el templo de Apolo, descubierta en Delfos (Grecia) en el año 1905. Desde el punto de vista histórico, esta prueba es considerada clave y segura, y permite datar de los años 50 a 51 la presencia de Pablo en Corinto. En el año 51, Pablo redactó la Primera epístola a los tesalonicenses, el documento más antiguo del Nuevo Testamento. Al año siguiente volvió a Antioquía.
Tercer viaje
El tercer viaje de Pablo fue sin dudas complejo, y enmarcó su misión más sufrida, por varias razones. Esta etapa incluyó la experiencia de una muy fuerte oposición («fieras», 1 Cor. 15:32; «muchos adversarios», 1 Cor. 16:8-9) y de tribulaciones (con probable prisión) que llegaron a «abrumar» al Apóstol (2 Cor. 1:8-9), además de verse jalonada por las crisis que sacudieron las comunidades de Galacia y de Corinto y que motivaron la intervención de Pablo y de su equipo, a través de sendas epístolas suyas y de visitas personales. Sin embargo, a la postre fue una de las misiones más fecundas. Tradicionalmente esta etapa se data de los años 54 a 57, en tanto que las posturas revisionistas tienden a ubicarla entre los años 51 y 54. En esa etapa de su vida, Pablo escribió buena parte de su obra epistolar.
Desde Antioquía, Pablo pasó por el norte de Galacia y Frigia «para confirmar a todos los discípulos» que había allí (Hch. 18:23) y siguió hasta Éfeso, capital de Asia Menor, donde fijó su nueva sede de misión, y desde donde evangelizó toda el área de influencia acompañado por el equipo que dirigía. Predicación de San Pablo, uno de los vitrales realizados por Joseph Ehrismann (1880-1937), ubicado en el Templo protestante de » Notre Seigneur Jésus-Christ» en Bischheim, Departamento del Bajo Rin, en la región de Alsacia. Primero se dirigió a los judíos en la sinagoga pero, como luego de tres meses seguían manifestándose incrédulos, comenzó a impartir sus enseñanzas en la «escuela de Tirano» (Hch. 19:8-10). No se dispone de más información sobre esta «escuela». Sin embargo, esta breve noticia se considera verídica, aún por parte de quienes asumen una actitud de desconfianza ante el libro de los Hechos de los Apóstoles.
Algunos conjeturan que se trataría de una escuela de retórica que alquilaba el local a Pablo en las horas libres. El texto occidental (códice de Beza) indica que Pablo enseñaba allí desde las 11 de la mañana hasta las 4 de la tarde («desde la hora quinta hasta la décima»). Si esta noticia es cierta, podría tratarse de una forma temprana de catequesis, efectuada de modo regular. Pero según Vidal, es posible que la enseñanza diaria de Pablo en «la escuela de Tirano» apuntara a una especie de escuela teológica paulina en esa ciudad, lugar de estudio de temas relacionados con la interpretación de la Escritura.
Poco después de llegar a Efeso, Pablo habría escrito su carta a las iglesias de Galacia, motivada por las pretenciones de unos misioneros judaizantes opositores del Apóstol, que exigían la circuncisión a los cristianos gálatas de origen gentil. Tanto la carta, un manifiesto de la libertad cristiana para oponerse a la tentativa de judaización de aquellas Iglesias, como su portador Tito, tuvieron éxito al lograr la conservación de la identidad paulina de las comunidades de Galacia.
También en esta etapa llegaron a oídos de Pablo noticias sobre graves problemas surgidos en la Iglesia de Corinto: formación de facciones dentro de la comunidad, animadversión contra el propio Pablo, escándalos, y problemas doctrinales diversos, de todo lo cual se tiene noticias únicamente por sus cartas. Pablo les escribió por lo menos cuatro epístolas. De ellas se conservaron hasta hoy las dos conocidas, probables resultantes de la fusión por parte de un recopilador, quizá a fines del siglo I, de los originales fragmentados de cuatro.
Las primeras dos cartas, hoy probablemente fusionadas en la que conocemos como Primera epístola a los corintios, constituyeron serias advertencias a esa comunidad contra las dramáticas divisiones dentro de la misma (1 Cor. 1:10-4:21), al igual que contra algunos casos escandalosos, como el de la unión conyugal incestuosa (1 Cor. 5:1-13) y la práctica de la prostitución (1 Cor. 6:12-20). Los problemas con esta comunidad continuaron, fomentados por unos misioneros enfrentados con el equipo paulino. Esto dio ocasión a la tercera carta, representada hoy por el fragmento de 2 Cor. 2:14–7:4
Entre la tercera y la cuarta carta, Pablo se dirigió a Corinto en la que constituyó una visita dolorosa: se encontró con una Iglesia levantada contra él, que incluso lo agravió públicamente.A su vuelta a Éfeso, Pablo escribió la cuarta carta a la comunidad corintia (2 Cor. 10:1–13:13), conocida como la Carta de las lágrimas. No se trataba solo de un mensaje apologético de defensa frente a sus adversarios, sino que estaba cargado de emotividad.
Se considera segura la estadía de Pablo en Éfeso durante 2 o 3 años.Entre los sucesos narrados por los Hechos se cuentan el enfrentamiento de Pablo con los siete hijos exorcistas de un sacerdote judío y la llamada «revuelta de los plateros», una sublevación hostil provocada por un tal Demetrio y secundada por otros orfebres consagrados a la diosa Artemisa. La prédica de Pablo habría irritado a Demetrio, quien fabricaba pequeños santuarios de plata copiando el de Artemis de Éfeso, con no pocas ganancias para él.
- «Compañeros, vosotros sabéis que a esta industria debemos el bienestar; pero estáis viendo y oyendo decir que no solamente en Éfeso, sino en casi toda el Asia, ese Pablo persuade y aparta a mucha gente, diciendo que no son dioses los que se fabrican con las manos. Y esto no solamente trae el peligro de que nuestra profesión caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Artemisa sea tenido en nada y venga a ser despojada de su grandeza aquella a quien adora toda el Asia y toda la tierra.» Palabras de Demetrio, según los Hch. 19:25-27
El tono del relato de los Hechos y el cuadro que describe es diferente del de las epístolas paulinas, por lo cual algunos estudiosos no están seguros de su historicidad. En cambio otros, aun señalando la ausencia de estas noticias en los escritos de Pablo, encuentran en sus cartas posibles alusiones a la tumultuosa estancia del Apóstol en Éfeso. Las dificultades que Pablo habría padecido en Éfeso sugieren que el Apóstol podría haber sufrido prisión allí.
Esta posibilidad es importante no solo como hecho biográfico, sino además a la hora de datar el tiempo y lugar en que Pablo escribió su Epístola a los filipenses y la Epístola a Filemón, cuyas redacciones en el decir del propio Apóstol tuvieron lugar mientras estaba prisionero (Fil. 1:12-14; Fil. 1:8-13).
No se puede aseverar si, luego de su estancia en Éfeso, Pablo marchó inmediatamente a Corinto o pasó de Macedonia al Ilírico, por vez primera, para girar una breve visita de evangelización (cf. Ro. 15:19). En cualquier caso, Pablo llegó a Corinto, en la que probablemente sería su tercera visita a aquella ciudad. Permaneció tres meses en Acaya (Hch. 20:2-3; 1 Cor. 16:5-6; 2 Cor. 1:16).
En aquella época Pablo escribió la que, según la mayoría de los especialistas, fue la última carta de su autoría que se conserva: la Epístola a los romanos, datada de los años 55 a 58. Esta carta es el testimonio más antiguo de la existencia de la comunidad cristiana de Roma, y su nivel de importancia es tal que Bornkamm llega a referirse a ella como «el testamento de Pablo». Pablo señala entonces su proyecto de visitar Roma (Ro. 15:22-24) y desde allí marchar a España y el Occidente. Entre tanto, Pablo venía pensando en regresar a Jerusalén. En ese tiempo procuró que sus iglesias gentiles realizaran una colecta para los pobres de Jerusalén. Cuando ya había decidido embarcarse en Corinto con rumbo a Siria, algunos judíos tramaron contra él una conjura y Pablo resolvió regresar por tierra, a través de Macedonia (Hch. 20:3).
Acompañado por algunos discípulos de Berea, Tesalónica, Derbe y Efeso, Pablo se embarcó en Filipos hacia Tróade (Hch. 20:4-6), pasando luego por Aso y Mitilene (Hch. 20:13-14). Bordeando la costa de Asia Menor, navegó desde la isla de Quíos a la isla de Samos y luego a Mileto, donde pronunció un importante discurso a los ancianos de la Iglesia de Efeso convocados allí (Hch. 20:17-35). Luego navegó hasta la isla de Cos, Rodas, Patara de Licia (Hch. 21:1-3), Tiro de Fenicia (Hch. 21:1-3), Tolemaida y Cesárea Marítima (Hch. 21:7-8). Por tierra llegó a Jerusalén, donde habría logrado entregar la colecta que tan arduamente había reunido.
Se sabe por la Epístola a los romanos 15 que Pablo veía con cierta preocupación su retorno a Jerusalén, tanto por la posibilidad de ser perseguido por los judíos como por la reacción que pudiera tener la comunidad de Jerusalén hacia su persona y hacia la colecta realizada por las comunidades que él había fundado. Llamativamente, los Hechos de los Apóstoles no comentan la entrega de la colecta, lo que podría ser indicio de un final conflictivo en el cual Pablo no alcanzó a disolver los recelos que aún perduraban en la comunidad de Jerusalén respecto de su predicación.
Arresto y muerte de Pablo
La «inscripción Soreg» – una evidencia epigráfica en griego encontrada en Jerusalén en 1871 y datada de finales del siglo I a.C. o inicios del siglo I d.C, se trata de una advertencia a los no-judíos de no entrar en el santuario del Templo bajo pena de muerte. La inscripción se ubica actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Estambul y a ella hace referencia Flavio Josefo en su obra Antigüedades judías XV. Esta evidencia puede relacionarse con la acusación hecha a Pablo de patrocinar una violación de la Ley y de profanar la santidad del Templo al introducir en él a unos griegos (Hechos 21:27-28). (Wikipedia)
La última etapa de la vida de Pablo, que abarca desde su apresamiento en Jerusalén hasta su presencia en Roma, tiene como fuente fundamental el relato de Hch. 21:27–28:31, aunque el autor de Hechos no trata el deceso del Apóstol. Si bien autores cualificados de diversas extracciones reconocen que el relato no responde a criterios estrictos de historicidad al detalle, sin embargo también se considera que el relato atesora varias noticias históricas sin duda fidedignas. Santiago aconsejó a Pablo que su comportamiento durante su estadía en Jerusalén fuera el de un judío piadoso y practicante (Hch. 21:17-25) y Pablo aceptó, todo lo cual se considera digno de crédito. Cuando el período ritual de setenta días estaba por cumplirse, algunos judíos procedentes de la provincia de Asia vieron a Pablo en los recintos del Templo y le acusaron de patrocinar una violación de la Ley y de haber profanado la santidad del Templo introduciendo en él a unos griegos. Intentaron matarlo en una revuelta, de la que fue sustraído mediante el arresto por parte del tribuno de la cohorte romana con asiento en la Fortaleza Antonia.
Conducido ante el Sanedrín, Pablo se defendió y terminó por suscitar una disputa entre los fariseos y los saduceos, ya que éstos últimos no creían en la resurrección mientras que los fariseos sí (Hch. 23:6-10). Seguidamente, los judíos se habrían confabulado para matar a Pablo pero el tribuno lo envió al procurador de la provincia de Judea, Marco Antonio Félix, que residía en Cesarea Marítima (Hch. 23:23-33), ante quien volvió a defenderse. El procurador postergó el juicio y dejó a Pablo en prisión durante dos años (Hch. 24:22-27). Bornkamm considera que tanto el traslado de Pablo a Cesarea Marítima como la postergación de su juicio son datos fiables desde la crítica histórica. El caso fue revisado solo después de la llegada del siguiente procurador, Porcio Festo. Por haber apelado al César, Pablo fue enviado a Roma.
La cronología más tradicional de la vida de Pablo ubicaba la redacción de la Epístola a los filipenses y de la Epístola a Filemón en este período de cautividad de Pablo en Cesarea Marítima, o posteriormente en su prisión en Roma.Del azaroso viaje de Pablo a Roma en calidad de prisionero (Hch. 27:1-28:16) se puede obtener algunos datos fidedignos, que incluyen la prolongada duración de la travesía, el acompañamiento de que fue objeto, y una detención obligada en la isla de Malta, que pudo extenderse durante tres meses. El libro de los Hechos de los Apóstoles otorgó a la llegada de Pablo a Roma una importancia adicional al mero carácter histórico: para él significaba el cumplimiento de lo que consideraba ya previsto por Jesús en el comienzo del mismo libro respecto de que el Evangelio sería llevado a todas las naciones (Hch. 1:8). Algunos estudiosos señalan además cierta ironía apologética en la forma en que el libro de los Hechos de los Apóstoles describe la llegada de Pablo a Roma: no por libre voluntad, como se lo había propuesto una década antes sin lograrlo, sino como prisionero sujeto al César, con lo que los romanos se convirtieron en agentes indirectos del afianzamiento del evangelio en el centro mismo de su Imperio.
La cautividad de Pablo en Roma, considerada un hecho fidedigno, habría tenido una duración de dos años, tiempo en que el Apóstol no vivió encarcelado sino en custodia lo que, sin embargo, acotó sus libertades. Una de las cuestiones sobre la que no existe una definición clara es si, luego de esa custodia domiciliaria de Pablo en Roma, se produjo su liberación seguida de algún otro viaje (por ejemplo, si llevó adelante su proyecto de viajar a España), antes de ser muerto en la misma Roma. Favorecen esta hipótesis la Primera epístola de Clemente y el Fragmento Muratoriano. En el presente se tiende a desconsiderar estas noticias como carentes de suficiente sustento. Resulta razonable pensar que el autor que finalizó la escritura de los Hechos de los Apóstoles hacia el año 80 conocía el final de Pablo. Si Pablo hubiese sido liberado anteriormente de su prisión, esto habría sido señalado en el libro, lo que no sucede.
En cambio, tanto la tradición eclesiástica como los análisis historiográficos y exegéticos coinciden en señalar que la muerte de Pablo acaeció en Roma bajo el gobierno de Nerón, y que tuvo un carácter violento. Ya Ignacio de Antioquía señaló el martirio de Pablo en su Carta a los efesios XII, escrita probablemente en la primera década del siglo II. Respecto de la fecha, existe una tradición de su muerte en la misma época que Pedro (año 64) o un poco más tarde (67). Con todo, el mandato de Nerón se extendió entre los años 54 y 68, y la mayoría de los autores modernos tienden a señalar que la muerte del Apóstol se produjo antes de lo apuntado por Eusebio de Cesarea, más precisamente en el año 58, o a lo sumo a principios de la década de 60.
Sepultura y culto
Imagen que representa a San Pablo escribiendo, de una versión manuscrita de las cartas de san Pablo datada de los inicios del siglo IX (Württembergische Stuttgart Landesbibliothek, HB II 54). El origen del manuscrito se atribuye a la Abadía de San Galo, bajo el escriba Wolfcoz. La imagen resulta de una antigua tradición medieval de representar al autor de un texto. Se cree que es una de las primeras representaciones de San Pablo en el arte europeo. La inscripción dice: «S(AN)C(TU)S PAULUS» y «sedet hic scripsit» («se sienta aquí y escribe»).
Se encuentra documentada la forma en que se desarrolló prontamente el culto a Pablo en Roma y cómo se expandió posteriormente por distintas localidades europeas y norafricanas. Entre las fuentes más antiguas que vinculan la muerte de Pablo con Roma se encuentran el testimonio de su sepultura en la via Ostiensis por parte del presbítero Gayo a fines del siglo II o principios del siglo III, y un calendario litúrgico del siglo IV sobre el entierro de los mártires.
- Yo puedo mostrarte los trofeos de los Apóstoles; si quieres ir al Vaticano o a la vía Ostiense, encontrarás los trofeos de los fundadores de esta Iglesia. Gayo, recogido por Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica 2,22,2
En concordancia con este testimonio, la Pasión de Pablo del Pseudo Abdías (siglo VI) señaló la sepultura del Apóstol «fuera de la ciudad […], en la segunda milla de la vía Ostiense», más precisamente «en la hacienda de Lucina», una matrona cristiana, donde más tarde se levantaría la basílica de San Pablo Extramuros.
Hacia el siglo V, el texto apócrifo del Pseudo Marcelo, conocido bajo el título de Hechos de Pedro y Pablo, señaló que el martirio de Pablo habría sido por decapitación en las Acque Salvie, en la vía Laurentina, hoy abadía delle Tre Fontane, con un triple rebote de su cabeza que aseguraba haber causado la generación de tres vías de agua. Esta noticia es independiente de todas las anteriores y tardía, lo que sugiere su carácter legendario.
Tras una serie de excavaciones realizadas en la basílica romana de San Pablo Extramuros desde 2002, un grupo de arqueólogos del Vaticano descubrieron en 2006 restos humanos óseos en un sarcófago de mármol ubicado bajo el altar mayor del templo. La tumba data aproximadamente del año 390. Mediante la técnica de datación por medición del carbono-14, pudo determinarse que los restos óseos datan del siglo I o II. En junio de 2009, Benedicto XVI anunció los resultados de las investigaciones realizadas hasta ese momento y expresó su convicción de que, por los antecedentes, ubicación y datación, podría tratarse de los restos del Apóstol.
Valoraciones de Pablo de Tarso
Tanto durante su vida como en las siguientes generaciones, la figura y el mensaje de Pablo de Tarso fueron motivo de debate, generaron juicios de valor marcadamente contrastantes, y llegaron a suscitar reacciones extremas. De hecho, el propio Clemente de Roma sugirió que Pablo fue entregado a la muerte «por celos y envidias». Por una parte, tres de los padres apostólicos de los siglos I y II, Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía (particularmente en su Carta a los romanos) y Policarpo de Esmirna (en su Segunda epístola a los filipenses), se refirieron a Pablo y manifestaron su admiración por él. Policarpo llegó a expresar que no sería capaz de aproximarse a «la sabiduría del bienaventurado y glorioso Pablo»:
- «Porque ni yo ni otro alguno semejante a mí puede competir con la sabiduría del bienaventurado y glorioso Pablo, quien, morando entre vosotros, a presencia de los hombres de entonces, enseñó puntual y firmemente la palabra de la verdad; y ausente luego, os escribió cartas, con cuya lectura, si sabéis ahondar en ellas, podréis edificaros en orden a la fe que os ha sido dada […]».Policarpo de Esmirna, Epístola a los filipenses III
Por otra, la corriente judeo-cristiana de la Iglesia primitiva tendió a ser refractaria a Pablo, a quien pudo considerar rival de Santiago y Pedro, los líderes de la Iglesia de Jerusalén. De allí que especialistas como Bornkamm interpreten que la Segunda epístola de Pedro, un escrito canónico tardío datado de los años 100-150, expresa cierta «cautela» respecto de las epístolas paulinas. Si bien esta carta menciona a Pablo como «querido hermano», parece tratar con alguna reserva a sus escritos por las dificultades que podrían suscitarse en su comprensión, con lo que «los débiles o no formados podrían torcer su doctrina, para su propia perdición» (2 Pe. 3:15-16).
Los padres de la Iglesia subsiguientes avalaron y utilizaron las cartas de Pablo de forma sostenida. Ireneo de Lyón, a fines del siglo II y a propósito de la sucesión apostólica en las distintas iglesias, señaló a Pablo junto a Pedro como base de la Iglesia de Roma. Contra los extremismos, tanto de los judeo-cristianos antipaulinos como de Marción y de los gnósticos, el propio Ireneo expuso su postura según la cual existía consonancia entre los evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las cartas paulinas y las Escrituras hebreas:
Todavía hemos de añadir a las palabras del Señor las palabras de Pablo, examinar su pensamiento, exponer al apóstol, aclarar todo lo que ha recibido de otras interpretaciones por parte de los herejes, que no comprenden lo más mínimo de lo que dijo Pablo, mostrar la estupidez de su locura y demostrar, precisamente a partir de Pablo —de quien ellos sacan sus objeciones contra nosotros—, que son unos mentirosos, mientras que el apóstol, heraldo de la verdad, enseñó todas las cosas plenamente de acuerdo con la predicación de la verdad […]. (Ireneo de Lyon, Adversus haereses IV, 41, 4)
Quizá el culmen de la influencia de Pablo de Tarso entre los padres de la Iglesia haya tenido lugar en la teología de Agustín de Hipona, en particular contra el pelagianismo.211 La diversidad notable de valoraciones de la figura y obra de Pablo continuaron a través del tiempo, y se puede resumir en el decir de Romano Penna:
San Juan Crisóstomo lo exaltaba como superior a muchos ángeles y arcángeles (cf Paneg. 7,3); Martín Lutero sostenía que no había nada en el mundo tan audaz como su predicación (cf Tischr. 2,277); un hereje ibérico del s. VIII, Migecio, proclamaba incluso que en él se había encarnado el Espíritu Santo; y un estudioso de comienzos del s. XX lo consideraba como el segundo fundador del cristianismo (W. Wrede). Otras definiciones son más corrientes, como «el misionero más grande», «el decimotercer apóstol», «el primero después del Único» o, más simplemente, el «vaso de elección» (que Dante, Inf. 2,28, toma de Hch. 9:15). (R. Penna)
Las interpretaciones que de los escritos de Pablo de Tarso hicieron Martín Lutero, Juan Calvino tuvieron influencia importante en la reforma protestante del siglo XVI. En el siglo XVIII, el epistolario paulino fue fuente de inspiración para el movimiento de John Wesley en Inglaterra. En el siglo XIX, resurgió la hostilidad declarada contra Pablo. Quizá el detractor más extremo en su ferocidad haya sido Friedrich Nietzsche, en su obra El Anticristo, Paul de Lagarde quien pregonaba una «religión alemana» y una «iglesia nacional», atribuyó lo que él consideró la «evolución nefasta del cristianismo» al hecho de que «una persona absolutamente incompetente (Pablo) logró influir en la iglesia». En las antípodas, la teología dialéctica de Karl Barth, un antecedente intelectual relevante en la lucha contra el nacionalsocialismo, nació con el comentario de 1919 de este teólogo suizo a la Carta a los romanos.
Más allá de las diferencias entre el cristianismo paulino por un lado y el judeo-cristianismo de Santiago y Pedro por otro, ellos mantuvieron una fe en común. Y la fecha tardía de la redacción de la Segunda epístola de Pedro permite suponer que las diferencias de opinión existentes entre las distintas corrientes básicas del cristianismo primitivo no sofocaron su pluralidad interna, tal como cristalizó en el canon bíblico.
Carácter y legado de Pablo
El carácter y el legado de Pablo se verificaron: (1) en las comunidades por él fundadas y en sus colaboradores; (2) en sus cartas auténticas; y (3) en las llamadas cartas deuteropaulinas, surgidas quizá de una escuela que nació y creció en torno al Apóstol. Es a partir de ese legado inmediato que surgió todo su influjo posterior.
Comunidades y colaboradores
Pablo utilizó para con sus comunidades y colaboradores un lenguaje apasionado. A los tesalonicenses les escribió que eran su esperanza, su gozo, su corona, su gloria (1 Tes. 2:19-20); a los filipenses les dijo que Dios era testigo de cuánto los amaba con el entrañable amor de Jesucristo (Fil. 1:8), y que resplandecían como antorchas en el mundo (Fil. 2:15). A los miembros de la comunidad de Corinto les advirtió que no sería indulgente con ellos (2 Cor. 13:2), pero no sin antes comentarles que les había escrito con muchas lágrimas para que supieran cuán grande era el amor que les tenía (2 Cor. 2:4).
Se especula que Pablo debió ser un hombre capaz de suscitar profundos sentimientos de amistad, ya que sus cartas dan muestras de lealtad por parte de un amplio abanico de personajes con nombre propio (ver, por ejemplo, Ro. 16:5-15). Timoteo, Tito, Silas, todos formaron parte del equipo paulino, llevando sus cartas y sus mensajes, a veces en circunstancias difíciles. Los esposos cristianos Priscila –tambien llamada Prisca– y Aquila, cuya amistad hacia Pablo de Tarso resultó entrañable, fueron capaces de levantar su tienda y partir con él desde Corinto a Éfeso y luego ir a Roma, de donde habían sido exiliados previamente, para preparar la llegada del Apóstol. Vidal sugiere que en Éfeso fueron ellos quienes, en una intervención riesgosa, habrían logrado la liberación de Pablo, lo que justificó el encomio del Apóstol:
- Saluden a Prisca (Priscila) y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no solo les estoy agradecido yo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad.Pablo, (Ro. 16:3-4)
A ellos se suma Lucas, a quien por tradición se identifica con el autor del evangelio homónimo y de los Hechos de los Apóstoles. Se menciona su nombre entre los de los colaboradores de Pablo (Fil. 1:23-24). Según la Segunda epístola a Timoteo, habría acompañado a Pablo hasta su final (2 Tim. 4:11).
Teología paulina
Se denomina teología paulina al estudio razonado, sistemático e integral del pensamiento de Pablo de Tarso, que experimentó desarrollos y retoques en las sucesivas interpretaciones que se hicieron de sus escritos. La presentación sumaria de la teología de San Pablo es muy ardua. La mayor dificultad de cualquier intento de sistematización del pensamiento del Apóstol radica en que Pablo no era un teólogo sistemático, por lo cual cualquier categorización y ordenamiento parece responder más a las preguntas del exégeta que a esquemas paulinos.
Por mucho tiempo el debate estuvo supeditado a una disyuntiva. Según la tesis luterana clásica, el tema fundamental de la teología paulina sería el de la justificación de la fe sin las obras de la Ley. A partir de esa tesis se llegó a considerar que en la doctrina paulina así entendida estaba el núcleo central del anuncio cristiano. En el siglo XX, la postura a favor del principio de la sola fide fue una constante en el trasfondo y en la orientación del pensamiento de Rudolf Karl Bultmann y también se presentó, con una variedad de matices, en seguidores suyos tales como Ernst Käsemann o G. Bornkamm.
Desde el punto de vista del catolicismo, si bien la justificación forma parte del mensaje paulino, no constituye su núcleo central único. El argumento tradicional católico sostenía que Dios, más que «declarar justo» al hombre, hace justo al hombre transformándolo. En los últimos años, diferentes estudiosos protestantes, criticaron la postura luterana clásica que oponía una fe cristiana portadora de la gracia y de la libertad contra un presunto judaísmo tradicional afecto al legalismo y exaltación soberbia de la observancia de las prescripciones mosaicas. Después de presentar la dificultad de «escribir una teología de Pablo», James Dunn propuso en su libro a modo de esquema lo siguiente: Dios y la humanidad – la humanidad bajo interdicción – el Evangelio de Jesucristo – el comienzo de la salvación – el proceso de la salvación – la Iglesia – la ética.
Los autores católicos (Lucien Cerfaux, Rudolf Schnackenburg, y particularmente Joseph Fitzmyer) centraron la teología de Pablo en su pensamiento sobre Cristo, particularmente sobre su muerte y su resurrección. J. Fitzmyer señaló la cristología como centro de la teología paulina. Para él, la teología paulina sería una teología cristocéntrica, es decir, una teología cuyo eje principal es Cristo muerto y resucitado. Otros autores como Joachim Gnilka y Giuseppe Barbaglio hablan de un teocentrismo paulino, lo que quiere implicar que todo el pensamiento de Pablo arranca de Dios y vuelve a Él.
Por otra parte, una detallada observación de las epístolas paulinas auténticas permite advertir que en el pensamiento del Apóstol se produjo una evolución y que, en consecuencia, no se podría hablar de un único centro de interés en su predicación. G. Barbaglio propuso que el Apóstol escribe una «teología en epístola». De allí que el esquema de Barbaglio consistió en presentar la teología de cada carta siguiendo cronológicamente cada una de las siete epístolas auténticamente paulinas, para finalizar con un capítulo titulado: «Coherencia de la teología de Pablo: hermenéutica del Evangelio».
Según R. Penna, se tiende a aceptar que en el centro del pensamiento de Pablo se encuentra el «evento-Cristo», hecho concluyente en «su teología». La discusión discurre sobre las consecuencias (antropológicas, escatológicas, eclesiológicas) de ese dato. Brown sugirió que todas las propuestas encierran parte de verdad, pero derivan de «juicios analíticos» posteriores a Pablo.
Relación con el judaísmo
Pablo era judío, de la escuela de Gamaliel, de denominación fariseo, mencionando esto último como algo de lo que se sentía orgulloso (Fil 3:5). El punto principal de su mensaje era que los gentiles no tienen necesidad de circuncidarse al igual que los judíos (1 Cor 3:2), de hecho una buena parte de sus enseñanzas es un énfasis a los gentiles para que comprendan que su salvación no depende de copiar los rituales judíos; sino que tanto judíos como gentiles, en última estancia, son salvos por gracia Divina [claro que la gracia Divina se aplica por medio de la Fe (fidelidad)].
Los estudiosos contemporáneos, sin embargo, debaten acerca de si cuando Pablo habla de «fe/fidelidad en/de Cristo» (el genitivo griego es susceptible de ambas interpretaciones, objetiva y subjetiva) se refiere en todos los casos a la fe en Cristo como algo necesario para alcanzar la salvación (no sólo por parte de los gentiles, sino también de los judíos) o si en ciertos casos se refiere más bien a la fidelidad del propio Cristo hacia los hombres (como instrumento de la salvación divina dirigida a los judíos y los gentiles por igual)
Fue el pionero en comprender que el mensaje de salvación de Jesús que comenzaba en Israel, se expandía a toda criatura independientemente de su origen. Para Saulo (en hebreo: Shaúl) los seguidores gentiles de Jesús (Yeshúa en hebreo) no deben seguir los mandamientos de la Torá (ley) que son exclusivos al pueblo de Israel. Y así queda establecido en el Concilio de Jerusalén (Gal 2:7-9), que los gentiles sólo deben guardar los preceptos de los gentiles (comúnmente conocidos en el judaísmo como: preceptos noájidas; Hch 21:25; Talmud, Sanedrín 56a y b).
Muchas de sus enseñanzas, al ser dirigidas a un pueblo gentil eran mal entendidas y mal interpretadas (2 Pe. 3:15-16). Algunos judíos por un lado interpretaron que Pablo enseñaba a abandonar la Torá de Moisés (Hch 21:28; Hch 21:21), lo cual no era cierto, y él mismo lo tuvo que desmentir (Hch 25:8; Hch 21:24,26). Por otro lado, había gentiles que interpretaban que la salvación por gracia les permitía pecar, y también lo tuvo que desmentir (Ro. 6:15).
Recientemente, algunos investigadores han defendido que Pablo no buscó superar ni reformar el judaísmo, sino incorporar a los gentiles a Israel por medio de Cristo sin obligarles a renunciar a su condición de gentiles. Esta interpretación recibe el nombre «nuevo enfoque radical sobre Pablo» y contrasta tanto con su interpretación cristiana tradicional como con la llamada «nueva perspectiva sobre Pablo», según la cual Pablo se propuso reformar el judaísmo.
Epistolas paulinas
De las llamadas epístolas paulinas, la epístola a los romanos, la primera y la segunda epístola a los corintios, la epístola a los gálatas, la epístola a los filipenses, la primera epístola a los tesalonicenses (probablemente la más antigua) y la epístola a Filemón tienen en Pablo de Tarso su autor prácticamente indiscutido. Ellas son, junto con el libro de los Hechos de los Apóstoles, las fuentes primarias independientes cuyo exhaustivo estudio científico-literario permitió fijar algunas fechas de su vida, establecer una cronología relativamente precisa de su actividad, y una semblanza bastante acabada de su apasionada personalidad.
Sus escritos, de los que nos han llegado copias tan antiguas como el papiro P 46 datado de los años 175-225, fueron aceptados unánimemente por todas las Iglesias cristianas. Su figura, asociada con la cumbre de la mística experimental cristiana, resultó inspiradora en artes tan diversas como la arquitectura, la escultura, la pintura, la literatura, y la cinematografía y es para el cristianismo, ya desde sus primeros tiempos, una fuente ineludible de doctrina y de espiritualidad.
Las Epístolas Paulinas son un conjunto de cartas (epístolas) escritas o atribuidas a San Pablo, creadas al parecer, dentro del primer siglo de existencia del cristianismo; cuyo fin era la exhortación de los creyentes cristianos de las iglesias fundadas durante sus viajes misioneros después de su conversión. Conforman parte del corpus de Nuevo Testamento, por lo que son aceptadas e incluidas en la mayor parte de las versiones cristianas de la Biblia. Su número varía entre 13 y 14, dependiendo si es aceptada la Carta a los hebreos dentro de dicho conjunto. Dichas cartas, con su correspondientes abreviaturas bíblicas son las siguientes:
Nombre
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Griego
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Latín
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Abreviaturas
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Compl.
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Mín.
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Romanos |
Προς Ρωμαίους |
Epistula ad Romanos |
Rom |
Ro |
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1 Corintios |
Προς Κορινθίους Α |
Epistula I ad Corinthios |
1 Cor |
1C |
|
2 Corintios |
Προς Κορινθίους Β |
Epistula II ad Corinthios |
2 Cor |
2C |
|
Gálatas |
Προς Γαλάτας |
Epistula ad Galatas |
Gal |
G |
|
Efesios |
Προς Εφεσίους |
Epistula ad Ephesios |
Ef |
E |
|
Filipenses |
Προς Φιλιππησίους |
Epistula ad Philippenses |
Flp |
F |
|
Colosenses |
Προς Κολασσαείς |
Epistula ad Colossenses |
Col |
C |
|
1 Tesalonicenses |
Προς Θεσσαλονικείς Α |
Epistula I ad Thessalonicenses |
1 Tes |
1T |
|
2 Tesalonicenses |
Προς Θεσσαλονικείς Β |
Epistula II ad Thessalonicenses |
2 Tes |
2T |
|
1 Timoteo |
Προς Τιμόθεον Α |
Epistula I ad Timotheum |
1 Tim |
1T |
|
2 Timoteo |
Προς Τιμόθεον Β |
Epistula II ad Timotheum |
2 Tim |
2T |
|
Tito |
Προς Τίτον |
Epistula ad Titum |
Tt |
T |
|
Filemón |
Προς Φιλήμονα |
Epistula ad Philemonem |
Fil |
Fl |
|
De estas epístolas cuatro son personales (a Filemón, a Tito, Primera y Segunda a Timoteo), mientras que el resto son colectivas (Primera y Segunda a los Tesalonicenses, a los Gálatas, Primera y Segunda a los Corintios, a los Romanos, a los Filipenses, a los Colosenses y a los Efesios), esto es, no dirigidas a una persona en particular sino a la comunidad eclesiástica de manera colectiva.
Con respecto a la Epístola a los Hebreos, la crítica bíblica actual señala que el autor no es propiamente Pablo. De hecho, en su texto no se indica ni el remitente ni los destinatarios y, en el siglo II, Ireneo de Lyon dijo que la mentalidad era paulina pero que la pluma sólo Dios lo sabe.
El objetivo de estas Cartas es dar instrucciones a los cristianos sobre el modo de comportarse y responder a sus inquietudes. En general el autor da ánimos a sus lectores y responde a sus preguntas o preocupaciones (Tesalonicenses y Corintios), en ocasiones los reprende (Gálatas y 2 Corintios) y a veces les escribe como muestra de agradecimiento por su comportamiento (Filipenses). En las llamadas epístolas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito) el tema central es la organización interna de la iglesia (obispos, presbíteros, diáconos, etc.)
Además de estas cartas, se cree que Pablo hizo otros escritos que se acabaron perdiendo. Por ejemplo, en la Primera Epístola a los Corintios Pablo parece que alude a una carta anterior (1 Cor. 5:9). La autoría de algunas de estas epístolas es discutida, creyéndose que algunas de ellas fueron escritas por discípulos de Pablo que las firmaron con el nombre de su maestro (pseudoepigrafía). La pseudoepigrafía en nada desmerece esos escritos, tal lo señalado por Günther Bornkamm, uno de los discípulos de Bultmann:
Este fenómeno de recurso a un pseudónimo no puede ser juzgado sin más conforme a los criterios de la literatura moderna. En la antigüedad no habían aparecido todavía criterios tales como los de «propiedad intelectual», «cualidad de autor», «derechos de autor» y otros semejantes. Por tanto hay que tener prudencia ante el concepto peyorativo de «falsificación». Los autores fingidos son, en la literatura eclesiástica, portadores primarios de una tradición doctrinal cualificada, sobre todo en la lucha contra la herejía y en el esfuerzo por confirmar la fe y el orden en la comunidad.[11]
Los argumentos que se utilizan para cuestionar la autoría paulina de algunos de estos escritos hacen referencia al estilo literario, al vocabulario empleado y a la doctrina, pues existen contradicciones entre algunas de ellas. De acuerdo con el libro Guía para entender el Nuevo Testamento, del profesor Antonio Piñero, hay siete epístolas indudablemente paulinas: 1 Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Romanos, Filipenses y Filemón.
Siguiendo el libro citado del profesor Piñero, existe un amplio consenso, aunque no unanimidad, en que las llamadas epístolas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito) no son paulinas sino obra de algún discípulo. Esta opinión no sólo se da entre los críticos, sino que es asumida cada vez más por muchos teólogos. Con respecto a las Epístolas a los Efesios y a los Colosenses, las opiniones están más divididas, aunque cada vez hay más acuerdo, incluso entre teólogos, en que no son obra de Pablo sino de algún discípulo suyo. Por último, en el libro de Antonio Piñero titulado Los Apocalipsis, el autor dice que los especialistas están divididos casi al 50 % con relación a si la Segunda Epístola a los Tesaloniceses es o no paulina.[11]
Por supuesto, nada de esto afecta a la inspiracion sobrenatural de las epístolas y de todo el Nuevo Testamento.
Conclución
Muchos ven a Jesús tal y como nos lo han presentado en la cultura, como un hombre débil y apacible que siempre se empeñaba en vivir en paz con todo el mundo y evitaba la controversia cuando era posible. Pero al leer los relatos del evangelio nos damos cuenta de que la verdad es que desde el principio mismo provocó deliberadamente a ciertos grupos. Nunca dudó en despreciar las normas insignificantes de los hombre y a sabiendas y de propósito ofendía a la gente. De hecho, les resultaba demasiado difícil tratarle y la «institución» de aquellos tiempos, decidió que la única manera era librarse de él. Necesitamos esta visión de Jesús para equilibrar las falsas impresiones que con frecuencia tenemos de él. Pero es preciso que mantengamos el cuadro completo equilibrado. No era un «revolucionario radical», según usamos el término en la actualidad. Es cierto que desafió al estatus quo, pero no lo hizo nunca de una manera violenta o desesperada. En los pasajes de Lucas, en el libro de Hechos,tenemos el relato de la clase de controversia que siempre suscita Jesús cuando El se revela: «Quien eres tu…?»
Pablo era judío, de la escuela de Gamaliel, de denominación fariseo, mencionando esto último como algo de lo que se sentía orgulloso (Fil 3:5). El punto principal de su mensaje era que los gentiles no tienen necesidad de circuncidarse al igual que los judíos (1 Cor 3:2), de hecho una buena parte de sus enseñanzas es un énfasis a los gentiles para que comprendan que su salvación no depende de copiar los rituales judíos; sino que tanto judíos como gentiles, en última estancia, son salvos por gracia Divina [claro que la gracia divina se aplica por medio de la Fe (fidelidad)].
Fue el pionero en comprender que el mensaje de salvación de Jesús que comenzaba en Israel, se expandía a toda criatura independientemente de su origen. Para Saulo, los seguidores gentiles de Jesús no deben seguir los mandamientos de la Toráh que son exclusivos al pueblo de Israel. Y así queda establecido en el Concilio de Jerusalén (Gal 2:7-9), que los gentiles sólo deben guardar los preceptos de los gentiles (comúnmente conocidos en el judaísmo como: preceptos noájidas; Hch 21:25).
Está muy en claro que la conversión misma fue una clárisima y sobrenatural revelación del Cristo resucitado a Pablo, quien cataloga esta vivencia entre las apariciones de Cristo posteriores a su resurrección (I Cor. 15:8). Ninguna teoría de enfermedad o de alucinación permiten explicar correctamente a esta aparición. Lucas refiere que a) tuvo lugar en un punto cercano a Damasco (Hch. 9:3); b) que la aparición fue acompañada de una gran luz (Hch. 9:3).
Pablo dice que esta visión sobrepasaba al resplandor del sol de mediodía (Hch. 26:13); Los hombres que iban con él (Hch. 9:7), también oyeron la voz, aunque ellos no entendieron lo que decía (Hch. 22:9). Pablo mismo sufrió efectos físicos (Hch. 9:8) que pudieron ser observador por sus acompañantes. El caracter objetivo de su conversión queda por encima de toda duda. Si la experiencia de Pablo fue mentira, como se explica el cambio de vida rotundo, su mensaje cristológico, su testimonio, sufrimiento y martirio? No le era mas fácil quedarse como fariseo que abandonar sus familiares, creencias, compatriotas y amigos e ir a misionar (apostol) y luego morir en tierra ajena, en Roma, de la mano de Nerón que mentir?
Todo parece indicar que Pablo usó filosofia griega estoica para predicarle al imperio griego y romano. Pero debemos entender que la teología estoica era panteísta: no hay un Dios fuera de la naturaleza o del mundo; es el mismo mundo en su totalidad el que es divino, lo que justifica que la creencia en los dioses, pese a su heterogeneidad, sea universal. Pero Pablo tomó lo mejor de esta filosofia, la depuró y la cristologizó. Esto no significa que Pablo se haya hecho estoico ni nada parecido. El utilizó los iguales y no los distintos para predicarles de Cristo a los romanos. Y yo creo también que al igual lo hizo Pablo un dia, cada persona debería hacerse la pregunta quien eres tu señor, y a que Jesús está adorando? Si el Jesús que predicó san Pablo o el Jesús que se le da la gana a ud….????
Pablo perseguia a la Iglesia, pero en realidad estaba persiguiendo a Jesus.Pablo no conocia personalmente a Jesús. Pero ahora sus ojos han visto al resucitado. No podemos negar la evidencia de que el cristianismo ha influido poderosamente en toda la Humanidad, aunque especialmente en nuestra civilización occidental, siendo la religión más importante por el número de sus seguidores, que se estiman en más de dos mil millones. El cristianismo ha impregnado todos los estamentos de la sociedad, influyendo muy positivamente en todos los órdenes de la vida durante casi dos mil años, lo que se ha traducido en una mejora evidente de las relaciones y de los derechos humanos y en multitud de progresos de aspectos vitales de nuestra humana existencia.
Su elevada moral y su doctrina de la relaciones del ser humano con Dios y el prójimo, basadas en el amor (Mat. 5:44), incluso hacia nuestros enemigos, supuso una verdadera revolución que, poco a poco, fue transformando la sociedad. La característica fundamental, que debe distinguir a todo auténtico cristiano del que no lo es, la expresó el mismo Jesucristo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Jn. 13:35). El apóstol Juan, más tarde en su primera epístola, también nos vuelve a recordar esta principal seña de identidad de los cristianos: “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios” (1 Jn. 4:7).
Sin embargo, también es cierto que en nombre del cristianismo y creyendo obedecer a Dios, se realizaron auténticas tropelías, desmanes, guerras y persecuciones a fin de imponer por la fuerza un mal entendido cristianismo. La Iglesia cristiana primitiva, perseguida, primero por los judíos, y poco después, por los emperadores romanos, al poco de crecer espectacularmente, y adquirir poder secular y político concedido por los emperadores Constantino y Teodosio a partir del S. IV, pasó a ser la religión del estado, y a convertirse en perseguidora de los paganos, y de todos aquellos que se oponían abiertamente a sus doctrinas, con lo que perdió su pureza original.
No obstante, con todo merecimiento, la vida, muerte y resurrección de Jesús el Cristo creó un hito en la historia de este mundo, pues desde entonces la historia se divide en dos eras que empiezan a contar hacia atrás y hacia delante del año de su nacimiento. Por eso, la actual era en la que vivimos recibe el nombre de “cristiana”. Los cristianos creen que Jesucristo es la garantía de vida eterna y que los llevará a la Canaán celestial.
Lo singular del cristianismo es que el Dios único del judaísmo se muestra o se revela en el Nuevo Testamento (NT) como tres personas perfectamente diferenciadas: Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo. Sin embargo es una única esencia, un único ser.
Por esto, el cristianismo, ha sido y es un «escándalo para los judíos» y también, unos setecientos años más tarde, lo fue y lo sigue siendo para los musulmanes, que no pueden admitir que el Dios único se haya manifestado en la Santa Biblia como tres Personas distintas, que Dios pueda tener un Hijo, o que un hombre tenga la audacia sacrílega de pretender ser. Pablo predicó lo que conoció, la Verdad de Jesús, que había resucitado.
Es que la verdad de Dios, es más que una doctrina o una vivencia espiritual-religiosa; es, ante todo, una persona: Cristo. Dios, después de darnos la verdad revelada, «…en estos postreros días, nos ha hablado por el Hijo» (Heb. 1:2). En Cristo culmina la revelación de la verdad hasta el punto que él pronunció las palabras más osadas que nadie haya dicho jamás: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn. 14:6). Cristo viene a ser la verdad encarnada: «Aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros… lleno de gracia y de verdad. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo» (Jn. 1:14, 17). Cristo es la parte más preciosa de la verdad divina porque él «es la imagen del Dios invisible» (Col. 1:15) y en él «habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» (Col. 2:9).
El escritor ruso Dostoiewsky dijo con gran lucidez:
«Si alguien me demostrara alguna vez que Cristo está fuera de la verdad… entonces yo preferiría quedarme con Cristo antes que con la verdad». [14]
La luz que irradia la Verdad no sólo alumbra nuestras tinieblas, sino que nos seduce y nos atrae para compartir toda nuestra vida con Él (Ap. 3:20). Como alguien ha dicho,
«un cristiano es una persona que ha quedado prendada y prendida de Jesucristo». [15]
Ahí radica el rasgo más distintivo del cristianismo: no es tanto una religión, sino una relación. Por ello, en último término, la verdad no es sólo algo a creer, algo a vivir y algo a discernir, sino sobre todo alguien a quien amar: el Cristo vivo, la Verdad encarnada.
Dios le bendiga.
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Fuentes:
[0] [1] http://agustindesnudo.blogspot.com/2012/07/filosofia-el-estoicismo-y-lucio-anneo.html?m=1
[2] El argumento cosmológico es un argumento sobre la existencia de Dios. Es también conocido como argumento de primera causa sobre la existencia de Dios, o el argumento del creador primario. Fue defendido por Tomás de Aquino (1220-1274). Sostiene que todo lo que existe tiene una causa que, a su vez, tiene otra causa, y así sucesivamente remontándose hasta llegar a la causa primigenia, o sea, Dios; no admitía que la serie de causas pudiera ser infinita. El argumento cosmológico o primario es como sigue: 1. Todo tiene una causa. 2. Ninguna causa puede crearse por sí misma. 3. (por lo tanto) Todo es causado por otra cosa (causa y efecto) 4. Una cadena de causa y efecto no puede ser infinita. 5. Debe de existir un inicio o primera causa. 6. La primera causa puede ser definida como Dios al cumplir con su definición. Una variación del argumento creado después de la teoría del Big Bang dice como sigue: 1. Todo lo que tiene un principio tuvo una causa. 2. El universo tuvo un principio. 3. Por lo tanto el universo tuvo una causa (Y la causa incausada es Dios). Así, al preguntarse “¿si todo tiene que tener alguna causa, entonces Dios debería tener una causa?”; en ambos argumentos se indicará que Dios causa sin ser causado, por ser un ser divino. Aunque este razonamiento presenta la crítica de ser considerada un tipo de falacia lógica conocida como «Petición de principio», en que la proposición a ser probada se incluye implícita o explícitamente entre las premisas, y además dentro de este razonamiento, se presenta el siguiente razonamiento referente a Dios: Causa sin ser causado porque es Dios. Es Dios, porque es un Ser Divino Es un Ser Divino porque causa sin ser causado. [url =http://es.wikipedia.org/wiki/Argumento_cosmol%C3%B3gico]
Debemos admitir que existe la posibilidad humana de 1) Rechazar las palabras de los sabios por consideraralas absurdas, primitivas, etc 2) Podemos rechazar las palabras de los teólogos como Santo Tomas de Aquino 3) Podemos rechazar las palabras de la Torah 4) Rechazar el Bing Bang por otra teoria cientifica 5) Rechazar las afirmaciones de Juan 6) Concluir que no conocemos racionalmente como demostrar la validez cientifica de las sabias afirmaciones. 7) Pero la misma escirturas nos dice que creamos por fe que Dios hizo todas las cosas, exceptuándose el mismo («Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.»,Heb. 11:3 RV 1960). El discípulo de Jesucristo creerá, el escéptico no creerá y por su incredulidad, lamentablemente será condenado. Por que la incredulidad es causa de condenación eterna, asi como la fe verdadera es premiada con la salvación.(cf. Ro.14:23 RV 1960;Stgo. 1:6 RV 1960; Jn.3:16; Ro.5:1 ; Hch.4:12;Hch. 16:31;Ro.10:8-9 RV 1960)
[3] ¿Qué es el pecado? Juan define el pecado en 1 Jn.3:4: «Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley» NVI, «El pecado es trasgresión de la ley». El pecado es algo muy serio y universal. Es una violación de la ley moral de Dios. El pecado es vivir fuera de lo justo. Es rebelión contra la voluntad conocida de Dios. [url=http://www.sermoncentral.com/sermons/porque-vino-jesus-frank-lay-sermon-on-bible-study-101615.asp]
[4] El Catecismo de la Iglesia Católica sobre esta doctrina: «CRISTO DESCENDIO A LOS INFIERNOS». En el Credo de los Apóstoles proclamamos que Cristo «descendió a los infiernos». ¿Que significa? Este Credo, formulado en el siglo V, se refiere al descenso del alma de Cristo, ya separada del cuerpo por la muerte, al lugar que también se llama «sheol» o «hades». El Cuarto Concilio Lateranense, en el 1215, definió esta doctrina de Fe. En este caso «infierno» no se refiere al lugar de los condenados sino que es «el lugar de espera de las almas de los justos de la era pre-cristiana» (Ott, p. 191). Entre la multitud de justos allí esperando la salvación, estaba San José, los patriarcas y los profetas, como todos aquellos que murieron en paz con Dios. Todos necesitaban, como nosotros, la salvación de Cristo para poder ir al cielo. (Hch.2:24; 2:31; Fil. 2:10, 1 Pe. 3:19-20; Ap. 1:18, Ef. 4:9). Padres de la Iglesia que enseñaron esta doctrina incluyen: San Justino, San Ireneo, San Ignacio de Antioquía, Tertuliano, San Hipólito, San Agustín. Santo Tomas Aquino enseña que el propósito de Cristo en descender a los infiernos fue liberar a los justos aplicándoles los frutos de la Redención (S. Th. III, 52, 5).
p.632 Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según las cuales Jesús «resucitó de entre los muertos» (Hch 3:15; Ro 8:11; 1 Cor. 15:20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la morada de los muertos. Es el primer sentido que dio la predicación apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos.
p.633 La Escritura llama infiernos, sheol o hades a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios. Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos, lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el «seno de Abraham». «Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos». Jesús no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados ni para destruir el infierno de la condenación, sino para liberar a los justos que le habían precedido.
p. 634 «Hasta a los muertos ha sido anunciada la Buena Nueva…» (1 Pe. 4:6). El descenso a los infiernos es el pleno cumplimiento del anuncio evangélico de la salvación. Es la última fase de la misión mesiánica de Jesús, fase condensada en el tiempo, pero inmensamente amplia en su significado real de extensión de la obra redentora a todos los hombres de todos 605 los tiempos y de todos los lugares porque todos los que se salvan se hacen partícipes de la Redención.
p.635 Cristo, por tanto, bajó a la profundidad de la muerte para «que los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan». Jesús, «el Príncipe de la vida» (Hch 3:15), aniquiló «mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo y libertó a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud» (Heb. 2:14-15). En adelante, Cristo resucitado «tiene las llaves de la muerte y del Hades» (Ap 1:18) y «al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los abismos» (Fil. 2:10).
Un gran silencio se cierne hoy sobre la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey está durmiendo; la tierra está temerosa y no se atreve a moverse, porque el Dios hecho hombre se ha dormido y ha despertado a los que dormían desde hace siglos … En primer lugar, va a buscar a nuestro primer padre, como a la oveja perdida. Quiere visitar a los que yacen sumergidos en las tinieblas y en las sombras de la muerte; Dios y su Hijo van a liberar de los dolores de la muerte a Adán, que está cautivo, y a Eva, que está cautiva con él … Y, tomándolo de la mano, lo levanta diciéndole: «Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos y te iluminará Cristo». Yo soy tu Dios, que por ti me hice hijo tuyo, por ti y por todos estos que habían de nacer de ti … Despierta, tú que duermes; porque yo no te he creado para que estuvieras preso en la región de los muertos. Levántate de entre los muertos; yo soy la vida de los que han muerto».[500]. Esta es la doctrina católico romana [url=http://www.corazones.org/diccionario/infiernos_descendio.htm]
Pero si leemos bien en la Biblia, veremos que jamás dice que Jesús bajó al infierno, esa es una doctrina de los romanistas, y no se encuentra en las Sagradas Escrituras. Lo que la Biblia afirma es que Jesús descendió al Hades
- “Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. (Hch. 2:27)
- “viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos”.(Hch. 2:31-32)
Muchos han sido los teólogos que han pretendido dar una interpretación muy particular de lo que significa ese lugar. Pero yo me quedo con la que entregó el Señor Jesucristo:
- (Jesús dijo:) “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá”.(Lc. 16:19-26)
Los retractores de esta enseñanza del Señor Jesucristo, pretenden desacreditar este pasaje de la Biblia sosteniendo que se trata de una parábola. Pero la verdad es que aunque consistiera en una parábola, en nada resta su validez y autoridad divina, porque las parábolas fueron dichas por el Señor Jesucristo para revelarnos verdades celestiales, a través de hechos terrenales. Y en este punto es necesario aclarar ¿Qué es una parábola? Parábola es una historia de sucesos terrenales que se añade al relato para explicar cosas espirituales. Nunca incluye nombres de personas, porque representa situaciones generales de la vida diaria. Por ejemplo: Un sembrador, el buen samaritano, los dos deudores, etc. Sin embargo aquí en Lc. 16: 20 especifica que era un mendigo que se llamaba Lázaro. Y la situación se desarrolla en la eternidad, no acá en la tierra. Pero como decía anteriormente, en nada hace perder su brillo y verdad, que este relato que hace el Señor consista en una parábola o en un hecho real que él cual Hijo eterno de Dios fue testigo, porque la enseñanza del pasaje es muy evidente. El Hades era el lugar donde iban las almas de todos los muertos antes de la cruz de Cristo, pero que tenía dos compartimentos muy definidos, y separados uno del otro de una forma inalcanzable para pasar de un lado al otro. Un lado, el de tormento, era el destino de todos los que morían en sus propios pecados. La otra sección era el lugar de consolación, donde fue Lázaro, llamado también el Paraíso. La palabra «Seol» proviene del hebreo y el vocablo «Hades» del griego. Ambos significan exactamente lo mismo: «Lugar donde moran los espíritus que se han separado de sus cuerpos a consecuencia de la muerte física» No es la morada eterna de ellos.
LUGAR DE TORMENTO. Algunos ejemplos bíblicos de los que partieron a ese lugar.
DESTINO DE LOS CREYENTES DEL ANTIGUO Pacto, que fueron a ese lugar (antes de la resurrección del Señor Jesucristo). Conocido también como lugar de consuelo, Seno de Abraham o Paraíso, que aunque formaba parte integrante del Hades, estaba absolutamente separado del lugar de tormento.
El Hades tenía dos secciones muy diferentes. El Señor lo describe de una forma muy precisa en la historia del Rico y Lázaro de Lc.16. Los creyentes del Antiguo Testamento miraban el Seol con temor y esperaban salir de allí un día. Creían en la resurrección del cuerpo.
- «Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua».(Dan.12:2)
- «Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios».(Job 19:25)
- «No dejarás mi alma en el Seol».(Sal.16:10)
- «Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque Él me tomará consigo».(Sal.49:15)
El Señor luego de morir en la cruz, descendió al Hades, al lugar de consuelo, Paraíso o como también se le denomina, Seno de Abraham, para proclamar allí que la obra de la expiación había sido consumada, y sacar a los creyentes del Antiguo Testamento que habían muerto en la fe y obras de sacrificios que solamente eran figuras del verdadero.
- «… habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades».(Hch.2:31 RV 1960)
- (Jesús le prometió en la cruz al ladrón que moría arrepentido) «De cierto te digo que HOY estarás conmigo en el paraíso» Lc. 23:43, que era la sección del Hades donde estaba Lázaro y todos los creyentes del Antiguo Testamento. Pero JAMÁS estuvo en el lugar de tormento del Hades, que era donde iban los inconversos.
- Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad…y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?».(Ef.4:7,9)
Testificó personalmente que la obra redentora que anunciaban los sacrificios de animales en la antigüedad, había sido consumada por el verdadero Cordero de Dios. Llevó cautiva la cautividad de los santos del Antiguo Testamento que hasta entonces estaban en el HADES, en la parte correspondiente al Seno de Abraham (Lc.16:19-31), como le indicó al ladrón arrepentido en la cruz, quién fue el último en llegar a ese lugar, el paraíso. Luego de satisfacer la justicia de Dios que demandaba que, la paga del pecado es muerte y sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados; cuando hubo testificado personalmente de los triunfos de la Cruz, de su victoria sobre aquel que tenía el imperio de la muerte, llevó a todos aquellos que se encontraban en el lugar de Lázaro con Abraham en el Hades, hasta la mismísima presencia de Dios. Desde entonces el HADES ha sido lugar exclusivo de la morada de los espíritus de los pecadores que aguardan su juicio final. Después de la cruz de Cristo es sinónimo de INFIERNO, porque la sección del “seno de Abraham” o paraíso, quedó vacía. Todas las almas de los creyentes, del Antiguo Testamento y de la iglesia, están ahora en el cielo.
- «la muerte y el HADES entregaron los muertos…y el HADES fueron lanzados al lago de fuego».(Ap.20:13,15)
La doctrina del Nuevo Testamento para las almas de los redimidos, es que al morir no van al Hades, sino para estar con Cristo en la gloria quien está sentado a la diestra de Dios Padre en el cielo.
- «voy, pues, a preparar lugar para vosotros…para que donde yo estoy, vosotros también estéis». (Jn.14:2,3)
- «Padre…quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo».(Jn.17:24)
- «estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor».(2 Cor.5:8)
- «deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”. (Fil.1:23)
En conclusión, Cristo jamás fue al infierno, sino que a su muerte, fue al paraíso o lugar de consolación, como le aseguró al ladrón que se arrepintió en la cruz. Hoy está sentado a la diestra de Dios Padre, hasta donde llegan todas las almas de los creyentes de la iglesia. Y los inconversos van al lugar de tormento del Hades, donde aguardan la resurrección final para comparecer ante el Gran Trono blanco y desde allí ser lanzados a su destino eterno, que es la muerte segunda. Ap. 20:13-14 “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda”. [url=http://www.estudiosmaranatha.com/faq/faq112.html]
[5] Stoa – Estoicismo
Busto de Séneca, parte de una doble herma (Antikensammlung Berlin).(Wikipedia)
El estoicismo es uno de los movimientos filosóficos que, dentro del periodo helenístico, adquirió mayor importancia y difusión. Fundado por Zenón de Citio en el 301 a. C., adquirió gran difusión por todo el mundo greco-romano, gozando de especial popularidad entre las élites romanas. Su período de preeminencia va del siglo III a. C. hasta finales del siglo II d. C. Tras esto, dio signos de agotamiento que coincidieron con la descomposición social del Alto Imperio romano y el auge del cristianismo. El estoicismo fue fundado por Zenón de Citio (aprox. 333–262 a. C.) —a veces llamado Zenón el estoico para distinguirlo de Zenón de Elea—, de origen chipriota y posiblemente de ascendencia mixta, griega y oriental.1 Se trasladó a Atenas en el 311 a. C. después de una vida agitada.
Por aquel entonces Atenas era el centro cultural del mundo griego, donde se congregaban las principales escuelas de filosofía. Durante su estancia, tomó contacto con la filosofía socrática, en especial la de la escuela cínica, y la megárica. Según Diógenes Laercio, inicialmente se inclinó por el cinismo, siendo alguien especialmente cercano a Crates, pero pronto abandonó esta escuela al rechazar las numerosas «exageraciones» en que estos incurrían, porque no podían ofrecerle ningún programa de vida válido.
Tras este abandono del cinismo, estudió con otros filósofos de las escuelas académica, aristotélica y megárica pero, insatisfecho con ellas, acabó creando su propia escuela, en la que combinaba múltiples aspectos cínicos con los de otros filósofos como Heráclito.2 Desde la antigüedad, se estudió la posible influencia sobre Zenón de doctrinas semíticas tales como el judaísmo o las filosofías del oriente medio; el considerable parecido entre el estoicismo y el cristianismo en algunas doctrinas, sobre todo en la ética y en la cosmología, sugirieron a panegiristas cristianos como Quintiliano y Tertuliano que Zenón estaba familiarizado, por su origen semita, con el judaísmo. Zenón de Citio. El término estoicismo proviene del lugar en el que Zenón comenzó, en el año 301 a. C., a dar sus lecciones en la Stóa poikilé (en griego Στοα, stoa, ‘pórtico’), que era el Pórtico pintado del ágora de Atenas. Pronto atrajo a numerosos seguidores quienes, tras la muerte de Zenón, continuarían y expandirían su filosofía.
El estoicismo fue la última gran escuela de filosofía del mundo griego en ser fundada, y continuó existiendo hasta que en el año 529 d. C. el emperador Justiniano clausuró la Escuela de Atenas. El corpus doctrinal del estoicismo se basó en las escrituras de Zenón, hoy en día perdidas; no obstante, se sabe que escribió numerosas obras entre cuyos títulos destacaban: De la vida conforme a la naturaleza; De los universales; Argumentos dialécticos y De las pasiones. Cuando Zenón muere en el 261 a. C. se hacen cargo de la escuela Cleantes y Crisipo. A decir de Laercio, a este último se le debe que el estoicismo perdurase:
«Sin Crisipo no habría habido la Stóa».
En efecto, Crisipo, que dirigirá la Stóa desde el 232 a. C. hasta su muerte, acaecida en el 208 a. C., fijó el canon del estoicismo, perfeccionó las investigaciones lógicas y sistematizó las enseñanzas de Zenón. Desgraciadamente de su obra sólo han sobrevivido algunos escasos fragmentos y unas pocas referencias hechas por otros autores, resultando complicado discernir qué partes del ideario se deben a Zenón, a Crisipo y a Cleantes. En general, apenas si se han conservado algunos fragmentos de los textos estoicos más antiguos.
Con la muerte de Crisipo, se dio por concluida la primera fase del estoicismo, llamada Estoicismo antiguo. Esta primera etapa se caracterizó sobre todo por el establecimiento formal de la doctrina. Tras Crisipo, dirigieron la escuela Diógenes de Babilonia y Antípater de Tarso, comenzando la época denominada estoicismo medio. Durante la misma se da la expansión del estoicismo por todo el mundo mediterráneo, aprovechando el impulso del mundo helenístico y las redes comerciales surgidas con el auge de Roma.
Sus principales figuras fueron Panecio de Rodas (185–109 a. C.) y, sobre todo, Posidonio de Apamea. Quizá el hecho más destacado de este período fue la introducción del estoicismo entre las élites romanas. La sociedad aristocrática romana de los siglos II y I a. C. valoraba en mucho los tiempos de «nuestros padres», refiriéndose a los siglos anteriores en que la relevancia económica y militar de Roma todavía era escasa. Se idealizaba y exaltaba la sencillez y la sobriedad de la vida de aquellos tiempos y, como en todo el mundo griego, se miraba con desconfianza los lujos y las costumbres modernas, más sofisticadas, que se habían ido introduciendo conforme la República Romana ganaba preeminencia. La doctrina estoica, muy favorable a esos puntos de vista, fue introducida con éxito, y ganó adeptos tan conocidos como Catón el Viejo, Escipión el Africano y Catón el Joven; la notable fama de estos favoreció aún más al estoicismo, que pronto fue la escuela filosófica más admirada por los romanos.
Los estoicos antiguos dividieron la filosofía en tres partes: a)la lógica (teoría del conocimiento y de la ciencia), b)la física (ciencia sobre el mundo y sobre las cosas) y c) la ética (ciencia de la conducta). Todas ellas se refieren a aspectos de una misma realidad: el universo en su conjunto y el conocimiento sobre él. Este puede ser explicado y comprendido globalmente porque es una estructura organizada racionalmente de la que el hombre mismo es parte integrante, siendo la faceta más importante la ética.
De los escritos del período medio apenas se conservan, de nuevo, más que unos pocos textos fragmentados. Usualmente, se considera que tras la muerte de Catón el Joven y la resolución de las guerras civiles que condujeron al establecimiento del Imperio romano, surge la última etapa del estoicismo, el llamado Estoicismo nuevo o Estoicismo romano. Los filósofos de esta etapa han llegado a ser mucho más famosos y conocidos que los estoicos antiguos (y sus obras se conservan en mayor número), y materializaron la implantación del estoicismo como la principal doctrina de las élites romanas.
El estoicismo romano destaca por su vertiente eminentemente práctica, donde las consideraciones lógicas, metafísicas o físicas del estoicismo antiguo pasan a un segundo plano para desarrollar, sobre todo, la vertiente ética de la escuela. Los principales exponentes de esta etapa, y posiblemente los estoicos más famosos, fueron Lucio Anneo Séneca (4 a. C.–65 d. C.), uno de los escritores romanos más conocidos y quizá el estoico mejor conocido, Epicteto (50–130 d. C.), nacido esclavo, y el emperador Marco Aurelio (121–180 d. C.). La obra de Séneca, Marco y Epicteto permite acercarse, de manera sencilla y didáctica, a los principales aspectos del estoicismo, si bien no introdujeron ningún elemento esencialmente original en la doctrina.
Tras la muerte de Marco Aurelio, se considera que el estoicismo entra en decadencia. Las sucesivas crisis políticas, económicas y militares que asolan el Imperio romano durante el siglo III tienen como consecuencia una revalorización de la espiritualidad que el estoicismo no puede afrontar, surgiendo el Neoplatonismo, que, a partir del 250 d. C., desplazará al estoicismo como principal doctrina de las élites. El giro cultural de esta época provoca que el plan de vida estoico pase a ser negativamente considerado; en esta época, esencialmente, el estoicismo ganará su fama de envarado y rígido. Igualmente, el auge del cristianismo afecta negativamente a todas las escuelas filosóficas helenísticas, al ser rechazadas muchas de sus enseñanzas por contrarias a la doctrina cristiana. Para el año 300, la única de éstas capaz de objetar algo al cristianismo es el neoplatonismo, y el triunfo de aquél sentencia definitivamente al movimiento helenista en general, que formalmente concluye en el 529 d. C., cuando Justiniano cierra las escuelas filosóficas de Atenas (el Liceo, la Academia, la Stoa).
No obstante, el estoicismo influirá en numerosas corrientes filosóficas posteriores, desde los primeros padres de la Iglesia hasta Descartes y Kant. Como se ha dicho, los primeros padres de la Iglesia admiraron la ética del estoicismo, que consideraban especialmente cercana a la suya propia; su calma, su serenidad, así como su posición frente a las adversidades hicieron que algunos cristianos como Tertuliano trataran a estoicos como Séneca en los términos de «saepe noster» («a menudo, uno de los nuestros»), mientras que San Jerónimo lo incluyó en su catálogo de santos. Incluso se difundió la leyenda de que Séneca había sido bautizado antes de morir por San Pablo, con quien además habría mantenido correspondencia, y que Marco Aurelio habría igualmente mantenido correspondencia con Pedro y algunos cristianos romanos. Durante el Renacimiento, el estoicismo ganó difusión entre las corrientes humanistas y universitarias: la primera obra de Calvino fue una edición de De clementia de Séneca, y las referencias al estoicismo nuevo son constantes en Erasmo, Juan Luis Vives y Michel de Montaigne. En esta época se revalorizó la actitud vital estoica; en la actualidad, se utiliza cotidianamente el término «estoicismo» para referirse a la actitud de tomarse las adversidades de la vida con fortaleza y aceptación.
Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales, la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la razón y la virtud (tal es la idea de la imperturbabilidad o ataraxia). Asumiendo una concepción materialista de la naturaleza, siguieron a Heráclito en la creencia de que la sustancia primera se halla en el fuego y en la veneración del logos, que identificaban con la energía, la ley, la razón y la providencia encontradas en la naturaleza. La razón de los hombres se consideraba también parte integrante del logos divino e inmortal. La doctrina estoica que consideraba esencial cada persona como miembro de una familia universal ayudó a romper barreras regionales, sociales y raciales, y preparar el camino para la propagación de una religión universal.
La doctrina estoica de la ley natural, que convierte la naturaleza humana en norma para evaluar las leyes e instituciones sociales, tuvo mucha influencia en Roma y en las legislaciones posteriores de Occidente. Además tuvo importancia en corrientes y filósofos posteriores como Descartes y Kant.
En el campo de la lógica desarrollaron la lógica inductiva. Dividieron la lógica en Retórica (ciencia del recto decir) y Dialéctica. En el campo de la física retornaron a la filosofía de Heráclito: todo está sometido al cambio, al movimiento. La física, según el estoicismo, es el estudio de la naturaleza tanto del mundo físico en su totalidad como de cada uno de los seres que lo componen, incluidos los seres divinos, humanos y animales. Fundamentalmente especulativa, y en clara deuda con el pensamiento de Parménides de Elea (unidad del ser) y Heráclito, la física estoica concibe la naturaleza como un fuego artístico en camino de crear. El universo es un todo armonioso y causalmente relacionado (es decir, todo esta relacionado por una serie de causas), que se rige por un principio activo, el Lógos cósmico y universal del que el hombre también participa. Este lógos cósmico, que es siempre el mismo es llamado también Pneuma (‘soplo’, Spiritu en latín), aliento ígneo, ley natural, naturaleza (physis), necesidad y moira (‘destino’, Fatum en latín), nombres todos ellos que hacen referencia a un poder que crea, unifica y mantiene unidas todas las cosas y que no es simplemente un poder físico: el pneuma o lógos universal es una entidad fundamentalmente racional: es Dios (panteísmo), un alma del mundo o mente (razón) que todo lo rige y de cuya ley nada ni nadie puede sustraerse. Inmanente al mundo, el lógos es corpóreo, penetra y actúa sobre la materia (hylé): principio pasivo, inerte y eterno que, en virtud del pneuma o lógos, produce todo ser y acontecer. Todo en la naturaleza es mezcla de estos dos principios corpóreos (materialismo).
Aunque la naturaleza (physis) es plenamente racional, no rige de la misma forma a todos los seres: Los hombres nacen con un alma5 como si fuera una «tabla rasa» pero cuando adquieren cierta madurez pueden, mediante el uso de una «fantasía» aceptar o rechazar las impresiones que los «iconos» que desprenden las cosas fijan en el alma como conceptos.
Cuando el hombre maduro ejerce una «fantasía cataléptica» es capaz de comprender la verdad de los conceptos, a partir de dichas impresiones y elaborar a partir de los mismos juicios verdaderos y razonamientos verdaderos. En los animales irracionales mediante un alma sensible que percibe pero no conoce.
Mediante un alma vegetal en las plantas. Mediante el movimiento local de los átomos regidos por el fatum o destino. La teología estoica es panteísta: no hay un Dios fuera de la naturaleza o del mundo; es el mismo mundo en su totalidad el que es divino, lo que justifica que la creencia en los dioses, pese a su heterogeneidad, sea universal. La concepción de un cosmos dotado de un principio rector inteligente desemboca en una visión determinista del mundo donde nada azaroso puede acaecer: todo está gobernado por una ley racional que es inmanente (como su lógos) y necesaria; el destino no es más que la estricta cadena de los acontecimientos (causas) ligados entre sí:
«Los sucesos anteriores son causa de aquellos que les siguen, y en esta manera todas las cosas van ligadas unas a las otras, y así no sucede cosa alguna en el mundo que no sea enteramente consecuencia de aquélla y ligada a la misma como a su causa». (SVF, II, 945).
El azar no existe; es el simple desconocimiento causal de los acontecimientos. Si nuestra mente pudiera captar la total trabazón (conexión) de las causas podría entender el pasado, conocer el presente y predecir el futuro. Este mundo es el mejor de todos los posibles y nuestra existencia contribuye a este proyecto universal, por lo que, como veremos, no hay que temer al destino, sino aceptarlo. El lógos que todo lo anima está presente en todas las cosas como lógoi spermatikoi, razones seminales de todo lo que acontecerá.
Como el mundo es eterno y el lógos es siempre el mismo inevitablemente habrán de repetirse todos los acontecimientos (eterno retorno) una y otra vez. El mundo se desenvuelve en grandes ciclos cósmicos (aión, ‘año cósmico’), de duración determinada, al final de los cuales todo volverá a comenzar de nuevo, incluso nosotros mismos. Cada ciclo acaba con una conflagración universal o consumación por el fuego de donde brotarán de nuevo los elementos (aire, agua y tierra) que componen todos los cuerpos, comenzando así un nuevo ciclo.
Teoría estoica del conocimiento: Los escépticos, muy influyentes a partir del siglo II a. C. trataban de independizar al hombre del mundo mediante la abstención de juicio. Dudaban de la posibilidad de conocimiento sensible, mediante el pensamiento discursivo y de los resultados de combinar ambos. El relativismo de Protágoras es la base de la duda escéptica respecto a los sentidos. No pueden ser una reproducción inmediata de las cosas si la percepción varía de individuo en individuo y entre distintas situaciones del mismo individuo o del objeto. Estas contingencias no se pueden evitar, así que no hay posibilidad de conocimiento sensible. Por otra parte, las opiniones vienen condicionadas por la costumbre. Ante la contradicción de opiniones no se puede distinguir la veraz. El método de deducción silogística de Aristóteles depende de las premisas. Estas premisas ni se pueden admitir sin demostración ni pueden ser simplemente hipotéticas. Por tanto, el camino del conocimiento de lo general a lo particular mediante el silogismo es imposible, pues el punto de partida es incierto. De modo que lo mejor desde el punto de vista escéptico es abstenerse de juzgar, pues no se puede decir nada más allá del parecer.
Frente a ellos, los estoicos, filósofos preocupados esencialmente por problemas éticos, sostienen que se llega a la virtud por el saber. Por tanto, deben buscar el conocimiento pese a todas las objeciones, y para ello deben encontrar un criterio de verdad certero. Consideran que la percepción deja la impresión de lo externo en el alma, que al nacer sería como una tabla de cera en la que lo exterior imprime sus signos. Las representaciones generales se deben al enlace entre impresiones o a su permanencia. No hay pues ni ideas platónicas ni una energía externa que produzca conceptos. A partir de esta base, el argumento principal de los estoicos para afirmar la existencia de un criterio de verdad es que las impresiones son iguales para todos los individuos. Consideran que el consenso de los hombres sobre las representaciones se puede tomar como punto de partida para la demostración.
Sin embargo, en el último estoicismo hay cambios respecto a este punto. Para Cicerón no se trata del consenso entre los individuos, sino de representaciones innatas, presentes desde el nacimiento en cada uno. Según Cicerón, el hombre nace con unos principios morales, la creencia en Dios y otros. Respecto a las percepciones, los estoicos consideran que el criterio del conocimiento verdadero es la evidencia de la percepción. Las percepciones son verdaderas, el error cuando hay contradicciones está en la opinión, no en las percepciones, que son veraces al mostrar algo en unas determinadas circunstancias.
La moral estoica: Al estar todos los acontecimientos del mundo rigurosamente determinados y formar parte el hombre del lógos universal, la libertad no puede consistir más que en la aceptación de nuestro propio destino, el cual estriba fundamentalmente en vivir conforme a la naturaleza. Para ello el hombre debe conocer qué hechos son verdaderos y en qué se apoya su verdad. El bien y la virtud consisten, por lo tanto, en vivir de acuerdo con la razón, evitando las pasiones (pathos), que no son sino desviaciones de nuestra propia naturaleza racional. La pasión es lo contrario que la razón, es algo que sucede y que no se puede controlar, por lo tanto debe evitarse. Las reacciones, como el dolor, el placer o el temor, pueden y deben dominarse a través del autocontrol ejercitado por la razón, la impasibilidad (apátheia, de la cual deriva apatía) y la imperturbabilidad (ataraxia). Éstas surgirán de la comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo lo que ocurre es parte de un proyecto cósmico. Sólo los ignorantes desconocen el lógos universal y se dejan arrastrar por sus pasiones. El sabio ideal es aquél que vive conforme a la razón, está libre de pasiones y se considera ciudadano del mundo. El cosmopolitismo, que defiende la igualdad y solidaridad de los hombres.[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Estoicismo]
[6][9][10] http://es.wikipedia.org/wiki/Estoicismo
[7] Los primeros padres de la Iglesia admiraron la ética del estoicismo, que consideraban especialmente cercana a la suya propia; su calma, su serenidad, así como su posición frente a las adversidades hicieron que algunos cristianos como Tertuliano tratarán a estoicos como Séneca en los términos de «saepe noster» («a menudo, uno de los nuestros»), mientras que San Jerónimo lo incluyó en su catálogo de santos. Incluso se difundió la leyenda de que Séneca había sido bautizado antes de morir por San Pablo, con quien además habría mantenido correspondencia, y que Marco Aurelio habría igualmente mantenido correspondencia con Pedro y algunos cristianos romanos.[url=http://es.wikipedia.org/wiki/Estoicismo]
[8] Los musulmanes se confiesan «desilusionados con la Sharia» en Nigeria. Después de que, desde el año 2000, doce estados del norte de Nigeria hayan introducido la ley o Sharia, la mayor parte de la población musulmana muestra su desilusión. Habían esperado que los tribunales regidos por la Sharia serían mejores que el viejo y desacreditado sistema judicial de Nigeria, pero muchos notan ahora que solamente los aspectos más ásperos de la Sharia se ponen en ejecución, mientras que se pasa por alto la generosidad y la compasión, revela un nuevo informe. Los gobiernos estatales del norte y los tribunales de Sharia han fracasado a la hora de respetar los estándares internacionales de derechos humanos, según Peter Takirambudde, de la organización estadounidense Human Rights Watch. «También han desatendido lo que muchos musulmanes discuten que son los principios dominantes de la Sharia en sí misma. Se han concentrado en los aspectos más ásperos de la ley islámica mientras que hacen caso omiso de sus principios de generosidad y compasión», añade Takirambudde.
El grupo de derechos humanos presentó el martes en Londres un informe de 111 páginas sobre el uso de la ley islámica en Nigeria. El informe documenta cómo los derechos humanos se violan sistemáticamente como consecuencia de las prácticas jurídicas de la Sharia, mientras que admitían que abusos similares se producen al mismo tiempo en el resto del sistema legislativo nigeriano en el que no se aplica la ley islámica. El informe denuncia que los tribunales de Sharia en el norte de Nigeria habían «fracasado al no poder respetar los debidos derechos de procedimiento, dando como resultado sentencias discriminatorias y duras». Además, los gobernadores de los estados norteños habían utilizado la Sharia como una «herramienta política mientras que perdonaban serios crímenes».
Desde el año 2000, al menos se ha condenado a 10 personas a muerte y varias docenas han sido condenadas a amputaciones y flagelaciones. La mayoría de ellas, según el informe «sin representación legal» y muchos condenados habían sido obligados a confesar bajo las torturas cometidas por miembros de la policía. Los jueces en los tribunales regidos por la Sharia, la mayoría de los cuales no habían recibido la adecuada formación, no habían podido a menudo informar a los acusados sobre sus derechos, denuncia el informe. «Si los tribunales de Sharia hubieran respetado los debidos derechos de procedimiento que aparecen en la constitución nigeriana, no se habrían dictado muchas de estas sentencias», comenta Takirambudde. El informe además saca a la luz la discriminación contra las mujeres dentro de la legislación de la Sharia. Las sentencias habían afectado especialmente a las mujeres en casos de adulterio o relaciones sexuales extramaritales, donde se diferencian penas para los hombres y para las mujeres. Mientras han ido aumentando las críticas, tanto nacionales como internacionales, ante las sentencias promulgadas en nombre de la Sharia, el ímpetu para esta legislación ha disminuido en el últimos dos años. El número de sentencias severas se ha reducido y se han anulado varias sentencias de muerte tras haber sido apeladas. Sin embargo, la legislación sigue contando con estos castigos y los abusos continúan.
En el norte de Nigeria, muchos musulmanes que habían apoyado inicialmente la Sharia se han desilusionado con la manera en la cual se ha puesto en ejecución, según el grupo. Dijeron a Human Rights Watch que éste no era «la verdadera Sharia», sino una «Sharia política», pero tenían miedo de ser calificados de «anti-islámicos» si lo decían en público. «Los gobernadores estatales han defendido la Sharia simplemente para aumentar su popularidad,» denunció Takirambudde. «Estos funcionarios han estado dispuestos a cometer serios abusos para realzar su situación política», subrayó. Sin embargo, y dado que la voz popular ha ido cambiado de opinión, los gobernadores estatales se muestran más vacilantes ahora y tratan de evitar las condenas a muerte. Sin embargo, y a cambio de esto, ahora docenas de personas están haciendo frente a períodos prolongados de incertidumbre, permaneciendo detenidos mientras que esperan un veredicto que les puede deparar cualquier cosa. Algunos han estado ya en prisión durante más de dos años.(Por staff writers)[url=http://www.afrol.com/es/articulos/14243]
[11] http://es.wikipedia.org/wiki/Ep%C3%ADstolas_paulinas
[12] http://www.answering-christianity.com/sami_zaatri/problem_of_paul.htm.htm
[13] http://devocionalescristianos.org/2013/02/como-debemos-responder-a-los-ataques-contra-la-biblia.html
[14][15] http://www.pensamientocristiano.com/Mes/201301.shtml
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Fuentes
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